Parte 7

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Una hora, llevaba una hora manejando pues el "mejor helado del mundo" quedaba a treinta y cinco minutos de su casa. El castaño no iba a perder a Harry, no cuando con el lo tiene todo. Así que con un bote de helado del sabor favorito del menor y un ramo de rosas regresaba a su hogar, porque por su pequeño novio haría lo que sea, caminaría en fuego por él solo por adorarlo.

Mientras manejaba veía las decoraciones, todo el color y la gente que caminaba por la noche con esas enormes prendas llamativas y por un momento se sintió en el Grinch y se rio de si mismo al ver que puesto ocupaba en esta historia. Siempre le habían molestado las luces y la gente que cantaba villancicos, pero ahora no estaba enojado, estaba triste. Recordar la cara delo contrario toda roja y con lagrimas le partía el corazón.

Llego después de un rato, y automáticamente Louis supo que Styles había salido. Su muñeco navideño no estaba en el lugar que debería y esto siempre pasaba cuando el rizado sacaba su auto, haciendo que el mayor tuviera que acomodarlo todo el tiempo, además la luz de entrenada estaba apagada y eso solo ocurría cuando no había nadie en casa. Aun así, toco el timbre, pero nadie nunca respondió.

Tomlinson sabía dónde estaba, claro que lo sabía. Conocía a Harry como la palma de su mano y a pesar de que los huesos de sus manos se están entumiendo por el frio y su nariz duela con solo respirar no se iba a dar por vencido. Iría a casa de aquel rubio y soportaría sus indirectas y el regaño de su mejor amigo solo por aquel chico de ojos verdes.

Las avenidas estaban completamente blancas, había empezado a nevar y el frio aumentado. En verdad nunca amo tanto ese viejo y hermoso auto como lo hizo aquel día, el castaño no entendía cómo la gente añoraba tanto aquellas épocas si el verano era completamente perfecto.

Mientras conducía no pudo evitar de recordar a Harry recargado sobre la ventana del copiloto, veía las decoraciones con añoranza y la ilusión de un pequeño, estas le iluminaban el rostro de mil colores haciendo a su corazón saltar, en la radio corría alguna canción de David Bowie y el escenario era simplemente perfecto. Y es que todo es mejor si el de ojos esmeralda estaba a su lado, incluso la navidad.

Nuevamente llego a aquella casa en la que se paso metido toda la universidad. El recuerdo de tantas fiestas y regaños por parte de la madre de su amigo había vivido. Camino por el jardín en dirección a la puerta, se encontraba nervioso y las rosas picaban en su mano. Las luces estaban prendidas y las voces dentro de la vivienda se hacían escuchar.

El de ojos zafiro no se sorprendió ni un poco cuando a través de las cortinas transparentosas que el rubio amaba, pero para el eran horrendas, noto a la mitad de sus amigos consolando a su chico; Harry siempre había provocado que el mundo girara a su alrededor, aunque esa nunca haya sido su intención. La gente estaba allí para él y lo ayudaban cuando lo necesitaba, pero como no hacerlo si el rizado siempre ayudaba a medio mundo, aunque muchas de estas no hubieran salido de la mejor forma.

Quería tocar aquella puerta, en verdad que Louis quería hacerlo, pero la curiosidad lo mataba, quería saber que decían, que estaba pensando Harry en estos momentos y como sentía. Quería escuchar los sentimientos expresados en palabras de su chico y arreglar todo desde raíz. Se quedo a un lado de la ventana y mentiría si dijera que por un momento pensó en descartar esa idea y adentrarse directamente a la vivienda en busca de calor.

La voz del más joven era melodía para sus oídos a pesar de que el corazón de Tomlinson se estrujaba al oír los tintes de tristeza expresos en sus palabras. No escuchaba todo, pero la conversación tenia sentido.

-No me están escuchando. - Alegaba Harry con la voz entrecortada. - termine con Louis, porque no me quería lo suficiente.

-No digas eso Hazz, Louis te ama, te lo juro- hablo Liam con insistencia. -

La navidad ideal  L.S TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora