Capítulo II :Wanda

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La noche parecía tranquila. No sé escuchaba nada más que la música a través de los auriculares. La luz de la luna traspasaba sutilmente las cortinas de la habitación, algo que me agrada, pues no dejaba del todo completo el cuarto a oscuras.

Cada noche escuchaba un poco de música antes dormir. Me resultaba relajante, además de que me ayudaba a conciliar el sueño, sin mencionar que de alguna manera me mantenía lejos de los problemas que sucedían.

La música pasó de I'm not the only one a Sing me to sleep dónde hubo un breve silencio entre dicho cambio, en el cuál  alcancé a escuchar pequeños quejidos.

Detuvo la música y se retire los auriculares de los oídos, temiendome lo mismo de siempre.

.... Más quejidos.

No lo dude ni un segundo más y me  levanté rápidamente de la cama para llegar hasta la habitación de Wanda.

— Wanda despierta, estas soñando, Wanda — trate de moverla en un intento de despertarla sin embargo esta no parecía mostrar interés en querer abrir los ojos, tan solo se quejaba. Su ceño estaba exageradamente fruncido y por la orilla de sus ojos cerrados pequeñas gotas de agua comenzaban a aparecer —Wanda despierta — pase mis manos por debajo de su espalda y la atraje hasta mi pecho para que despertará. Nada.

Mi corazón empezó a latir con más fuerza y mi preocupación aumento aún más — ¡Wanda despierta!— está vez grite por lo que logre que loa ojos de Wanda se abrieran de golpe. Su mirada parecía ausente, igual que siempre — Tranquila solo fue un sueño — hablé está vez más tranquilo. Las manos de Wanda se aferraron a mi camisa y su rostro ahora estaba oculto en mi cuello mientras las lágrimas que antes no habían podido salir ahora recorrían su rostro para luego caer en mi hombro.

Wanda no podía dejar de tener pesadilla desde la muerte de sus padres y le resultaba difícil dejar de soñarlos mientras estaban dentro del auto en llamas. Me preguntaba cómo era que sobrevivió en el internado, nadie estaba ahí para ella. En pensar tan solo en esa idea mi corazón se estrujo un poco más y abrace a Wanda con toda mi fuerza. No quería que se sintiera sola, no más.

—Ya no quiero Theo... no más... Sólo has que pare. — suplico entre sollozos.

Ambos nos mantuvimos abrazados por lo que parecieron horas, Wanda lloraba en mi pecho y con mi mano acariciaba su cabeza. Estaba sudando. No sabía que tan malos eran esos sueños pero el simple hecho de imaginarse a sus padres quemarse en el fuego no era una linda imagen.

Luego de que al fin pudiera calmarse pase una mano bajo su piernas y con otra sostuve su espalda. Una vez más tendría que dormir conmigo de lo contrario se mantendría despierta todo el día.

En cuanto entramos a mi cuarto la recorte con suavidad en la cama y corrí a la cocina para prepararle un té de toronjil para calmar sus nervios y lograr que volviera a dormir.

— ¿Ah sido lo mismo de siempre? —  Wanda asintió con la cabeza mientras miraba el final de la cama algo ida. Ya no lloraba, no más, pero el dolor se podía reflejar en sus ojos.

— Se siente tan real. — habló luego de tomar un sorbo del té caliente — El última día que los vi con vida... — No le permití que terminara y me senté frente a ella.

— No puedes seguir torturando así Wanda, no te hace bien.

Wanda  dejo su taza en la pequeña mesa que se encuentroba a un lado de la cama y sólo se limitó a meterse entre las cobijas y girarse para abrazar la esquina de la almohada.

— Te juro que quiero olvidar todo, dejar de sentir esta horrible presión en mi pecho y estas ganas de... — No logró terminar las palabras que quería decir debido a que su voz se cortó.

— Solo vuelve a dormir Wanda, te hará bien.

Me levante de la orilla de la cama y me recostaba del otro lado mirando al techo. Wanda y yo nunca habíamos sido unidos, jamás pronunciamos una palabra lejos de un "hola, me alegra verte". Si bien, era cierto que Wanda es mi prima, no obstante no era común verla seguido, decir que la veía dos o tres veces al año era mucho, mis tíos no frecuentaban mucho la casa de mis abuelos o mis padres debido a la distancia, además de que Wanda siempre había sido una niña tímida y vulnerable por lo que como ya lo había dicho no teníamos una gran relación, esa la tenía con Brandon, su hermano.

Wanda había sufrido mucho los últimos cinco años, en un santiamén su familia se había desboronado y se encontraba sola. Mis padres en ese entonces no habían aceptado cuidarla y mis abuelos tampoco. Sabía que la abuela de parte de la madre de Wanda la cuido por un tiempo sin embargo esta dejo de ser capaz de poder cuidarla por lo que los siguientes dos años y medio Wanda vivió en orfanatos, hasta que al fin logré obtener un trabajo decente y rentar un departamento. Gracias a eso logré sacar a Wanda del orfanato y es que ahora desde hace dos meses ella vive conmigo. Y yo no pretendo abandonarla.

I Can't Go On Donde viven las historias. Descúbrelo ahora