Abandono de El Claro

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Por la mañana, seguían tirados en el suelo del baño. Thomas abrazaba a Newt, quien reposaba plácidamente sobre su pecho. Cuánto había extrañado esos encuentros con él. Pero pronto comenzó a sentirse mal. Teresa. Ella era su novia al fin y al cabo... pero le llenaba tan poco su compañía. Se levantó, sin evitar despertar a Newt, y se acercó a uno de los espejos, para mojarse la cara y peinarse. Reparó que en su cuello había dos marcas moradas que provenían de los mordiscos de Newt.

-Mierda...-dijo al tocarlas. Teresa no le había mordido. Era imposible decir que eran de ella.

Newt se levantó y se colocó los pantalones, para después buscar su camiseta por el suelo. No dijo nada, pero observó la preocupación en los ojos de Thomas. Supuso que era por aquellas dos marcas.

-Tommy...-se volvió hacia él.- Tú... ¿la quieres?-preguntó apartando la mirada.

-Yo... eso me temo. Cuando ella me besó... fue como si los recuerdos volviesen. -notó que esa parte no era del agrado del otro.- Ya sabes que te quiero. Ahora mismo, es así. No se que pasará cuando me quiten esto, pero te quiero. Aunque a ella también.

-Entiendo... -se quitó con cuidado una venda que llevaba como muñequera, y se acercó con cuidado a Thomas.- entonces mejor que no se entere nunca de esto. -con delicadeza, se la colocó a Thomas al rededor del cuello.- Dile que te duele la garganta. Que hoy era un día importante y que era mejor que fueran abrigado.

-Gracias, Newt.-le acarició la mejilla.

-Se que esto se va a quedar en esta noche. Lo noto en tu forma de esquivarme.

-No se que me pasó... pero... no pude contenerme... te echo de menos.

-Y yo a ti.

-Pero... no podemos...

-Lo sé. Es hora de que te deje ir definitivamente. Eres de ella al fin y al cabo.

-Supongo.

-Es muy guapa.

-No eres tú.

-Eso no importará cuando nos quiten esta cosa.-se tocó la nuca.- Sal hacia allí. Yo iré en un rato.

-¿Este es el adiós definitivo?

-Supongo. Aunque recuerda esto. Que no vaya detrás de ti, o que no te hable, abrace o bese, no significa que no vaya a estar pensando en ti todo el tiempo.

-No lo olvidaré.

-Más te vale. O tendré que enfadarme.

Thomas fue a salir de la habitación, pero antes de que lo hiciera, Newt le agarró con suavidad y le besó la mejilla. Le susurró un "Te quiero". Y después dejó que se marchara.

En el Claro la gente estaba ya cogiendo sus provisiones. Minho había trazado el recorrido, y si seguían todo lo previsto, en una hora podrían estar fuera. El verdadero problema eran los laceradores. La mayoría de los chicos eran lentos, y aunque fueran con los corredores, no dejaban de ser chicos de diecisiete años. Y estaba claro que perderían a muchos por el camino.

-¿Qué te pasa en el cuello? -susurró Teresa.

-Me he quedado dormido en los baños y me duele la garganta. Hoy es un día importante... así que no quería que fuera a peor.

-Debí dejar que te quedaras... perdona. -le cogió la mano con delicadeza.

-No es tu culpa.-cogió su mano y la mantuvo cerca.

Newt no tardó en incluirse al grupo. Acató ordenes de Minho, y junto a los demás, se dirigieron a la puerta Este. Era el momento de partir.

-Chuck, tú ve con Teresa, ella te protegerá. Thomas, vendrás conmigo y con los otros corredores delante, por si hay algún peligro.

El corredor del laberinto, lo no contado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora