B. pt 2

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Lancé la pelota otra vez lo más lejos de mi que pude. 

Mamá lleva todo el día insistiendo en que le hace bien a mi salud mental pasar más tiempo de calidad con mi hermano, pero este malandro me odia y decide que prefiere jugar aquí afuera con su pelota que estar "Pegado a una pantalla todo el día". Estoy segura de que por fín se dio cuenta que le daba el control apagado y esta es su venganza. Eso, o le engatusaron para que me sacara de mi cuarto.

Me pidió que lo ayudase a practicar sus coloques porque quiere aplicar para el equipo de voleibol cuando entre a la secundaria, y me parecería super adorable y entretenido si no fuera porque el muy manco no puede ni hacer un pase básico. 

Se ha obsesionado con Haikyuu y yo tengo que pagar el precio.

Después de los veinte minutos que llevo intentado enseñarle la forma correcta de colocar sus dedos para darle a la bola con la fuerza necesaria, por fin logra levantarla lo suficientemente alto… Sólo para que esta se vaya por encima de la pared hacia el patio vecino.

–Mierda. –Maldigo, al parecer, a un volumen suficiente para que Shun logre escucharme y amenaze con decirle a mamá que dije una "palabrota".

Antes de que empiece a chirriar por su balón feo empiezo a escalar la pared que divide nuestros jardines sin realmente pensar en las consecuencias de meterme sin permiso a propiedad ajena.

En un momento de claridad mi mente dibuja la imagen del bonito vecino, ¿Y si me ve? ¿Y piensa que soy una loca que lo está acosando?

Primero me ve mirando a escondidas su cuarto desde mi ventana y ahora me va a encontrar entrando a su jardín sin permiso.

Parezco un acosadora.
Pero yo estoy no acosándolo.
Es diferente.

–Noona, baja de ahí, no puedes hacer eso.

Siguiendo la civilidad que queda dentro de mi, bajo de un salto lo que había subido con anterioridad y al mirar a Shun le muestro mi hermosa lengua.

No sé quién es más infantil.

Salgo de casa no muy segura de lo que voy a hacer y sin darme cuenta ya estoy frente a la puerta vecina tocando el timbre.

Rezo por encontrarme con la señora Akabane pero quien me abre la puerta es el apuesto chico pelirrojo de la linda vista color cobre. 

–¿Si? –Sé que debo responder a su pregunta como una persona normal y civilizada pero mi cerebro en frente de gente atractiva dice "Asta la procsima" y se me traba la lengua. Es incluso más difícil con él cuando se parece tanto a mi Ultimate Husbando.

–Eh... –He de parecer una tonta seguro. Tengo la osadía de mirar su rostro y no puede haber sido más mala idea. 

Es que es un Cosplay no-intencional de 707 andante, me muero.

Él continúa viéndome y una sonrisa confundida aparece en su rostro, el pánico de ser un show de comedia contra mi voluntad me ataca.
Muevo mis dedos nerviosamente.

Literalmente cualquier cosa que sirva de distracción sería el cielo. No importaba el qué, algo que me sacase de este agujero de ansiedad en el que yo solita me había metido sería recibido con amor y agradecimiento.

El cierra-y-abre movimiento de mi boca crea un momento incómodo que es interrumpido por un semi-desnudo cuerpo musculoso que se postró frente a mi, al lado de Akabane.

Bueno, olvídenlo. Esto es peor.

Es un chico bastante alto. Si ya de por sí el pelirrojo lo es (Al menos en comparación a mi), este le sobrepasa por unos cuantos centímetros, delante de ellos me siento pequeña aunque mi estatura en realidad esté por encima del promedio. Su cabello negro está mojado al igual que su torso, agua deslizándose por lugares que no debería estar mirando. 

Through the Window - Akabane KarmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora