El viaje por carretera se hizo interminable para Saray que estaba muy nerviosa por las palabras que él le dijo de manera tan enigmática.
Inspiró para tratar de desaparecer un poco la presión que sentía en su pecho. ¿De qué quería hablar él? ¿Por qué estaba tan callado y serio? No solo había un camino y ella lo intentaría, no podía dejar quemar el pan ya a la salida del horno, se decía ella mientras lo miraba de reojo.
— ¿De qué quieres hablar? —dijo sin mirarlo — ¿Es algo malo, que dije o que hice?
— En tu casa hablamos—corto él con la clara intención de no hablar en esos momentos.
Ella gimió muy profundo, tanto que llamo la atención de él, haciéndolo girar para mirarla rápido, para luego volver su atención a la carretera.
— ¿Todavía quieres comer ese helado de chocolate? — le pregunto.
A ella le brillaron los ojos de la emoción y la boca le escurría agua a montón haciéndola olvidar por un instante la tensión que ella mostraba con claridad.
—¡Si!, ¡por favor, muero por un rico y enorme helado de chocolate! — dijo ella con la boca llena de agua.
Llegaron al centro d Salamina y en una de las mejores cafeterías llamada de manera pintoresca "Brisas de Salamina" lo cual todos se reían al ver que la brisa era poco por el calor tan intenso que siempre había en la región.
Se instalaron en unas de las mesas que se encontraba ubicada frente a unos enormes ventanales. Estos tenían una vista muy bella del gran parque en donde se encontraba el gran emblema de la región un gran toro, enorme y fuerte esculpido en bronce.
Después de pedir él se concentró a mírala. Estaba realmente bella.
—Pero que yo recuerde a ti no te gusta el chocolate porque en muy grasosos— le recordaba él con cierta malicia. — bebió un trago del jugo natural que colocaron frente a él.
— Si, pero... — Devoraba la gran copa que tenía llena del delicioso manjar— yo desde hace varios días, solo pienso en chocolate, helado de chocolate... ¡Esta riquísimo!
— Come con calma, te puede hacer daño— le comentó muy bajito para que las personas no los escuchara—hasta te puede producir vómito como sigas comiendo a la carrera.
Ella comía con ganas su helado y no le prestaba atención a lo que él decía ni en la forma que se lo decía.
—Es que no puedo evitarlo, siento que se derrite en mi boca, y es tanta la dulzura que se me hace agua la boca, oh, Dios esto está buenísimo— lo mira risueña y come sin parar.
Adán solo se limita a verla comer, él sabe que tarde o temprano ella se dará cuenta de porque esos cambios en su organismo.
Al llegar al El retorno, Saray se sorprendió al ver varios camiones que bajaban material de construcción y otras cosas
— ¿Y aquí qué pasó? — Matilde la abrazo y fue cuando ella aprovecho para saciar su curiosidad.
— Tu marido, le va a hacer unas reformas a la casa, pero tú eres la encargada de dar los vistos buenos— ella la tomo de las manos—¿Cómo has estado, mi reina? Me tenías muy preocupada, él apenas se enteró que estabas con el idiota de Julio se enfureció mucho.
Saray como ya la conocía sonrió y mirándola a los ojos.
—¿El idiota de Julio? — la comisuras de sus labios se elevaron hasta que ella soltó una carcajada al ver la cara compungida de su suegra— Por favor ya déjalo, al fin y al cabo, tu ganaste ¿No?
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Mentira de Amor. Serie Salamina Nº 2
Romance¿Cuándo el amor de una niña por un hombre se convierte en amor de mujer? Saray admiraba a Adán, por salvarle la vida; pero sin darse cuenta se enamoró locamente de él. Él dos años atrás lo habían plantado frente al altar y todo el pueblo de Salamin...