CORTES

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Eres débil, te falta madurez. Eso claramente te dirán quienes se enteren que al leve cuestionamiento de tu ser, al sentirte incapaz de experimentar emociones mas allá de las deprimentes, tu única forma de explorar tus limites es a través del dolor.
Siempre creíste que era de cobardes, de gente queriendo llamar la atención, y quizás estén en lo cierto, solo quieres ayuda, sientes la necesidad de gritar pero no puedes, odias ser el centro de atención. Una desenfrenada sensación de que esa sea la solución, hacerte daño superficial no ha funcionado ¿por qué no experimentar con algo mas? después de todo nadie lo sabrá.

No tienes con que, pero te las ingenias, con el primer corte perpendicular a la vena, dejas el fluir de la sangre sobre tus piernas. Quisieras tener el ánimo de antes y burlarte, reír por estar haciendo lo que hacia años criticabas.

No fue la gran cosa, una pequeña punzada posterior a la cortada. Tal vez fue la adrenalina del momento, o quizás realmente no lo sentiste, así que para comprobar, un segundo corte hay que efectuar.
El segundo es menos penetrante, incluso llegas a pensar que te podrás acostumbrar.
Por hoy lo dejas, tienes que ir a preparar la cena, pero te prometes que al siguiente día, el dolor será menor.

Durante el día compruebas tu ingenuidad, creíste de que las miradas estabas a salvo, ¿Quién iba a querer acosar a una gorda sin gracia?. De regreso a tu casa, sentiste la presión de una camioneta detrás, lo dejaste pasar, te entretuviste balanceándote de un lado a otro, esperado que siguiera su camino. No hay que ser paranoicos para percatarse que iba demasiado lento y en un inesperado momento acelera, sientes la sangre oprimiendo tus músculos, ese grito que se queda atorado en la garganta, si antes no gritabas ¿por qué lo harías en esa situación? ¿En verdad alguien te ayudaría? Lo dudas, si aún habiendo gente alrededor, nadie hace nada para salvarte. Logras meterte por un callejón, nunca llego ese alma bondadosa que te rescatara del momento, no estas decepcionada, pero tienes miedo, miedo a que sea tu culpa el que intentaran dañarte. 

Llegada la noche, recostada en el suelo abrazando tus piernas, te culpas por usar ese pantalón, o quizás fue la blusa ¿era la ropa que llevabas demasiado llamativa? o ¿era tu aspecto de niña ingenua? Odias no tener respuestas, esa sensación que podría repetirse el escenario. Te odias a ti misma por huir, por no hacer nada para hacerles pagar.
Y a esto le sumas que de nuevo, tus padres han peleado, esta vez superó sus límites, tu madre a ido al hospital, pero te llena de rencor tener que ver a tu padre con su cara de arrepentimiento, y tu impotente has preferido encerrarte en tu habitación.

Un corte por tu impotencia, y otro debajo por tu cobardía.
El siguiente es por tu apariencia, que te atormenta cada día, aun no estas conforme y mas debajo le corresponde a tu torpeza.
Aun no te duele, pero lágrimas bañan tu rostro, crees que tras  cada corte te sientes mejor, te mientes a ti misma cuando lo único que quieres es consolación.
Un corte mas por tus falsos amigos que tuviste que abandonar.
Uno mas por seguir gorda a pesar de la dieta que te impusiste, y es que eres débil, y has vuelto a comer. Aunque frente al espejo, tu no lo sabes, te sientes deformada pero es sólo tu imaginación dándote una mala jugada.
Aun no terminas, el siguiente es porque no te entienden y estas sola. O al menos eso crees.
Y los dos últimos, son por existir y por permitirte llegar hasta aquí.

Ya no puedes mas, con la sangre brotando poco a poco de aquellos intentos de dolor, te tiras sobre tu cama y sabes que estas sola, y te duele saberlo, te duele pensar que a nadie mas le importa si dejas de respirar. Lo reconoces, te habría gustado que alguien interrumpiera tus acciones, un mínimo interés habría cambiado el rumbo de tus posteriores decisiones. 

Comienzas a llorar, en el suelo, lo entiendes, te duele ¿Por qué tuviste que hacer esto? Es claro que sientes, y ojalá no fuera así, siempre resulta mas doloroso enfrentarse a sentimientos que ignorarlos y atormentarse por falsos pensamientos.

Existencia vacíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora