Todas las mañanas amanezco con dolor de cabeza. Todas las tardes, observo el cielo con fatiga. Y todas las noches me acuesto con ganas de vomitar lo que siento.
Todo lo que transcurre en mi vida gira como una noria. Yo me encuentro en una de sus cabinas. Cuando la noria me deja en la zona más elevada, la estructura que me sujeta se rompe, caigo, y la cabina cae sobre mí, asfixiándome. ¿Por qué esa estructura no está hecha de otro material? ¿Por qué no me sostiene?
En mi casa (si se puede llamar así), se siguen escuchando risas.
-Ahyton, ¿de qué te ríes?
-Mira por la ventana- Dice con ojos curiosos.
Nunca me había dado por despejar las cortinas, y cuando lo hice, una tenue luz correspondiente a las siete de la mañana me ilumina la cara. Al frente, veo un chico jugando con una niña. Esta última, por su estatura, deduzco que tiene la edad de mi hermano. En cuanto al chico, creo que no supera los dieciséis años, por lo que tendrá más o menos mi edad.
-¿Qué tiene de gracia? Son sólo dos personas pasando el rato.
-No lo estás mirando bien.
-Que sí Ahyton, ¡déjame ya! sólo me haces perder el tiempo.
-Caya. ¿Lo oyes?
-¿Qué tengo que oír?
-Sus corazones. Están riendo. ¿No lo sientes?
-No.
-Por eso yo río y tú no. Porque no sabes oír la felicidad. Expresan alegría. ¿Ves sus dedos entrelazados? Nunca se separarán. Es un bonito juego, por qué no jugamos ahora nosotros?
-Déjate de tonterías. Y ahora cierra la ventana que me molesta este sol.
-Dame tu mano.
-¡¡DÉJAME POR FAVOR!!
Ahyton me mira dulcemente, en este momento no lo soporto. Me siento en el suelo muerta de cansancio; ese renacuajo se cree que puede despertarme a las siete de la mañana sólo para hacerme perder el tiempo. No... no... claro que no.
-Vamos, Aneu*, juega conmigo. Sólo tienes que cogerme los dedos como hacen ellos.
-Te he dicho que me dejes.
-Entonces... corre.
-¿Que corra?
En un abrir y cerrar de ojos, sale Ahyton corriendo por la puerta de casa y desaparece.
-¡¡¡¡¡AHYTON!!!!!
Mi voz ocupa el silencio y mi desesperación el ambiente.
¿Por qué me pones pruebas tan difíciles, universo?, ¡no las soporto! Lava mis manos y yo las superaré, pero no me coloques ninguna medalla, todavía tengo que cuidar de este delicado mundo.
*no me había presentado antes, este es mi nombre, Aneu, chica solitaria, y amante de la naturaleza. El significado de una palabra escrita o dicha, no es comparable con las acciones escritas o dichas de quien lleva esa palabra como modo de ser reconocido.
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No dejes el mundo en mis manos
Random"Sólo me quedan los suspiros y la responsabilidad de cuidar de mi hermano. No dejes este delicado mundo en mis sucias manos, universo"