Capítulo 18.

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CAPÍTULO 18

Las caricias no subieron de nivel aquella noche, Harold sabía que Victoria no se sentía lista para estar con él y porque todo el miedo parecía estar concentrado en ello. Hablaron del asunto unas horas, sin detalles para no incomodarse. Victoria, a pesar de su miedo y vergüenza, le había confesado que lo deseaba, como a nada. Que lo quería tocar y que él la tocara.

Lo que no le dijo, es que le tenía miedo a que fuera igual que aquella horrorosa vez y no quería decepcionar a Harold. Porque no sabía si sería buena, si él disfrutaría de sus caricias inexpertas, si él podría borrar el daño, no lo sabía para nada y temía saberlo.

—Papá, ¿puedo hablarte? —Emiliana lo había sacado de sus pensamientos mientras él continuaba preparándose para ir a revisar la mercancía que salió esa mañana y que debía enviarse a tiempo.

Emiliana aprovechó que Victoria estaba preparando el almuerzo junto a Gloria y Danielle, para cuando él volviera. Momento justo para hablar de su futuro, creía la chiquilla.

Harold había puesto una sonrisa de oreja a oreja nada más escucharla, la abrazó y besó en la frente.

—Dime, mi niña, ¿qué necesitas? —A la chica le daba algo de pena decir lo que quería, puesto que le hablaría de lo que ella quería para su futuro, en el que los tres estarían juntos, eso ansiaba ella, tanto que se arriesgaría a todo.

Las charlas diarias con Jacob la habían puesto a pensar, hasta que decidió que era lo que ella quería y, si lo hablaba claro con sus padres, seguro lo entenderían. Aunque claro, primero quería contarle a su padre, ya que temía que Victoria se negara al instante solo porque aquella institución era de las mejores y más respetables de la ciudad, incluso del estado y quizás solo por ello le diría que no.

—Te quiero enseñar un par de cosas. —Emiliana sacó lo que llevaba en el bolsillo de su jean, eso que justamente le había dado Jacob hace dos días y se lo mostró—. Son un par de folletos de la preparatoria donde Jacob está, se encuentra en la salida de Miguel Alemán, dice que es muy buena, que hay buenos maestros y...

—Emiliana, ¿qué pasa? —indagó él, totalmente confundido de lo que decía—. ¿Por qué me enseñas esto?

Emiliana bajó la cabeza y suspiró, lista para sacar el tema por el que principalmente había acudido a él.

—Quiero ir, quiero estudiar en esa preparatoria.

—¿Y el internado? —dudó él, aunque algo en el fondo le decía que sería mejor tener a la chica cerca y, para variar, que la vería no solo los fines de semana y convivir con ella solo un par de meses al año, claro que le convendría más.

Y ya estaba más que previsto que lo pasarían juntos, ya que con Victoria las cosas ya estaban más que claras y no tenía pensado desmentir absolutamente nada y alejarse de ellas, ¡por supuesto que no!

Otra manera de mirarte© [Miradas 1] Disponible en físicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora