Capítulo 2

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Ya quedaba sólo un día para nuestras perfectas vacaciones. Ann, Mike y yo estuvimos toda la semana planeando, y soñando despiertos sobre qué pasaría y todas las locuras que podríamos hacer.

- Bueno, siempre podríais tirar por la borda a alguien que os caiga mal... he oído que en el Atlántico hay muchos tiburones- Dijo Mike, a lo que Ann y yo nos reímos. La verdad es que no sería una mala idea, pensé.

- Una pena que no vayas, porque me moriría de ganas de tirarte por la borda. - le respondió Ann. Desde hace un tiempo Ann y Mike estaban un poco "enfadados", no sabía lo que podía ser, pero lo sospechaba.

- Chicos... siento el ambiente un poco tenso, que alguien me diga lo que está pasando.- dije.

- Skye amor mío, es este idiota que no deja de hacer comentarios estúpidos y...- Mike la interrumpió.

- Nos acostamos hace una semana.- Dijo Mike tranquilamente.
No entendía lo que estaba pasando y de alguna manera no quería creérmelo. Me empecé a reír y en un momento mis risas contagiaron a Ann y Mike que se empezaron a reír, seguramente no tenían ni idea de porqué me reía, ni yo tampoco pero me hacia mucha gracia, la mera idea de imaginarme a Ann con Mike era graciosa.

Bueno...- Dije con lágrimas en los ojos de la risa que me provocó lo que acababa de decir.- será mejor que vayamos preparando todo para mañana. Será un gran día.

Si... -Dijo Ann intentando darme la razón- esto ha sido muy extraño. Me voy a casa para preparar las maletas. Adiós.

Los dos asentimos y después de un rato se fue Mike. Mike no era feo, de hecho recuerdo que casi todas las chicas del Instituto estaban coladas por él, esos ojos azules podían dejarte sin respiración, y de cuerpo había que reconocer que no estaba mal... y como persona era lo mejor.

Ya lo tenía todo preparado, creo que tengo demasiadas cosas para la ocasión, pero en los viajes siempre me traigo ropa de más por si de repente hay un Apocalipsis Zombie nunca se sabe lo que puede pasar.  Ya eran las 23:30 y debería irme a dormir para estar preparada para el gran día.

Me despierto y miro el reloj, eran las 7:30 y a las 9:00 teníamos que estar en el muelle para embarcar. Me levanto, desayuno, me voy al baño y me aseo, me visto y me dispongo a salir, y todo eso en menos de media hora, porque sabía que Ann se quedaría dormida y llegaríamos tarde por su culpa, más de una vez me ha pasado y no me volvería a pasar, no esta vez.
Me fui disparada hacia su casa con todas las maletas, no estaba muy lejos de la mía, y toco el timbre dos veces, por suerte tengo una llave de su casa que solo puedo usar en casos de emergencia, este era uno. Dejé todas las cosas en el salón y subí a su cuarto. Y allí estaba ella, durmiendo como un tronco. No me lo podía creer, en un día tan especial y ella durmiendo.
Me fui a su cocina, cogí una olla y la llené de agua fría. - Oh no, esta vez Ann vas a aprender lo que es bueno- se me escapó un risa malvada, y subí las escaleras con la olla llena de agua fría. Una, dos y tres, lanzo el agua fría en toda su cara, y Ann grita.

-AAAAAAAH sucia rata- me dijo casi chillando.
- Son las 8:10 y tú aún estabas dormida, date prisa si no te quieres perder las vacaciones de tu vida.

Ann salió disparada de su cama y estaba lista en menos de 20 minutos, todo un récord. Preparamos las maletas y salimos de la casa.

Ya estábamos en el muelle, eran las 8: 55 y podía oler el aroma de felicidad y tíos buenos desde lejos.

Después de que nos revisaran y entremos oficialmente, dejamos las maletas en nuestro camarote, era perfecto, tenía dos camas, un baño y era muy acogedor, había espacio suficiente para las dos. Nos saltamos las charlas de navegación e instrucciones para dormir un poco, era increíble habían como 1000 personas y el crucero era enorme.

Me desperté, había dormido como 3 horas y Ann ya no estaba en el camarote, seguramente se habría ido con algún extranjero por algún lado del crucero, pero era enorme y no iba a buscarla, así que decidí explorarlo por mi cuenta.

Ya sabía donde estaba la piscina, el bar, el spa y el restaurante, y me faltaba un montón de cosas por descubrir.
No era tan tarde, el sol todavía brillaba con fuerza y habían un montón de personas correteando y en la piscina, así que me puse el bikini y me dirigí a la zona de las tumbonas a tomar el sol y cerré los ojos. De repente noté como algo o alguien me tapaba el sol, así que abrí los ojos. Un hombre estaba en medio de los rayos de sol que se supone debían incidir en mi cuerpo.
- Hola?- le respondí con un hola- sabes dónde está el bar? - me preguntó.

- Afortunadamente es una de las pocas cosas que sé dónde están. Si quieres te acompaño.- le dije.

- Pues me harías un gran favor, gracias. -dijo con una sonrisa y después de una pausa dijo- Por cierto, soy Jeffrey.

-Un placer, Jeffrey - Y le devolví la sonrisa.

- No me vas a decir tu nombre?- Dijo en un tono... sexy?

Me reí. - me llamo Skye.

Se supone que sabía dónde estaba el bar, pero después de dar vueltas y vueltas no lo encontraba. Creo que había recorrido todo el crucero.

- Te has perdido?- me dijo Jeffrey.
- No, solo es una táctica para estar más tiempo contigo. -Rodé los ojos, sonriendo, a lo que Jeffrey se rió.

- Lo sabía, te lo iba a decir pero sería un poco inoportuno.

- Vale... definitivamente creo que me he perdido. Dije, él solo rió.

Al poco tiempo apareció una pareja mayor de su camarote, y me dirigí hacia ellas para preguntarles donde estaba el bar, le dije a Jeffrey que esperase ahí, pero él no me hizo caso y me acompañó.

-Disculpa, saben dónde está el bar?- les dije con un tono inocente.

- Cariño- Dijo la anciana- esta joven pareja están buscando el bar.

- Oh no no, no somos pareja, nos acabamos de conocer...- les dije sonrojada. Pero la anciana me interrumpió.
- Me recordáis a nosotros cuando éramos jóvenes.- y el esposo de la anciana se acercó.- Cariño estos jóvenes buscan el bar, seguramente pasarán una buena noche.- me dijo, me guiñó un ojo y se rió. Ya no podía estar más roja. A todo esto Jeffrey estaba contemplando la escena sin decir nada, sonriendo y con las manos en los bolsillos.
- Sí, el bar está a unos 50 metros a la derecha- dijo por fín.
- Muchísimas gracias. - dijo Jeffrey.
- De nada guapo, pasadlo bien esta noche.- y se volvió a reír.
Me fui lo más rápido posible de ahí, no me había dado cuenta que aún estaba en bikini, pero me daba igual. Seguimos las instrucciones del señor, y por fín lo encontramos.



Vacaciones // Jeffrey Dean Morgan //Donde viven las historias. Descúbrelo ahora