seven; who's him?

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—¿Nina?

Una sonrisa adornó el rostro de la Stilinski al ver como Scott parecía a un cachorro confundido. Ante está imagen no pudo evitar acordarse de cuando era pequeño, en más de una ocasión le hizo el favor a Melissa de cuidarlo, y también recordaba todas las pijamadas que habían hecho junto con Stiles. Incluso en un par, en realidad varias, de ocasiones se les unieron Peter, Derek, Cora, Isabelle e Isaac. Al principio al Sheriff no le hacía mucha gracia, más que nada por los Hale masculinos, pero con el paso del tiempo dejó de quejarse porque ellos siempre encontraban alguna forma de entrar a la casa. A veces Nina anhelaba volver a aquellos días en donde era una adolescente sin responsabilidades y pasaba el rato con sus amigos y novio o se distraía yendo a fiestas pero esos pensamientos desaparecían apenas Charlotte le sonría o comenzaba a parlotear.

—Buenos días, Scott.

—¿Qué haces aquí?—preguntó él sin entender la razón de que la hermana de su mejor amigo se encontrará a la fuera de su casa.

—Te llevaré a la escuela—respondió tranquila tomando la mochila del joven.

Scott sin saber muy bien por qué la siguió como si fuera un robot y estuviera en modo automático; se extraño a no ver a Stiles en los asientos de atrás.  Se imaginó que el sheriff y Nina no quisieran que el chico de lunares estuviera sin supervisión, sobretodo ella porque era la única que sabía lo que realmente pasó. De hecho fue la Stilinski femenina quien les dijo al dúo de amigos que tenían que decirle a la policía.

—¿Y Charlie?—preguntó a no verla tampoco.

El chico McCall había conocido a la copia en miniatura de Nina en una ocasión en que Stiles fue a visitarlo siendo acompañado por la pequeña ya que estaba bajo su cuidado. Desde el primer momento le cayó bien, a pesar que parecía estar igual obsesionada con Star Wars y los super héroes como Stiles. Aunque ambos lo negarán, sobretodo el chico dado que no le gustaba que lo comparen con su sobrina de seis años, eran parecidos. Sin embargo Charlotte era mejor que su tío guardando secretos porque Nina no lo había asesinado por llevar a la menor a una morgue y tampoco el señor Stilinski apareció en su casa para encerrarlo por ser un hombre lobo.
Todavía le resultaba extraño que Charlie no se hubiera asustado y salido corriendo lo más lejos posible de él. O que no lo hubiera bombardeado con preguntas como hacía Stilinski en algunas ocasiones.

—Le gusta ir a la escuela en patrulla con mi papá—dijo mientras ponía en marcha el vehículo—. Presume que es nieta del sheriff.

La castaña se sentía aliviada porque su progenitor no tardó mucho en adaptarse a la idea de ser abuelo es más parecía disfrutarlo. Y no era el único, la pequeña Hale estaba contentísima por conocer a más miembros de su familia. Además de que por fin tenía un abuelo;  más de una vez se sintió fuera de lugar en aquellas actividades especiales de la escuela que se realizaban con los abuelos o cuando veía como a sus compañeros de clase lo iban a buscar sus abuelos mientras que a ella siempre su mamá y si tenía mucha suerte su tío Derek.

—¿Por qué me estas llevando a la escuela?—el moreno rompió el silencio diciendo lo que tanto estaba pensando.

—Stiles me dijo lo que hicieron ayer.

Había sido una suerte que el sheriff hubiera tenido que quedarse hasta tarde en la comisaría porque si no Stiles estaría castigando por no cumplir el toque de queda y sobretodo borracho.
Nina entendía que su hermano sólo intentaba hacer sentir mejor a Scott, como cualquier amigo, por haber terminado con su novia pero los dos fueron irresponsables poniéndose en peligro después de lo sucedido con el alfa.
Para agregar no había servido de nada ya que el chico McCall no se pudo emborrachar debido a su condición sobrenatural; recordaba como ella y Derek lo descubrieron, cuando eran adolescentes, realizando una competencia de chupitos. Al final de la noche Hale seguía intacto mientras que Stilinski terminó encerrada en el baño.

—Comprendo que estés mal. Es decir, todos pasamos por rupturas y duele—siguió hablando sintiendo la mirada del joven.

No es que la castaña hubiera tenido muchas relaciones, además que ella siempre fue la que cortaba la raíz, pero sabía que Scott necesitaba hablar con alguien, Stiles no pudo logrado nada y Melissa no parecía ser una opción.
Casi ninguna de sus rupturas le había dolido realmente si no que de una pequeña roca término haciendo una montaña de sentimientos por el simple hecho de ser adolescente. Y todos en esa etapa exageran y las emociones suelen ser más intensas. Literalmente cualquier cosa, como no asistir a una fiesta, era el fin del mundo.

—Es que la amo—dijo Scott dejando escapar un suspiro—. No hay nadie como Allison.  Ella fue la primera en notarme.

—Mira, Scott, hay varias chicas ahí a fuera. No creo que Allison sea la primera ni la ultima en fijarse en ti—opinó la Stilinski despejando sus ojos de la calle por un momento para mirar a su acompañante—. Además creo que tienes cosas más importantes de que preocuparte.

—¿Crees que logre superarla?

—¡Vamos! ¡Eres Scott McCall!—lo golpeó en el hombro.

—¿Por qué hiciste esto? Me refiero a hablar conmigo.

—Estoy practicando para cuando Charlie tenga un corazón roto—bromeó haciendo sonreír al meno —. ¿Qué tal lo hice?—preguntó estacionando en frente de la escuela.

—Bien. Gracias, Nina—dijo antes de bajarse del auto con una sonrisa.

—¡Dile a Stiles que no se meta en problemas!

[...]

Nina sentía que la situación se le estaba escapando de las manos al ver como Scott, Derek y Charlotte. Todavía no había procesado como terminaron en esa situación; ella, Derek y Charlie estaban en el bosque ayudando a la menor a controlarse pero de un momento para otro Hale  desapareció y cuando volvió era acompañado por el chico McCall. El poco control que tenía la pequeña se esfumó al ver como Scott estaba dispuesto a dañar a su tío favorito así que dejándose llevar por el enojo se metió en la pelea entre los hombres lobos.

—¡Scott, para!—gritaron Derek y Nina a la vez—. ¡Basta!—siguió gritando la castaña tomando con fuerza a Charlie del brazo.

Hale aprovechó que la menor saliera de escena para empujar al joven beta dejándolo en el piso.
El de ojos verdes verdes volvió a su forma humana sin mucha dificultad mientras que McCall miraba. Por otro lado la pequeña beta comenzaba a tranquilizarse, de a poco, escuchando con atención el mantra que estaba recitando su madre.

—¿Qué me está pasando?—cuestionó Scott mirando sus garras.

—Exactamente lo que él quiere que pase.

—¿Quién es él?—preguntó Charlie con evidente cansancio en su voz.

Pero ninguno de los dos adultos le respondió ya que estaban más ocupados matando con la mirada al moreno. Este no entendía por qué hasta que se percató del enorme rasguño que tenía Charlotte en la mejilla y que él era el causante.

War of Hearts | Peter HaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora