Capítulo III: Sola y débil.

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Advertencia: capitulo extra, por lo que es muy corto. (Escuchen la música mientras lean el capítulo)

(--White--)

Esta bien, me quedé con la incógnita.

Llevo dos semanas sin acercarme a ese bosque, y lo único que he hecho es trabajar para sobrevivir, acepto que conseguir uno a los 13 años es difícil, pero al menos hay gente buena. Lo otro que he hecho es entrenar y volverme fuerte. Aunque es obvio que en pocos días no tendré resultados, pero por ahí va.

Y como paso ahora lo mitad de mi tiempo en el centro del pueblo, he notado que siempre, una vez al día, llega una chica encapuchada; y sin darnos cuentas, ya está corriendo de algunos pueblerinos por estar robando pan, alimentos u otras cosas. No sé si es porque son idiotas, ciegos, retrasados -o porque yo tenga buena vista-, pero siempre observo por unos escasos mili-segundos, unos ojos rosados.

Sé que es ella, pero no la delato por razones desconocidas; y ni que fuera a hacer una diferencia, porque aunque diga que es ella, no se van a adentrar al bosque y reprocharla por robar alimento, si no lo hacen por matar gente, no lo harán por nada. 

Cuando sea más grande y alcance los 16 años; la enfrentaré y la acabaré con mis propias manos, cubiertas, claro está. Porque a esta edad, no haré más nada que hablar estupideces.

Todas las tardes, cuando voy de camino a mi hogar, paso frente del maldito bosque, sin falta, siempre lo hago, sin razón alguna. Pero no he tenido el valor de adentrarme; no desde la última vez que lo hice.

(--Pink--)

Siempre me quedo observándola, desde ese día, pasa todos los días al frente de mi hogar, y yo también -sin falta-, la veo seguir de largo, hasta desaparecer por la lejanía.

No sé que es, pero hay algo en esa chica que me atrae, no quiero averiguar que es; no me debe interesar, no debe...

¿Por qué no la tocas?, acaba con ella; después de todo, tú mataste a su padre; y concédele el favor de reunirla con él —me habló de nuevo esa maldita voz.

¡Ya no la soporto!

Está ahí desde que tengo memoria, pero cuando murió mi madre, se volvió aún más irritante. Su voz es rasposa y suena de ultratumbas, siempre ordenándome hacer algo -y nunca es algo bueno-, pero yo nunca las quiero hacer.

Oh, vamos, no puedes ignorarme toda la vida —Lo escuché hablar lascivamente.

— ¡Déjame tranquila! —grité ya alterada, me paré de dónde estaba y caminé hacia mi cuevita.

Aunque yo no esté, tú nunca estarás tranquila...

Me senté en el suelo y abracé mis rodillas.

— Tienes razón, pero aún así, debo aparentar estar tranquila.

¿Y a quién quieres engañar con que estás tranquila?, no tienes a nadie, estás sola, ¿Lo recuerdas?

— No lo repitas... —pedí escondiendo mi rostro en mis piernas.

- Sola...

— Cállate

Sola

Sola

Sola

Sola

Sola

Sola

Sola

— ¡Que te calles!

Sin más, solté a llorar.

Tiempo indefinido después:

(...White...)

Por fin he crecido, mi cuerpo ha tomado volumen, y me he vuelto fuerte. Y aunque haya pasado años, yo nunca olvidaré la venganza en honor a mi padre.

— Volveré para mañana, pequeña, trataré de conseguir ese dinero — murmuró mi padre sentado en la orilla de mi cama.

Espero que vuelvas bien, Papá.

Lo haré...

Y sin más, salió de mi habitación, viéndolo vivo por última vez.

Luego me enteré que la caza de ese monstruo valía mucho, dándole sentido a lo que había dicho mi padre. Recordando miles de veces esa escena sin falla alguna.

(--Pink--)

Mi cuerpo ha cambiado mucho, me he vuelto más "femenina" por así decirlo, lo único que no cambia es mi corte de cabello y mis ojos. Esa molesta voz aún sigue ahí, e igual de irritante como siempre; pero con el pasar del tiempo, me di cuenta que es lo único que tengo, dándole el "honor" de ser mi amigo. (Aunque sigue dándome esas raras órdenes y el hecho de que a veces me lastima con sus comentarios).

Los insultos a mi persona siguen iguales -o peor-, ¡He incluso han intentado quemar mi bosque! Pero luego se dieron cuenta de qué, si lo queman, su pueblo terminaría igual -gracias a la cercanía-.

Mi mala costumbre por observa a esa rara chica no ha desaparecido, y ella tampoco ha cambiado de camino de ida. Su cuerpo ha cambiado mucho, volviéndola más atractiva.

¿Por qué no te vengas de ellos?, de ese estúpido pueblo, el que te ha hecho mucho daño e insultado, anda, sé que quieres hacerlo; y recuerda que tú no eres la única afectada, ¿Recuerdas a esa pobre chica?, harías un enorme favor a esta maldita humanidad; hazlo, sería divertido.

— No lo sería, no es divertido ir matando pueblos —respondí seria mientras me sentaba en la orilla de un hermoso arrollo.

Claro que lo sería, también te recuerdo que ellos mataron a tu querida madre, ¿No es cierto?

— ¡Te dije que te callaras!

Eso, déjate fluir por la ira.

Respiré hondo; tenía que tranquilizarme, quedar cuerda.

Tú no tienes a nadie más que a mí, soy tú única compañía.

— ¡Cállate!

Odio la palabra sola, la odio con toda mi alma, y él lo sabe muy bien.

La muerte es la salvación.

— ¡Claro que no!

Tú eres la muerte.

— ¡Que te calles de una maldita vez! —Ya no podía soportarlo, llevé mis manos a mi cabello, jalándolos de la desesperación.

Mis ojos ya se estaban inundando de lágrimas.

Débil...

— Lo sé...

— ¿Por qué gritas como estúpida?

Escuché preguntar alguien atrás mío.

Ópalo-Alejandrita.

El color de la Muerte... |·Whink Diamond·|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora