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El nuevo shipp de Tomoyo.

No sé cómo demonios logré llegar al instituto a tiempo después de haber dormido tan solo una hora en toda la noche, pero aquí estaba.

Apenas era miércoles y yo ya quería morir. Ya me habían dicho que la preparatoria era pesada, pero Kunugigaoka, dónde tienes que esforzarte de sobre manera, tenía que ser un caso extremo.

Mamá no pudo haberme inscrito en un instituto normal.

Ni siquiera sé cómo pasé el examen de ingreso y terminé en la clase B, considerando lo estricto que era el colocamiento de estudiantes aquí. Porque, aunque mi papá insistiera en decir que yo era inteligente y una buena estudiante, no lo sentía así en absoluto.

No porque me fuera difícil entender el contenido de las clases, más bien porque académicamente hablando era una enorme holgazana.

Arrastrándome por las escaleras conseguí llegar hasta el pasillo de mi clase y como si el castigo de subir tres plantas a pata no fuese suficiente, frente a la puerta de nuestra clase se encontraba Shiota-san entablando una alegre y despreocupada conversación con el demonio Akabane.

Ah ¿Por qué traes esa cosa aquí?

Retrocedí, a una rapidez que hacía perdida con mi nivel de pereza y sueño actual, y me escondí lo mejor que pude detrás de la pared.

No hay ni una sola pizca de mi cuerpo que quiera ver a Akabane hoy.

Decidí sentarme en el borde de la escalera aguardando por una oportunidad de llegar a mi clase. Acomodé mi gorrito de lana, golpeteé mis rodillas con mis manos al ritmo de la batería de la canción que escuchaba en mis audífonos y recibí unas miradas condescendiente de los estudiantes que subían o bajaban la escalera.

Aquello me hizo ponerme de pie y pretender que veía algo en mi teléfono.

Y akabane seguía ahí.

Que puta desgracia ;,-;

Me dolía mucho la cabeza y sentía el cuerpo pesado, de verdad no tenía fuerzas para lidiar con esto el día de hoy.

No había tomado mi siesta vespertina ayer cuando llegué a casa y eso combinado con mi desarreglo de anoche me estaba cobrando factura.

Todavía quedaba un rato para que las clases empezarán y a pesar de que sólo tenía unos cinco minutos aquí de pie, se sentían como horas. Cometí el error de volver a acomodarme mejor sentándome en uno de los escalones y recostando mi cabeza, cerrando mis ojos en seguida por mera inercia.

Decidí que tomaría un pequeño descanso mientras esperaba que esos dos dieran fin a su interminable conversación, pero a tan solo unos segundos dentro de los brazos de Morfeo, sentí como alguien movía rápido mis hombros. Hice un esfuerzo sobrehumano para poder abrir los ojos y ver de quien se trataba.

-Nayeon-chan, ¿Por qué estás durmiendo aquí? Te ves horrible. -Reconocí al instante la voz de Shinozuke.

-Solo estoy un poco... cansada. -Intenté ponerme de pie pero al hacerlo y tambalear, volví a dejar mi peso sobre el escalón.

-Pareces enferma, creo que será mejor ir a la enfermería. -Sin siquiera pedir mi consentimiento pasó su mano alrededor de mi cuello para crear un soporte pero tan pronto intentó hacernos avanzar, no logró nada. -Agh, Nayeon-chan, pesas mucho. -No tenía ganas para reprocharle nada. -Oh, we're Lucky. ¡Nagisa-Kun!

Ah, claro. Por supuesto.

-Shino- ¡Ah, Min-San! ¿Te encuentras bien? -Agh, ¿Tan mal me veo?

Through the Window - Akabane KarmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora