Capítulo 4 | Un error.

257 24 0
                                    

Me sobresalté de repente, respiré profundo y fui abriendo los ojos lentamente, percatándome de que ésta no era mi habitación, y fui recordando todo y ¡maldición! ¿qué demonios he hecho?

Ayer conocí a un hombre «aunque es famoso, no cuenta» de todas formas lo conocí ayer, y me entregué a él y «aunque me gustó» me siento horrible, recuerdo la cara de James, ese maldito excusándose, pensé que ya lo había superado pero no, me duele igual o más desde que pasó. Varias imágenes fugases pasaron por mi mente y varias lágrimas rodaron por mi mejilla ¿por qué demonios tuve que revivir ese recuerdo que me hace tanto daño? y ahora Spencer. Supongo que para él fue un buen polvo y para mí también, pero hasta ahí, de todas formas no debí de hacerlo y no sé ni siquiera porqué lo hice, yo no soy así, ¡oh Dios!

Me levanto lentamente y entro al cuarto de baño y me lavo la cara como si haciéndolo pudiera borrar lo que pasó.

Salgo un poco desorientada. Spencer está con una bandeja con el desayuno y una rosa, lo miro fríamente porque aunque me gustó mucho lo que compartimos, me arrepiento profundamente. Porque lo que pasó abrió muchas heridas en mí, pero eso él no lo sabe y tampoco tiene porqué saberlo... Creo.

-Annie, fue muy placentero lo que pasó ayer y quisiera que se repitiera -dice Spencer de manera seductora, cosa que casi me hace dudar de la decisión que tomé.

-Spencer, esto ya acabó, creo que fue más que suficiente -digo de manera gélida y me siento mal porque sé que Spencer no está mezclado con mi pasado.

Él se queda pasmado y lo entiendo, es un soltero de oro, y no dura mucho con sus parejas, y está irresistible, si no fuera por las cosas que he vivido y saber que para él es solo coger y follar tal vez estaría emitiendo gemidos y llegando a mi orgasmo. «Ya lo sé, de ayer para acá soy más pervertida».

Él se me acerca y me pega a su cuerpo para que sienta su estado de excitación.

-Annie, eres una diosa y quiero disfrutar de ti -dice susurrando en mi oido.

-No Spencer, ya fue todo.

-¿Por qué?

Me jode su insistencia, creía que lo aceptaría rápido, y me desespera ser débil, pero ya no más.

-¿Quieres saber por qué? ¡Porque fue un puñetero error!, ¡porque me arrepiento y no quiero que se repita! -digo alterada.

Veo que su cara se vuelve una máscara y que el hombre frío de ayer regresa. Por un momento vi cruzar un destello de dolor por sus ojos, pero fue tan fugas que me hizo dudar si de verdad era eso.

-Tu auto ya está listo, Annie, puedes irte cuando quieras -dice en tono inexpresivo y carente de emoción.

Sale de la habitación y me deja hecha un lío, y me siento jodidamente sensible, no fue un error. Fue el mejor sexo que he tenido, pero él quería insistir, le diría la verdad a Spencer a pesar de que todo cambiará, no quería dejar cabos sueltos.

Miro el desayuno y me siento culpable porque Spencer fue quien lo hizo y parecía hasta romántico.

Me dirijo al cuarto de baño y solo quiero ducharme. Cuando estuve con Spencer ayer no sentí ningún sentimiento negativo, al contrario, me sentí plena.

Abro el grifo y dejo que el agua descienda por mi cuerpo y sin poder controlarme pienso en las caricias de Spencer y sus frases jodidamente morbosas, y sin querer empiezo a excitarme, por eso cambio el agua caliente a helada.

¿Que pasará cuando le cuente a Spencer de mi pasado? No lo sé, pero eso ya lo veremos.

Salgo del cuarto de baño envuelta en una toalla.

Me visto a toda leche y me maquillo cuidadosamente, aplicando rimel y lápiz labial, cuando termino ordeno la habitación dejando todo impecable tal y como estaba antes de venir, no quiero causar molestias.

Tomo mi bolso y bajo las escaleras con la intención de buscar a Spencer y disculparme por lo que dije y escucho risas y creo que es en la cocina y pienso que es extraño ya que ayer no había nadie en la casa. Sigo caminando y detengo un suspiro.

La decepción me consume y siento mis ojos cristalizarse y mi respiración volverse irregular, en la cocina está Spencer y una chica, besándose de manera desenfrenada. Estoy muy alterada, por eso agacho la cabeza y cuando la levanto cambio mi mirada a una fría y carraspeo para que noten que estoy ahí.

Spencer observa mi cuerpo detenidamente y me mira directo a los ojos.

-Annie, ¿ya te vas? -dice algo desconcertado.

-Claro ¿a qué iba a quedarme? -digo con un tono helado-. Adiós, Spencer Weslay, gracias por su ayuda.

Me doy la vuelta y me dirijo hacía la puerta, recriminándome el haber sido tan imbécil como para creer que a Spencer le importaría mi puñetera vida, yo estaba dispuesta a contarle todo, y ¡joder! me molestó demasiado verlo con esa estúpida. Fue como una estocada, pero debía controlarme esto no debia afectarme tanto si estoy así se lo atribuyo a los jodidos recuerdos que no quieren dejarme en paz y seguir con mi vida.

Cuando abro la puerta escucho la voz de Spencer que me decía: -Adiós Annie Williams, fue un placer ayudarte -dijo con cierta melancolía.

No miré hacia atrás porque no valía la pena hacerlo, así tenían que ser las cosas.

Finalmente cerré la puerta y me fui a la calle
Después de salir fui conciente de que una lágrima solitaria se deslizaba por mi cara y me sentí patética pero me prometí que solo esa sería, porque no derramaría más por ningún imbécil. Spencer no es nada para mí, solo un buen polvo que no pienso recordar jamás.

***

Mis queridos lectores, siento actualizar tan lento pero ahora lo haré mas rápido, no se preocupen.

Sobre la historia; ¿Qué opinan sobre la acción de Spencer?

Tuya Solo Por Un Mes ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora