El Escritor Lo Sabe.

5 0 0
                                    

¿Quién mierda eres?
~No sé ni quién soy. Me he perdido.
¡¿Perdido?!
¿Dónde está el verdadero concepto en la filosofía de la palabra?
¿Me he vuelto tan simple?
¿Mis problemas son tan ordinarios?
¿Qué sigue? ¿Utilizar "Xq" en lugar de "¿Por qué?"?
¿Cuál es la salida?
¿Realmente quiero salir?
¿Qué perderé? Algo reciente.
No he terminado de conseguir todo el fruto.
(Nunca lo harás), me susurran.
(Esto te consumirá tu vida. La tenías bajo control, y ahora se la confías a alguien más. No la saben dirigir, no la saben resguardar. Se escabulle, se aleja y desintegra. Y no la podrás volver a aprovechar.).
¡Ya, cállate!
Si termino con esto, me dolerá.
No estaba lista para esto.
Tenía un plan para la anhelada objetividad del conocimiento.
Tenía control.
¿Qué pasó?
Ella.
Ella apareció.
Ella fue lo que pasó.
No la puedo dejar.
No la quiero dejar.
Pero no puedo con esto.
Agh, tengo miedo.
No tengo futuro.
Estoy extraviada.
La salida del dédalo es la misma.
Siempre lo fue.
Siempre lo será.
La veo tan opaca cuando deslumbra.
Tantas formas de ir allí.
Tan fácil para el conflictivo.
Tan simple para el filósofo que no se ha desquiciado.
Todos los caminos se dirigen allí.
Algunos son más tardíos.
Sería tan...
Práctico...
Sólo...
Acercarse...
Te pienso, oh, fiel protectora.
Tentadora.
Como una consciencia superior, te abres.
El viento invade mi hogar, las flamas del infierno cesan, pero la agonía aumenta.
Pánico, gritos del otro lado.
Quieren que vaya hacia ella.
Me espera.
Gotea.
¿Por qué goteas?
Me esperas.
Se desesperan.
Me cubren los pensamientos.
El raciocinio no es una opción.
A nadie le gusta que lo sea.
La relevancia ha perdido.
Luego, sufrirán.
¿Quiénes?
Primero, el "adiós" a la realidad concreta objetiva.
Luego, ¿Qué? Si es la propia.
Ya no aguardarán.
Las ráfagas gélidas me toman.
No opongo resistencia, su textura es tercia.
Me acarician, contrastan el sofocante calor bajo mis prendas.
Ya no me asfixio.
Lo comprendo.
Nada importa.
El papel ya será poseído por el viento.
Pero yo soy la única capaz de sufrir y saberlo.
Me quiere llevar.
Me quiero ir.
Mutuo acuerdo fatal.
Una tragedia.
La víctima es el libro.
El asesino, el escritor.
Él levanta la pluma, la reposa en la tinta.
Crea suspenso.
Por favor, hazlo rápido.
La levanta, y una gota de tinta se rehúsa a formar parte de la sentencia.
Cae, pero la pluma no la echará de menos.
Entonces, contacto. Unión de la tinta y la hoja.
El viento aguarda la instrucción.
El escritor lo sabe. Siempre lo supo.
No nos ama.
¿Para qué nos creaste, desgraciado?
Todo esto estaba escrito.
Con solamente una palabra, nos dio nuestro ansiado final.
El viento ya no se siente.
La oscuridad la consumió.
Qué tragedia amar y estar destinada a morir.

FIN

~Lucía Senillosa. 25/09/2017

Mi Macabra CreatividadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora