Querido Dolor,
Han pasado muchas cosas desde que escribí mi última carta. Has estado presente cada segundo de estos días. Me he sentido usada, manipulada y menospreciada. Han sido las semanas mas dolorosas de mi vida. ¿Por qué nunca soy suficiente? ¿Por qué siempre va a ver otra? Esas caricias, esos besos, esos abrazos... Ahora me da asco cada parte de mi cuerpo que algún día él llegó a tocar.
No tengo ni siquiera fuerzas para seguir escribiendo querido Dolor. Estoy devastada, no puedo más. Simplemente quiero dormir y dormir hasta que llegue el día en el que pueda levantarme sin sentir nada.
Pensaba que por fin había encontrado a alguien que me quería tal y como era, que me iba a ayudar y que me iba a levantar cada vez que me cayera. Pero en vez de eso, fui yo la que lo hizo. Fui yo la que dio todo porque él estuviera bien, fui yo la que le aconsejó, le dio su mano y su vida entera para que nunca se rindiera. ¿Y a cambio? solo he recibido uno y mil golpes. Porque sigo siendo la misma ilusa, la misma estúpida y la misma ingenua de siempre.
Nada ha cambiado, nada lo hará.
Lo siento.
Con pesar,
Eva Navarro.