Saray se dedica a hacer toda clase de oficio con tal de no pensar en la estupidez que hizo y que ahora no sabe cómo arreglar sin que su orgullo quede echado a perder; por eso sea dedicado por las tres últimas cuatro horas a hacer y a deshacer un sin números de ejercicios.
Por fin llega la noche y debido a los medicamentos Matilde siempre se acuesta a dormir temprano, dejándola aún peor, por no tener la excusa para esperarlo y tratar de arreglar todo lo que ella hizo. Después de mucho pensar y reflexionar sobre su propio comportamiento tan estúpido por los celos que la invadieron decidió buscar una solución.
¿Cómo podía rechazar a su esposo? ¿Acaso era estúpida?
Ella no se lo había quitado a ninguna otra mujer. Él era suyo, como ella le pertenecía a él.
Se propuso que a la mañana siguiente arreglaría las cosas entre los dos, solo esperaba que no fuera tarde, él era un hombre muy difícil, si lo supiera ella.
Saray sube a su recamara y se da un largo baño, desde que se casó con Adán siempre han dormidos juntos, ella cierra los ojos y recuerda como él con cuidado la acomoda sobre su pecho y el calor de él la embriaga hasta que se queda dormida.
Suspiro melancólica. Esa noche, sería su primera noche sola después de haberse casado.
Miro por quinientas vez el reloj y eran las diez de la noche, y él no llegaba, si él llegaba a estar con la estúpida de Alma ella era la única culpable,
—«Eres una tonta» — se recrimino mentalmente.
Ya vencida por el cansancio tanto del viaje como de todos los oficios que se inventó termino acostándose y se durmió casi de manera inmediata.
Son pasadas las dos de la mañana y Adán llega con unos tragos en la cabeza, cansado y malhumorado.
La junta en la empresa Diko le ha quitado mucho más tiempo del que él hubiera deseado estar allá, tenía aun problemita que resolver con su mujer. Esa reunión no la podía eludir porque era lo que a él le confirmaría la seguridad económica tanto del rancho como la de su nueva familia. Su proyecto de producir ganado genéticamente alterado para la venta de restaurantes extranjeros era ya un hecho, pero le estaba tomando mucho más tiempo del que él se imaginó.
Camino por toda la sala sin prender ninguna luz y habilidoso subió las escaleras y se detuvo en el corredor que lo llevaba a la habitación de Saray.
Suspiro y decidió entrar a la habitación matrimonial.
Se quitó el sombrero y lo arrojo en una silla cercana, camino por la habitación, se arrojó en la cama vestido, se quedó mirando el techo de la alcoba aun con los tragos en la cabeza, sus pensamientos solo daban vueltas en la mujer que debía estar dormida muy plácidamente en su cama, en sus brazos como debía ser y no en otra habitación.
— ¡Saray! — murmuraba. — Voy a hacer que me vuelvas amar, ya verás. Tu una vez me amaste, pero ahora me desprecias — la inseguridad de Adán es patente — no voy a permitir que ningún hombre te tenga, solo yo. Murmuraba posesivo mientras se levantaba de la cama y comenzaba a desvestir las prendas.
Resuelto fue al baño y se dio un largo baño frío para bajar todo el alcohol que le tenía en su sistema y que lo tenía abrumado. Salió con una toalla anudada en las caderas y el agua escurriendo por todos los lados del cuerpo.
— ¡Tú eres mía! — abrió el closet y comenzó a sacar toda la ropa y la arrojaba en la cama, luego paso a los cajones y uno a uno saco todas sus pertenencias y cuando ya tenía un gran montón de trapos sonrió malicioso.
— Si la ovejita no viene al pastor — río y recogió toda la ropa y se encamino a la habitación de Saray y abrió la puerta con cuidado de no despertarla y arrojando la ropa en una silla — el pastor viene por su ovejita.
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Mentira de Amor. Serie Salamina Nº 2
Romantizm¿Cuándo el amor de una niña por un hombre se convierte en amor de mujer? Saray admiraba a Adán, por salvarle la vida; pero sin darse cuenta se enamoró locamente de él. Él dos años atrás lo habían plantado frente al altar y todo el pueblo de Salamin...