La lista

Capítulo 5

Aaron optó por no mencionarle nada a su madre, no quería que ella se preocupara. Aun así, tenía miedo. El papel del otro día podía considerarse como una carta de amenaza, si se lo pone a pensar mucho. Recuerda la conversación de hace unas semanas que tuvo con sus amigos, "¿quién querría matarnos?" eso mismo se está preguntando él ahora. Daniel, la explosión, Brooklyn, su hermana...¿Cómo podían relacionarse todos esos hechos?

Se tiró contra la silla, tenía que empezar su ensayo para literatura pero lo único que podía pensar era que había un loco tratando de matarlo. Aaron se paró de la silla y corrió la cortina, no podía evitar sentirse observado.

...

—Eh, ¿Por qué esa cara? —Preguntó Keith mirando de reojo a Aaron.

Aaron pestañó perplejo. Sí, tenía la cabeza en otro lugar, eso es lo normal, ¿no?

—¿Cara de qué? —Preguntó él levantando los hombros, intentaba fingir una sonrisa, pero lo notaba dudar de sus propias acciones.

—Pareces estar irritado, como si no quisieras estar aquí. —Intervino Shahid, estaba leyendo el libro de historia, probablemente refrescando la mente para la clase.

—Percy también tiene esa cara. —Protestó Aaron como un niño pequeño, así es como suelen ser sus conversaciones, todos lo toman como un niño, incluso él se considera niño.

—Pero de Percy es normal, ¿no? —Keith pellizco la mejilla de Percy con cariño, el contrario se veía entretenido en su celular, lo corrió con la mano en una defensa inútil. El chico era igual de indefenso que un gato.

—Pero ya, ¿pasó algo? —Siguió Shahid.

—El otro día, fui a buscar a mi hermana y Brooklyn me acompañó...

—¿Qué hacías con Brooklyn? ¿Hay onda ahí? —Lo interrumpió Keith, sus ojos celestes brillaban con intensidad, Aaron se acordó de lo tanto que le gustan los rumores al chico.

—Sólo escucha, ¿sí? —Aaron respiró profundo.

—Disculpen.

Los interrumpió una voz femenina. Aaron se giró y vio a Dafne, Elise y Emily, las tres con caras serias. Dafne estaba en el medio de ellas, sostenía de su iphone 7 con sus manos temblorosas. La chica estaba nerviosa y ya había pasado un minuto desde que los interrumpieron.

—Ayer se escapó el perro de Dafne y queríamos informarles por si lo veían. —Se adelantó Elise. Ella parecía más madura que las otras dos, quizás sean sus rasgos faciales que la hacen parecer una mujer de veinte, muchos dicen que ella es guapa, sí, es linda, pero Aaron no está hipnotizado por la belleza de la contraria, como bien dirían: No es su tipo.

Dafne puso su celular en medio de ellos para mostrarles la foto. Es un akita inu cachorro, tiene un collar rosa brillante y un pañuelo también rosa.

—Responde al nombre de Mochi, por si lo ven...—Dijo la chica en un tono apagado, se notaba en sus verdes ojos los gastados que estaban de llorar.

—No te preocupes, Daf, si vemos al firulais te mandamos un telegrama. —Dijo Keith dándole unas palmadas en el hombro de la chica.

—Gracias.

Dijo Dafne y las tres chicas se alejaron de ellos lentamente para enseñarles la foto a otro grupo.

...

Dafne bajó del auto y se despidió de su chofer personal. No tenía ganas de nada, abrió la puerta y dejó la mochila tirada por ahí. Echó un vistazo rápido para ver si se encontraba su mucama, Ester, pero la señora no parecía estar. Ahí fue donde recordó que la mujer se había ido de vacaciones; mejor, prefería estar sola.

Fue hasta la cocina a servirse un vaso de jugo, miró levemente hacia abajo y vio los platos de agua y comida de Mochi, extrañaba mucho al canino. Hacia tan solo cinco meses que había llegado a su vida y ella ya lo siente como una eternidad, extraña dormir la siesta con él, enseñarle a jugar, sacarlo a pasear, divertirse de cómo le gusta correr a la mucama cada vez que pasa a limpiar, o cuando roba comida. Lo extraña y cada vez que piensa en él, lagrimas caen en sus mejillas. Recordó cómo fue que se escapó, ella lo estaba llevando a pasear cuando del otro lado de la vereda estaban practicando unos chicos con sus guitarras, baterías y bajos; le llamó la atención que tocaran al aire libre, pero no se veía con confianza de preguntarles el porqué. Entonces, el chico comenzó a tocar la batería, Mochi se asustó por el sonido y salió corriendo con tanta intensidad que a Dafne se le escapó la correa. Ella corrió tras él, pero Mochi era más rápido, no perdía la vista de este, hasta que de pronto el perro desapareció por completo, como si la tierra se lo hubiese tragado.

Se odia por no ser más rápida, se odia por no haberlo calmado al momento que sonó la batería, se odia por no cambiar la ruta. Subió las escaleras con pesadez, sentía que todo su cuerpo se iba a desplomar. A medida que subía sintió un olor nauseabundo, a podrido, lo que le llamó la atención porque a la mañana todo olía limpio y perfecto, como siempre. Llegó a la fuente de ese horrible olor, provenía justamente de su piso. Dafne tenía miedo de abrir la puerta de su habitación, pero sabía que debía hacerlo, no podía soportar más ese asqueroso olor que penetraba por su nariz.

Dafne cayó desplomada en el piso. Sus lágrimas comenzaron a salir solas, abrió la boca pero no pudo largar ningún sonido, horrorizada, asustada, bajo la cabeza para luego volver a levantarla y gritar a más no poder. Su pechó estaba desgarrado y su garganta le ardía, la cabeza le daba vueltas y probablemente esté a punto de desmayarse. Se arrastró bateando hasta su baño y vomito en el retrete.

No sabe cómo, pero pudo levantarse y se sostuvo del lavamanos, se lavó la cara desesperada. Se sentía débil y afiebrada, levantó la cabeza para mirarse al espejo y notó como el horror penetró por todo su ser hasta dejarla inmóvil.

"Me gustan los perros, pero no me gustas tú, Dafne, el pequeño Mochi no te merecía"

El mensaje estaba escrito en el espejo con pintalabios rojo. Dafne no sabía qué hacer, si llamar a la policía, a sus padres, a alguien. Ni siquiera podía pensar con claridad, estaba mareada y sus dedos temblaban, ni siquiera podía marcar bien el número de su padre.

Perdóooooon por la tardanza, los quiero. <3