Prologo

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—¡Mira mamá! ¡Mira!—gritaba el niño de cinco años, corriendo hacía su madre quién se encontraba en la mecedora tejiendo para su nueva hermanita, quién no tardaría en llegar.

La mujer soltó un chillido, al ver la pequeña serpiente color marrón verdoso enrollada en el brazo derecho de su niño, quién tenía las mejillas sucias de tierra, tanto como sus brazos y rodillas.

—¡Dios, Liam! Suelta eso—salto la mujer, nerviosa acercándose a él.

El aludido frunció el ceño y antes de que su mamá llegué hacía él, soltó rápidamente aquél animal, tirándolo hacía los pastizales, que se encontraban frente de su casa. La serpiente no tardó en deslizarse entre los pastizales.

Liam frunció el ceño, enojado—Solo estaba jugando.

Karen suspiró—Lo se, pero, ¿no puedes jugar con un pajarito o un, yo que se, un animal que no te lastime?.

Liam rodó los ojos—Esos animales no son divertidos.

Su madre sonrío, acercándose a él y limpiándole las mejillas llenas de tierra. Plantó un beso en la frente de su niño, mirándolo.

—¿Un animal divertido como él...gato del vecino?—sugirió el niño de repente.

Karen negó sonriendo—Creo que los gatos no son tus mejores amigos, eh.

—Los odio, pero eso no implica que no pueda divertirme un rato con ellos, ¿no mami?—sonreía Liam, mostrando la hilera de sus dientes blancos.

—Sabes que no quiero problemas con los vecinos y tu padre menos—decía ella, arreglando el cabellos disparatado de sus hijos.

Liam rodó los ojos—Pero estoy aburrido, no hay nada que quiera hacer.

—Pronto empezarás la primaria y harás amigos—sugería su madre.

El niño negó—Nadie quiere ser amigo de un hombre lobo, igual que en el jardín.

—Pero ellos serán otros niños y niñas, no sabrán lo que eres Liam, no tienen porque hacerlo. Solo las personas que amas y especiales para ti tienen que saberlo—sonreía Karen.

Liam sonrío, de oreja a oreja—Gracias mami, te amo—agradecía él, abrazándola.

Karen sonrío, correspondió—Y yo a ti Liam, y yo a ti.

***

El primer días de clases de primer grado de Liam no había sido lo que esperaba, sus compañeros lo miraban mal y el llego a pensar que sus orejas y cola estaban a la luz, mas no era cierto, así que no sabía que había de malo en él.
Cuando llegó al salón de clases, un chico de cabello castaño oscuro y ojos azules, se paró frente a él, impidiéndole el paso. El niño lo olfateo, mirándolo fijamente. Liam quedo estático, asustado, dispuesto a salir corriendo hacía su casa, sin importar de que manera.
Pero de repente, el niño sonrío, divertido.

—Hueles a perro, soy Louis—fue lo primero que había dicho el niño, presentándose.

Liam se sorprendió—¿A perro?.

Louis volvió a sonreír—Tu entiendes, ¿cómo te llamas?.

—Liam—había murmurado el ojimiel, aún sorprendido.

Desde ese día Liam supo que Louis era igual que él, un lobo. Por fin tenía un amigo, un amigo de verdad, no una serpiente o una rata que encontrará por ahí, un amigo, alguien igual a él.
Desde ese día, Liam ya no recorría solo las montañas, Louis lo acompañaba.

***

Con los hombre lobo era diferente, seguían siendo cachorros hasta los trece años y se convertían en lobos adolescente hasta los veinte años. 
Cuando tenía 10 años, una chica nueva entro a su clase. Liam jamas había sentido esa sensación cuando la vio, como su pecho se hinchaba y se relajaba en un profundo suspiro, que le quito el aliento, cuando ella sintió su mirada y lo busco. El niño rápidamente se sonrojó, bajando su mirada hacía su cuaderno, esta acción no pasando por desapercibido por Louis, quién no dejo de molestarlo por el resto de ese día diciendo, "Liam y Danielle, un solo corazón".

The Rhythm Of The Night || ZiamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora