Capítulo 5

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- Lo siento Skye, nuestra relación no puede seguir, has engordado un montón, pareces un animal, mis amigos se burlan de mí diciendo que estoy saliendo con una vaca. - Dijo Chris entre risas.

- Pero, qué hay de todos esos momentos que hemos pasado juntos? da igual lo que diga la gente, nosotros nos amamos y eso es lo que importa. - Ya no podía aguantar más las lágrimas, creía que lo nuestro era especial, y me equivoqué.

- Ese es el problema, ya no siento lo mismo que sentía desde el principio por ti. - Hizo una mueca como de compasión. No podía gesticular, estaba inmóvil. Lo siguiente que vi fue a Chris marchándose y dejándomed a un lado.

Ese recuerdo me invadía casi todos los días, se supone que lo había superado, que había olvidado todo el rencor, pero eso fue un golpe muy bajo. Estuve en depresión durante más de un año, ese año adelgazé 13 kg y mi único apoyo fueron mis amigos.

Aclaré mi mente, estaba de vacaciones en un crucero, no me podía permitir pensar en un idiota como Chris, no valía la pena.

Me fui a coger ropa y los materiales para hacer deporte, ya que iba al gimnasio a descargar todos mi pensamientos. Bebí un poco de agua y me dirigí a la cubierta del gimnasio.

Se me ocurrió la idea de que después de ir al gym podría ir al spa, así veo a Brock, mi masajista super sexy. -Ahora que lo pienso, no tengo ni la menor idea de dónde puede estar Ann.- Pensé. Seguramente estaría con algún macizo en la piscina o algo por el estilo.

Sonreí, es increíble cuántas personas tanto mayores como niños hay en este crucero y todas se lo están pasando genial, no sé la vida de todas esas personas, pero sé que son felices y eso es un motivo para sonreír.

Por fín llegué al gimnasio, el ambiente se puede sentir y eso te motiva un montón, hay gente en las bicicletas, cintas, con las pesas... Me fui a una cinta, la más alejada y corrí, corrí como si mi vida dependiera de ello, sentía las gotas de sudor recorriendo todo mi cuerpo.

Cuando ya sentía que no podía más, paré, bajé de la cinta cansadísima, cogí la toalla y me fui a las duchas. Debajo del chorro de agua se me vino un pensamiento, me acordé de la otra noche con Jeffrey, posiblemente una de las mejores de mi vida, fue maravillosa, sin duda inolvidable. Me sonrojé con el mero hecho de pensar en Jeffrey, tal vez deba hablar con él. Cerré el grifo y me puse ropa limpia, ahora tocaba ir al spa.

El spa no estaba muy lejos del gimnasio, así que en poco tiempo llegué al spa. La mayoría eran personas mayores, y algún que otro tiarrón, mi mirada se desviaba al hombre que estaba en el jacuzzi pequeño, ese hombre estaba esculpido por los mismísimos dioses, no me di cuenta que estaba en lo mío cuando me choqué con la pared. No podía ser verdad, me he comido toda la pared, la cara me arde, menos mal que no me ha visto nadie, o eso creía.

- Te has hecho daño? - Dijo una voz detrás de mí.

Me giré y era Brock, se estaba guardando la risa.

- Oh vaya, hola Brock. - dije un poco avergonzada. - Ahora iba a visitarte, trabajas?- dije cambiando de tema.

- Si por supuesto, ahora voy, esperame, que en menos de 5 minutos estoy ahí. - Me dijo con una sonrisa muy dulce.

Qué decir de Brock, es prácticamente perfecto, es el sueño de toda mujer, es alto, está perfectamente proporcionado, masajista, tiene una barba que seguramente haría maravillas en la cama... y esos ojos son muy intensos.

Me dirigí hacia la sala donde hacía masajes, no era muy grande, tenía un sillón de masajes y una camilla, una estantería llena de geles y cremas, había un ambiente muy relajante, al parecer no está Alex, su compañero, así que estaremos toda la sesión solos, las cosas que se me vienen a la cabeza no son precisamente muy limpias.

Vacaciones // Jeffrey Dean Morgan //Donde viven las historias. Descúbrelo ahora