Capítulo 4.
(Narrador omnisciente).
Un granjero y su carroza fueron el único transporte que los tres magos consiguieron para llegar a Malva, con cuatro horas de viaje tuvieron suficiente, todos se quejaban por algo; Lucy de dolor de espalda, Sting y Rogue por todo el ajetreo, Frosch tenía hambre y Lector se había ensuciado la ropa de tierra. Aun así, agradecieron la amabilidad del granjero y le dieron cierta cantidad de dinero como compensación, el cual él negó.
—No es necesario, es bueno ver tanta juventud. —dijo el abuelo mientras acariciaba a su mula.
—Muchas gracias por el viaje señor, cuídese y tenga cuidado. —le agradeció la rubia mientras hacía una leve reverencia.
—Gracias a usted señorita, tenía tiempo sin ver una dama tan linda y amable. Tiene mucha suerte muchacho, cuide bien de ella. —esta vez se dirigía a Sting, se colocó su sombrero en la cabeza y se fue.
Eucliffe solo esbozó una pequeña sonrisa mientras que la rubia intentaba que no vieran el sonrojo en sus mejillas, así que se aventuró a la ciudad mientras cargaba su maleta.
—¡Rápido, chicos! —gritó Lucy desde lejos, estaba muy emocionada, la ciudad le había parecido encantadora.
—¿Cómo rayos llegó ahí tan rápido? —preguntaron Lector y Sting al mismo tiempo, sin percatarse de que Rogue y Frosch ya casi alcanzaban a la rubia y ellos seguía tan lejos.
Una vez que todos estuvieron juntos, decidieron que lo primero sería ir a hospedarse y ya luego irían a hablar con el alcalde.
En el hotel...
—Señorita, tres habitaciones por favor. —pidió Lucy a la recepcionista.
—Disculpe, sólo tenemos dos habitaciones disponibles.
—¿Ah? ¿En serio? Bueno, está bien, deme esas. —respondió con amabilidad la rubia.
La recepcionista le dio las dos llaves y le agradeció por escoger la compañía hotelera.
Mientras tanto un Rogue se encontraba leyendo en el sofá de espera al lado de un Sting dormido; la voz de Lucy llamó la atención del mago de las sombras.
—Tenemos solo dos habitaciones, estaba pensando en que tú y Sting pueden dormir en una y yo en la otra junto con Frosch y Lector. —propuso Heartfilia.
—Me parece bien. —asintió Rogue, junto con Lector.
—Fro piensa lo mismo. —dijo casi automáticamente Frosch.
—Sting... Sting... Sting...—llamaba una dulce voz, mientras que el mago rubio sentía ciertos toques en su cara.
Sting no planeaba despertarse, el viaje lo había cansado mucho así que solo se removió del sofá para acomodarse mejor y abrazó algo, lo que él creía que era Frosch. Una Frosch con un aroma exquisito, y muy delgada... Y alta... ¿Con cabello? -abrió los ojos y miró anonadado a quién estaba abrazando, era Lucy.
—¿Así qué ya caíste bajo mis encantos y ahora duermes conmigo? —le dedicó una sonrisa coqueta mientras la abrazaba de la cintura y la acercaba más a él.
Lucy estaba roja, más que un tomate, era un rojo tan intenso como el cabello carmesí de Erza. Trataba de articular una palabra alguna, pero nada salía de su boca, sus labios solo se movían.
—¡Su-Suéltame! —exclamó al fin.
—Aguafiestas. —bufó Sting, soltándola.
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¡He vuelto, princesa!
FanfictionUn joven Sting Eucliffe de sólo 8 años de edad viviendo solo, con las burlas continuas de otros niños lo atormentan, todo parece ir mal en su vida hasta un día... El día en que ella lo salvó. Lucy Heartfilia de solo 6 años le mostró la compasión y e...