Sabes, hoy me he levantado con una gran sonrisa
y la culpable eres tú.
Toda la noche he soñado con acariciar tu sedoso cabello,
bajar con las yemas de mis dedos por tu rostro y
repartir besos por tu cuello.
Con esa fantasía he podido pasar mis noches y
dejar de lado la melancolía y es que
eres la cura perfecta para mis males
tú y solo tú, mi pequeña obsesión.