Capítulo Uno.

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{En la actualidad}

-Sí mamá, llegué bien. Es hermosa-decía el moreno, recorriendo con los pies descalzos su propia casa.

Con su celular pegado a su oreja, escuchando a su madre. Había llegado hace unas horas y había ido directamente a su nuevo hogar. En el pueblo de Bristol, alejado de lo que se llamaba "centro" del lugar.

Sonrío una vez más, era lo que más quería. A sus 21 años, y con la herencia de su padre cayendo a sus espaldas, se mudó.

Colgó, luego de unos minutos. Suspiró, dejando el celular en la mesa de la sala de estar, saltó emocionada, exaltado. Corrió por la casa de una planta, como si de un niño pequeño se tratará. Patinaba por los pasillos, riendo libremente.

La casa contaba con tres habitaciones, y estas contaba con cuartos de baño, una en cada una. Una rustica cocina, esas la que solo los libros relataban. Río, por su poco conocimiento en la cocina. Más no le importo, siguió recorriendo, abrió las ventanas y cortinas, dejando que los rayos del sol la iluminen.

Se apoyo en la ventana de la sala de estar, su vecino más próximo estaba a cinco kilómetros. Miró alrededor, era la última casa, casi en la entrada del bosque. Observo la mata de arboles, esos arboles altísimos que no dejaban entrar los rayos del sol, observo las montañas rocosas, más solo sintió un escalofrío. Entendió porque le decía "El bosque de la oscuridad", se merecía aquel nombre.

Más solo negó, alejando esos pensamientos, le gustaba su casa y se quedaría, no se dejaría asustar por algunos animales y aquél bosque.

Giró, encontrándose con unas cajas apilados, suspiró, dirigiéndose a estas. Abrió la primera, encontrando algunas cosas con que decorar su casa, como recuadros. Sintió un nudo en su garganta, al encontrar un porta retratos donde se encontraba el con su familia completa. Sus tres hermanas, su madre y...su padre.

La colgó en la pared, con un par de lagrimas corriendo por sus mejillas. Suspiró, dándole una última mirada.

Para cuando termine con esa caja, luego de conectar el equipo de música, la televisión, el DVD siguió por la segunda caja, la más grande de todas.

La abrió, encontrándose con sus cuadros, la minoría, dejo más de la mitad en su antigua casa. Corrió con la caja en sus manos, al cuarto más alejado del resto de la casa. Ese sería su rincón, donde sería él, él y nadie más.

Colocó un lienzo en la pared, colgándolo. Sacó él primer aerosol, listo para hacer el primer cuadro que de su casa. Apretó, apretó y apretó. Maldijo, sacudiendo aquel aerosol. Mas no tuvo éxito y menos con los otros 25 aerosoles.

Pateo todos esos aerosoles vacíos, camino hacía la sala, se colocó sus Nike's, tomó su campera junto con su billetera, llaves y celular y salió.

El viento fresco chocó contra él, esperó a que sus ojos se acomoden a la luz del sol. Suspiró, mínimo tardaría una hora para llegar al centro.

Y sin más, comenzó a caminar, bajo el resplandeciente sol de esa mañana de aquel martes.

***

-Papá, papá, papá-decía una y otra vez el niño, dando vueltas en la silla giratoria de su padre.

Liam se tapó la cara con las manos, frustrado. Quería que sean las doce para cerrar su local. Pero sabía que no podía, por mas que su hijo le rompa la cabeza para que lo haga.

-¿Qué Logan? ¿Qué? ¿Qué?-dijo Liam frustrado, dejando lo que estaba haciendo sobre el mostrador.

-Tengo hambre, vamos a arriba-contestó el niño, haciendo berrinche.

The Rhythm Of The Night || ZiamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora