Triste pasado

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Levi no apareció por el piso en dos semana. Aunque Eren al principio había deseado no volver a verlo, que no volviera le empezaba a inquietar. Pero tenía pesadillas con aquella pelea. Nunca había visto un cadáver, ni siquiera el de sus padres.

-¿Eren?-Mikasa le miró desde el sofá. Eren salió de su mundo. La relación entre ellos seguía siendo buena, aunque no coincidían mucho.- ¿Pasa algo?

-Es... nada. -suspiró. Entonces notó algo suave tocarle el cuello.-Ah... pequeñín...-susurró cogiendo en sus manos al gato negro que había salvado.

-Levi te matará cuando se entere.-dijo ella volviendo su vista a la tele, refiriéndose al gato.- Ensuciará su precioso paraíso de la higiene.

Matar. Si. Literalmente. Pensó Eren.

-Oye... ¿no lleva mucho sin venir por aquí? -dijo Eren. Estaba preocupado. De alguna manera, gracias a él había salido con vida de ese día. Él y Ringo, el nuevo miembro peludo de la familia.

-No se.-dijo ella.- Supongo que estará con el rubio. -Eren apretó los dientes con fuerza.

-¿El rubio?

-Si, ya me dijo que si alguna vez pasaba algo fuera a su dirección, que solía estar allí. -señaló un papel de la mesa que se encontraba al lado de la puerta principal.- Deben de ser pareja, o amantes. Lo que sea.-dijo con algo de asco. - Prefiero no saber lo que hace con él.

Eren lo sabía bien, los había visto en plena acción. Aun sabiendo que las manos de Levi estaban manchadas de sangre, seguía queriéndolo solo para él. Extrañaba su tacto, sus labios... extrañaba que le provocase orgasmos que le hicieran tocar el cielo. Maldita sea, ese hombre le obsesionaba.

Pero no estaba preparado para ir tras él, y Levi no vendría hasta que Eren lo pidiera. En el fondo, tenía algo de miedo. No entendía de donde salían esas dotes de matar, esa agilidad y ese manejo de armas que tenía un hombre de 28 años. ¿Tenía que ver con ese trabajo que Mikasa jamás supo que era?


Aquel día en el hospital le hicieron ordenar fichas de diferentes pacientes. No había demasiada acción en su planta. Ayudaba a repartir medicamentos y fichaba a los pacientes cuando entraban. Pero sin unos estudios completos de medicina, no podía hacer más.

Entonces se encendió una bombilla en su cabeza. Se sentó frente al ordenador y escribió en el buscador "Levi Ackerman". Un hombre dedicado a eso tenía que haber tenido algún antecedente, alguna herida, algo. ¿No?

Pero lo que encontró fue peor que todo aquello.

-¿Qu...qué....?-musitó con la mirada temblando.

Tenía 16 entradas en el hospital por urgencias. De las cuales 6 eran en el mismo año, cuando Levi tenía 12. Eren sintió sudor frío por su espalda al meterse a ver qué era lo que había hecho que aquel niño entrara tan grave al hospital.

"Abusos sexuales" "Posible prostitución infantil" "Desgarros anales" "Heridas de ataduras" "Violación" "Hematomas graves"... Eren comenzó a temblar. ¿Cómo podía ser aquello el historial de un niño de 12 años?

Conforme avanzó, seguían apareciendo supuestos abusos y denuncias a la familia, pero al parecer todo había sido en vano. A sus 18, todo desaparecía, coincidiendo con la muerte de sus padres.

Eren trató de dejar de temblar, se sentía idiota por estar así. Pero iría esa misma tarde a por Levi. Quería respuestas. Quería que le explicase.

Tomó la dirección del hombre rubio y fue hasta allí. Era un barrio muy por encima de lo que esperaba. Incluso se atrevería a decir que era rico. Tenía muchos árboles y autos caros. Llamó a la puerta de una gran casa blanca y esperó.

Lujuria . (Ereri/Riren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora