El demonio rojo y Yunikon-chan.
Entre despertar por un horrible chillido ensordecedor o un ataque físico con una almohada vieja hacia mi persona, honestamente no prefería ninguno. Por eso me encargué de desconectar el nuevo reloj de cabecera que me fue entregado ayer y me había puesto mi propio despertador en mi teléfono unos quince minutos más temprano de lo necesario.Porque despertar con Fire de BTS era una manera mucho mejor de empezar el día. Aunque tenía que asegurarme de cambiarlo luego para que no pasara lo mismo que con IDOL, aka, la innombrable.
Me levanté de la cama cuando la canción terminó -Porque no me apetecía detener tal obra de arte- y después de sostener mi ritual de admiración zapatil matutina, decidí por fin ponerme de pie.
Tomé rumbo al baño e hice la rutina que tengo que hacer en la mañana ahora que el infierno llamado preparatoria empezó. Durante mi estadía en la ducha sentí la puerta de mi habitación abrirse y me dediqué a imaginarme con orgullo la cara de mamá al ver que ya me había despertado.
Salí del baño con mi bata blanca con capucha de unicornio bien amarrada en la cintura una vez había hecho mi proceso de perfurmación, tan sólo con mi ropa interior debajo. Mi reacción instantánea fue chequear el estado de mi ventana como si mi vida dependiera de ello. Bueno, la dignidad que me quedaba lo hacía.
Mi estado de pánico no fue por el simple hecho de encontrarla abierta, como ya estaba esperando, si no el panorama que encontré fuera de ella cuando me acerqué a cerrarla.
Recostado en el marco de su ventanal con una sonrisa aterradora brindaba a mi persona y la cámara de su teléfono apuntando en mi direccion, se encontraba el demonio carmesí que había hecho mi primer día de instituto un infierno de vergüenza.
Tenía una camiseta holgada manga corta negra y su pelo estaba agraciadamente revuelto, lo que me hizo pensar que se acababa de levantar. Odiaba que se viera tan bien, era un peligro demasiado atractivo y estaba confundiendo a mi sistema nervioso.
–¿Ya empezó el espectáculo, Yunikon*-chan? –Pronunció, llevando a mi pobre alma al abismo de la ignominia, donde mi honor y dignidad habían desaparecido de la faz de la tierra. Mi reacción inmediata fue cerrar la enorme puerta de cristal para asegurar mi seguridad.
Su sonrisa de pura gracia y condescendencia se ensanchó más cuando en un acto involuntario, de obvia gran madurez, le mostré mi lengua en forma de desagrado, antes de juntar con furia los dos laterales de mi cortina frente a su injustamente apuesta cara.
Con más prisa de la usual terminé de hacer todas mis preparaciones para salir como una bala de mi casa, con la clara intención de no tener que encontrarme a la mancha roja durante, al menos, el resto del día.Llegué antes de las siete y agradecí a los Dioses allá arriba por brindarme el panorama del aula casi por completo vacía.
Tomé asiento con prisa, pasando de todo el que ya estaba porque desconocía sus identidades. Una vez estuve cómoda saqué mi móvil y le conecté mis auriculares aprovechando que técnicamente no era horario de clases así que no debería ser castigable.
Apreté la reproducción alertoria y tuve que reprimir las ganas de bailar y cantar cuando Gee empezó a sonar en mis oídos.
Me imaginé los pasos en mi cabeza, pasos que me sabía, paso que me había aprendido yo solita en mi vieja habitación. Me aprendí muchas coreografías ahí, a pesar de que era tan pequeño que tenía que mover mi cama y la cuna de Shun para poder tener un espacio aceptable.
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Through the Window - Akabane Karma
FanfictionKarma empezó a abrir su ventana cuando las clases empezaron. Las de Nayeon siempre estaban abiertas.