La mirada de un zorro y un lobo.

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Se abría espacio la voz de un pequeño y sedoso zorro ahí, sentado con la consciencia y la mirada sintonizadas con el fulgor de los más hipnotizantes luceros, encima de una columna que en algún tiempo sostuvo la representación de un ángel de mármol.

Él cantaba una versión propia en tono y letra de la canción "Silhouette" de Owl City en su idioma original, o eso creía estar escuchando un lobo de mente criminal que acechaba hasta el momento las estrellas que el zorro apreciaba y amaba sin ser correspondido.

Como forma de bufa, interrumpiéndolo al finalizar el verso clave (y el único que logró comprender) en donde hacía notar su nostalgia hacia su hogar, tomó su gruesa y profunda voz para dar homenaje a la canción de My Chemical Romance "Mama", en su parte más frenética, dándole a la canción dicha característica de por sí.

Sin cabizbajear mientras duró la interrupción del lobo negro como la noche más profunda, y paciente mientras su burla perdía gracia, lo escuchó al terminar:
-No puedo entender tu aflicción.
-Lo único que debes hacer es conocer y ser consciente de las estrellas que nos iluminan esta noche. Levantar el hocico para contemplarlas debidamente.
-Ah, ¿sí?
Hubo silencio. El lobo mecía su cola, y su mentón seguía desconfiado, horizontal y unido a su columna vertebral, esperando. El silencio, sin embargo, no duró demasiado. Al menos no tanto como esperaba. Él quería incomodar más que intentar leer los pensamientos del zorro.
-Entiendo que eres un lobo de cantar en lugar de aullar.
-No has volteado a verme. Como sea, he hecho lo que me pediste, y no ha funcionado.
-No lo necesito. Sé que no has desviado tu mirada de mí. -Dijo el zorro.
-No sé si sentirme alagado, y esto es porque mi consciencia está directa y consciente en las estrellas que mencionaste. Sé que están ahí, más allá de saber del nacimiento de alguna desde mi último aullido. No obstante, tu consciencia está en mí, en mi presencia. Mi mirada está en ti, pues desconfío de tu realidad, como de cualquiera que no sea mi propio ser. Pero tu mirada desconfía del mismo cielo sobre tu cabeza, y de las bolas de gas que allí están por excelencia. Me parece triste que confíes más en una voz que bien podría ser la de tu mente que en el propio sitio en el cual estás.
El lobo dio media vuelta sin quitar su mirada del pequeño animal, y la quitó en cuanto dio el primer paso. Solamente entonces el zorro bajó su vista hacia el lomo del lobo, y luego al suelo.
-Por cierto... -sus miradas se cruzaron por primera vez-. Hogar es el lugar donde te puedes sentir cómodo, y eres capaz de descasar tranquilo ahí, con la consciencia en calma y segura. Tomando esta filosofía, puedo entender tus inseguridades.
El lobo volvió a girar su cabeza, siguió el rumbo que había trazado unos pasos más y se recostó en el césped húmedo.
-¿Qué haces? -Preguntó el zorro. Volvieron a cruzar miradas.
-¿Necesito el permiso de los cuerpos presentes para dormir en mi hogar?
El zorro redirigió su mirada hacia el piso debajo de él, el cual estaba siendo aplastado por la columna. Su noción del tiempo se perdió, pero pasó media hora hasta que el lobo volvió a ponerse de pie y dijo sin que él le cuestionara:
-Tu vigilancia hace que mi comodidad se vea afectada. Pero esto no es como lo que tú tienes: yo sí haré algo al respecto.
Dijo y se marchó.

~Lucía Senillosa _ 24/06/2017

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