04

1.4K 140 25
                                    

Mía.

Enfermo, después de estar aquí ya una semana no he comido ni bebido bien, ya no tengo fuerzas, solo quiero morir.

¿Por qué me pasó esto a mi? ¿qué hice de malo para sufrir esto?

No ha dejado de golpearme, de tocarme. Las heridas que me ha hecho con la navaja no han cicatrizado porque cuando están a punto de sanar el vuelve a enterrarla en el mismo lugar. Las quemaduras que me hace con los cigarrillos arden, solo quiero que esto acabe.
Si por lo menos hay algo bueno de todo esto es que ya no me amarra mas pero mis piernas están lo suficientemente débiles como para no soportar mi peso y buscar una salida.

¿Dónde estará Tae? ¿Mi familia me estará buscando?

....

Taehyung.

Cinco días sin saber de Mia, cinco días desde que aquel hombre me dijo que no la buscara, que el es su novio. No me como este cuento, es raro, mi cerebro no procesa nada.

La he buscado por debajo de las rocas, he movido cielo y montañas y no se nada, su familia también la esta buscando pero es como si la tierra se la hubiera tragado ¿y si es verdad todo lo que “su novio” me dijo? No no, Mia no me haría esto, ni a mi ni a su familia, no se haría esto a ella misma.

Tratamos de buscar la localización de esa llamada pero fue imposible, al parecer se deshicieron del teléfono o algo por el estilo, solo no existe mas.

¿Estará sufriendo? ¿Estará bien? ¿Mia, dónde estas?

Hermano ¿lo estarás haciendo como te enseñé?

....

Mía.

He decidido no sufrir más.

Me pondré de pie y buscaré algo con lo que me pueda defender o por donde pueda escapar.
Me levanté con dificultad, no se ve nada, todo es oscuro, solo siento sobre mis pies la húmeda y viscosa sangre que ha salido de mi gracias a el. Este lugar esta encerrado, pero no debe de estarlo del todo, hay aire aquí, debe haber una salida o una rendija.
Comencé por tocar solo con mis manos la fría pared, hasta que sentí un poco de viento revolotear mi cabello. ¡La encontré! ahora solo debo desarmarla y entrar por el conducto. Fui al mueble de donde el saca siempre las cosas con las que me lastima, agarré lo primero que mis manos sintieron, creo que eran unas pinzas. Sin más ni más me dispuse a desatornillar la reja, por la oscuridad no sabía cuántos tornillos eran, quité uno a uno, hasta que cayó el último provocando que la reja cayera haciendo un gran sonido.

—Carajo, carajo carajo -dije escuchando que el se acercaba.

—¿Qué demonios estas haciendo? -dijo gritando del otro lado de la puerta.

Justo cuando el la abrió no se de dónde saqué fuerzas pero brinqué dentro del conducto, ¿me iba a perseguir?

—¡Eres una estúpida! -dijo con gran enfado.

El alcanzó a jalar uno de mis pies pero con el otro pude darle una patada en la cara haciendo que éste soltara mi pierna.
Mi corazón comenzó a acelerarse cuando empecé a gatear lo mas rápido que pude estando detrás de mi, el.

Gatee, no paré, hasta que me topé con que no había más a donde ir, debajo de mi solo había otra reja que parecía dar al baño de la casa. Aún en mi mano tenía en mi poder las pinzas que tomé del mueble así que me puse a desatornillar con toda la rapidez que Dios me mandó en ese momento.

—¿Dónde estas? -dijo cantando- ¿No sabes que ya no hay más salida, pequeña?

Logré quitar la reja, bajé con mucho cuidado evitando el ruido. Estando abajo volví a colocar la reja, esperando que el creyera que no había bajado por aquí.
Perdí la noción del tiempo desde hace días, pero mi instinto me decía que estuve por lo menos unos veinte minutos encerrada en el baño. Alcé mi mirada a la reja, de ella comenzó a salir un humo con olor extraño. ¿Acaso el pensaba que seguía allá arriba? Estúpido. Sonreí triunfante, por fin me largaría de aquí, volveré a ser libre.

Me miré en el espejo, me miré profundamente, todas las marcas, sangre y moretones que me había dejado en el rostro pronto iban a sanar.
Pero algo me regresó a mi realidad...

Te dije que aquí ya no había salida, pequeña -dijo posando su mano sobre mi hombro.

No dejé de observar tras el espejo, el traía una especie de máscara de conejo.
Al final entendí que todo este tiempo había sido el.
Una de sus manos me tocaba mientras que la otra sostenía un cuchillo, era mi final.

— Fuiste mala, mala, mala, tontita ¿no sabes que esto me enoja mucho, verdad? -dijo soltando una risilla.

Subía y bajaba el filo del cuchillo sobre mi brazo izquierdo. ¿Qué debo hacer? Tomé del lava manos las benditas pinzas sin que el se diera cuenta.

1, 2, 3 ¡ahora! Pensé para mi enterrando las pinzas sobre una de sus piernas

—¡Maldita estúpida! -dijo con dolor y coraje- ¡Me las pagarás!

Se quitó las pinzas como si nada, corrí por un lado de el pero este alcanzó a pasar profundamente el cuchillo por uno de mis muslos. Ahora los dos estábamos lastimados.

—¡Estas enfermo! ¡Estas mal! Necesitas ayuda, maldita sea -dije llorando apretando la herida de mi pierna.

—Tu serás la que necesite ayuda -dijo soltando una gran carcajada.

Fue lo último que me dijo antes de empezar a arrastrarme por toda la casa.
Jalaba de mi cabello mientras yo trataba de alejar sus manos de mi, me era imposible.

—Me las vas a pagar, maldita -dijo tomando con mucha fuerza mi cabello para seguido estrellarme contra la pared.
Dolió bastante pero tomé fuerzas para levantarme y lanzarme sobre su pierna lastimada, encajé mis dedos en la herida que le había hecho con las pinzas, el cayó al suelo por el dolor.

Me puse encima de el y comencé a golpearlo con gran fuerza, le hice a un lado la máscara para dejar al descubierto su rostro y arañárselo. El no hacía nada, solo se reía enfermamente.
Con una de sus manos logró darme una gran bofetada haciendo que ahora yo quedara debajo de el.

Te amo pero ya es hora de que vayas a dormir -dijo dándome un puñetazo en la cara, regalándome una sonrisa.

ᴜɴᴀ ᴄʜɪᴄᴀ ʙᴜᴇɴᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora