.:|Final|:.

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(Tn) no sabía que responder o que hacer, lágrimas de emoción empezaron a resbalarse por sus mejillas y sin pensarlo abrazó al chico que tenía en frente con todas sus fuerzas. El joven pelirrojo estaba desconcertado ante la acción de la muchacha, el rubor en sus mejillas se intensificó y su pulso se aceleró aún más.

—También te quiero Nath, creía que era una estúpida al pensar que podrías sentir lo mismo —confesó sin apartarse, el ojiturquesa sonrió al escucharla y la envolvió en sus brazos correspondiendo el abrazo.

Durante algunos minutos permanecieron abrazados, ninguno quería separarse, como si intentaran detener el tiempo y desaparecer todo a su alrededor, quedando sólo ellos dos.

—¡Ya era hora! —Les gritó un rubio de ojos verdes haciendo que se sobresaltaran, Adrien los observaba con una sonrisa divertida, en su mano sostenía su celular como si acabara de tomar una fotografía, (Tn) no lo notó, pero Nathaniel sí.

—¿Necesitas algo? —Le preguntó el pelirrojo mirándolo serio.

—Oh nada importante, no es que sean los protagonistas de la obra que está a punto de empezar —comentó el modelo con cierto sarcasmo en su voz—. Oh, espera. Si lo son

—Vale, ya vamos —dijo Nathaniel, miró de reojo a (Tn) y la tomó de la mano sorprendiéndola, antes de que pudiera decir algo ya se encontraba caminando torpemente detrás del muchacho.

El público esperaba con ansias el comienzo de la puesta en escena, la señorita Bustier dio una breve introducción a la obra antes de dar inicio. El telón se abrió y el escenario de cartón adornado con acrílico se hizo visible.


En la cocina se encontraba una bella mujer que movía el cucharón de madera evitando que el guiso del día se quemara. Su única hija entró a la habitación tarareando una canción.

—Caperucita, necesito que lleves algunas cosas a casa de mi madre —dijo Chloé sin mirar a la muchacha—. Todo está en el cesto de la mesa, anda de una vez —Miró a la castaña y le apuntó con el cucharón de manera amenazadora—. Y por favor, no te tardes.

—Está bien mamá —La joven tomó el cesto y salió de la casa, al sentir el fresco del viento prefirió cubrirse con el gorro de su capa roja.

La ingenua muchacha comenzó a andar hacia la casa de su abuelita, conocía muy bien el camino a seguir por lo que no dudó al adentrarse en el bosque.

No muy lejos de ella, se encontraba un joven lobo que al verla se quedó anonadado por su belleza, aunque Caperucita notó la mirada de alguien extraño no sintió temor y continuó su camino.

Llegó hasta su destino, donde su adorada abuelita la recibió gustosa.

—No hacía falta que trajeras todo esto, pequeña —dijo la azabache.

—Oh abuelita, solo es un pequeño presente por parte de mi madre —contestó (Tn) risueña.

—Ten cuidado cuando andes por estos rumbos, han empezado rumores de que un lobo acecha no muy lejos de aquí —comentó colocando el cesto en la mesa—. Incluso a la luz del día.

—Te prometo que tendré cuidado —respondió la castaña dulcemente—. Oye abuelita, ¿qué bordado estás haciendo ahora? —preguntó la muchacha viendo una tela blanca con un aro de costura sobre una de las sillas.

—Oh sólo son unas flores —respondió la de ojos azules—. Pero se me terminó el tono rojo que necesito y no he podido ir a comprar más por mis dolores.

—¡Te lo traeré mañana! —respondió Caperucita enérgicamente—. Solo dame una muestra y lo compraré.

—Que amable eres, ahorita te doy un trozo de hilo.

El Lobo Que Se Enamoró De Caperucita Roja #PGP2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora