Capítulo 27.

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CAPÍTULO 27

—Esperen, ¿dejamos a Bobby? —preguntó Victoria cuando ya habían salido del rancho.

—Se lo dejé a Jacob —respondió Emiliana.

—¡Uh, un Jacob! —se burló Lottie, golpeando levemente el hombro de la chica. Emiliana se sonrojó en seguida—. Se me hace que Victoria y Harold ya tienen cara de suegros.

—Olvídalo —se apresuró a decir Harold y todos rieron—. Por mucho que Jacob me agrade, no lo dejaré ser novio de mi niña.

—No le veo problema —dijo Victoria, captando la atención de todos. A Emiliana se le puso la cara más roja de lo que ya estaba y Lottie se rió. Como era de esperarse, Harold e incluso Víctor se mostraron en desacuerdo, más no dijeron nada.

Victoria y Francisca no soportaron más y se soltaron en carcajadas. La plática ya había incomodado a Harold y solo quería que todos se callaran, incluso intentó reír, encontrarle la gracia, pero cuando Emiliana, quien aún estaba enrojecida, habló, sus labios quedaron planos, sin querer decir nada que no fuesen quejas en cuanto al tema.

—¿En serio, mamá? —Victoria asintió y continuó riendo, a diferencia de los dos hombres en el auto. De allí, todo el camino fue tan serio que, si era incómodo, nadie se atrevía a romperlo, y, si se sentía cómodo, preferirían mejor quedarse callados.

Bahía de Kino es una playa que se encuentra a poco menos de dos horas de Miguel Alemán. Está dividida en tres zonas: Kino viejo, Kino nuevo y playa Estela, que también, del otro lado de esta, tiene un acogedor lugar llamado Cerro Prieto, en este se puede apreciar mejor todo a kilómetros y es muy solitario y agradable. Es un lugar hermoso, eso recordaba Harold de sus tiempos con sus padres y planeaba llevarlos a todos allá.

—¡Oh, mi Dios! ¡Mamá, mira, de aquí se mira el agua! —Ya habían pasado el letrero de bienvenida y el entusiasmo de la chica había roto con el silencio ensordecedor del que ya todos estaban desesperados, Francisca hasta suspiró cuando eso pasó y secundó la sorpresa de su nieta, maravillándose con la vista.

Harold buscó un lugar de estacionamiento que quedase lo más cerca de la playa y que no fuera difícil el acomodar las cosas para disfrutar del día. Rentó una palapa para poder estar con algo de sombra durante su estadía en el lugar. Francisca y Víctor anunciaron que irían preparando lo que comerían y beberían.

—¿Te lo pondrás? —Victoria y Lottie se habían quedado en el portaequipaje del auto mientras Harold y Emiliana miraban las tiendas de flotadores, cocos preparados con limón y chile, trajes de baño y las artesanías hechas por los mismos vendedores. Lottie le mostraba el bikini a Victoria y esta se sentía más roja y solo ponía los ojos en blanco por lo terca que su amiga era.

—No, no insistas, nadie me verá en esa cosa. —Se cruzó de brazos y caminó hacia la puerta del copiloto, abrió y se sentó en el asiento—. Es vergonzoso, además, apenas pude estar desnuda ante él.

Otra manera de mirarte© [Miradas 1] Disponible en físicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora