-Es imposible para una persona observar esas infra-valoradas y sobre-estimadas bolas deslumbrantes de gas y no filosofar o crear alguna metáfora, la cual se perderá al bajar la mirada en lo más recóndito y aséptico de sus pensamientos -dijo la joven con cabello corto de cromo cual allamanda, echada con el mentón sintonizado con su conciencia.
-¿Por qué crees que toda esa multitud de bombillas tan rutinarias en nuestras historias y complementarias y guías en nuestros dédalos son inspiración a poesías y novelas? -preguntó un loco.
-No son bombillas. Las bombillas son obra del ser egocéntrico. Además, vos te enteras casi al instante cuando se funde una bombilla, mas la demasía de las luces que estás presenciando conmigo se han apagado hace tiempo. Y algo que caracteriza al ser humano es que el 99,99% de nosotros no echamos de menos a esa estrella de ahí -dije señalando indiscriminadamente a una pequeña luz nocturna que no sobresalía demasiado (de hecho, no sobresalía) de las demás, pero, sin embargo, el cielo sería menos fugaz sin aquella luz-, y esto no lo hacemos porque aún podemos ver su legado, su brillo, su fantasma, su recuerdo. No obstante, si vos te mueres -sonreí- todos los que conocieron tu nombre, carácter y compartieron alguna plática contigo sintiéndose identificados con una parte de algo de lo que carezcan, en fin, todos los que tengan tu fantasma en acecho de su mente, te extrañarán. Sentirán un vacío en su rutina. Depresión. Nostalgia. Filtraciones saladas resbalando por sus párpados y sus mejillas. Entonces, el posterior olvido total de tu existencia con el pasar de las generaciones (quién sabe si el mundo no fuera a recurrir al suicidio antes).
-Respondiendo a tu pregunta corregida, pues por eso mismo. Porque es increíble poder fotografiar, apreciar y llegar a maravillarse y deleitarse con el resplandor proveniente de un ente muerto. Aún poder observarlo...~Lucía Senillosa _25/06/2016
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Mi Macabra Creatividad
HorreurPlátano. Plátano negro. Plátano negro, podrido, con un olor horriblemente nauseabundo, del cual comienzan a brotar unas pequeñas larvas blancas, que se lo van devorando internamente, deleitándose de la desgracia de la fruta pasada, mientras esta, en...