La mirada azabache volvía a posarse sobre la figura del rubio que estaba encima suyo. Inconscientemente memorizaba todo de él; su cabello largo cayendo por su espalda y tapándole un poco la cara, pero sin llegar a molestarle, sus diversas expresiones de placer, la manera en la que su pequeño cuerpo se movía encima suyo, su voz gimiendo, sus manos acariciando el pecho de Itachi y a veces clavando las uñas, su respiración jadeante...
Todo eso fascinaba de una manera inimaginable a Itachi.
Deidara se apoyó en los hombros del moreno, el cual estaba tumbado y le incitó a acompasar el movimiento de sus caderas para que Itachi penetrara más profundamente al rubio, que por su parte se encontraba en su posición favorita: encima de él. El pelinegro, por su parte, agarró fuertemente las nalgas del contrario y le ayudó con lo que pedía. No necesitaban palabras, sus cuerpos ya estaban totalmente sincronizados.
Deidara abrió los ojos, que estaban previamente cerrados por el placer que sentía, y se dio cuenta que Itachi demandaba un beso, así que se acercó, dejando que sus labios se unieran y sus lenguas se entrelazaran.
En un momento dado Itachi empezó a acariciar con una de sus manos el muslo del rubio, mientras la otra seguía amasando sus glúteos.
Deidara empezó a besarle lentamente el cuello, sin dejar marca alguna de que sus labios y su lengua habían estado ahí previamente, eso hizo que Itachi se encendiera más, si eso era posible; arrastró lentamente la mano que se encontraba acariciando el muslo del rubio hasta su erección y empezó a masturbarle, haciéndole soltar un gemido ahogado y jadear. Deidara empezó a moverse también más rápido, haciendo que el miembro de su compañero se abriera más paso dentro suyo, llegando al punto que conseguía darle un placer cegador.
Itachi, con la mano que no tenía ocupada masturbando a Deidara, acarició su espalda suavemente hasta llegar a agarrarle del pelo e hizo que levantara un poco la cabeza, provocándole un gemido. Itachi se incorporó un poco, lo justo para llegar a besar el cuello del rubio, sabía que ese era su punto más sensible con diferencia, y se demostró cuando Deidara empezó a revolverse inquieto a causa de los labios del pelinegro que le embestía, ahora, con más fuerza, haciendo que se sintiera extasiado y que clavara sus uñas en los hombros del contrario.
Itachi se separó un momento del cuello del rubio para mirarlo a los ojos y, gracias a esa conexión que habían adquirido con el tiempo, ambos consiguieron culminar juntos.
El pelinegro volvió a dejarse caer en la cama con un golpe sordo, mientras que Deidara seguía sin moverse, intentando recobrar el aliento. Sus manos estaban sobre el pecho del pelinegro y su cabeza gacha con los ojos cerrados. Después de unos segundos, en los que Itachi no había dejado de observar ni un segundo al rubio, Deidara se pasó la mano por el pelo, quitándolo de su rostro y dejándolo hacia atrás.
La mirada del pelinegro seguía observando los gestos del menor mientras salía de encima suyo y se dejaba caer a su lado.
Sin saber muy bien lo que estaba haciendo, Itachi acarició el largo cabello del rubio, provocando que éste le mirara con confusión. Normalmente el único contacto que había entre ellos era limitadamente durante el sexo, nada más.Llevaban teniendo sexo simplemente para desahogarse prácticamente desde que Deidara se unió a la organización. En todo ese tiempo pocas habían sido las veces en las que se dieran muestras de afecto fuera de la cama, o la ducha, o donde fuera que se desahogaran en ese preciso momento, pero esas escasas muestras de cariño eran las que adoraba Itachi, aunque siempre desconcertaban al rubio.
Deidara se incorporó levemente para buscar su ropa, haciendo que Itachi frunciera levemente el ceño. Sin duda no quería que se fuera tan pronto, aunque fue una verdadera sorpresa ver a Deidara sacando un pequeño paquete con cigarros y cogiendo uno para colocarlo entre sus labios. Su mirada azul se fijó en Itachi y sacudió el paquete, ofreciéndole un cigarro silenciosamente, aunque lo rechazó. Deidara volvió a guardar la cajetilla y encendió el cigarro.
— ¿Te molesta?- le preguntó al moreno mientras volvía a recostarse-
— No.- respondió con simpleza y le miró atentamente- Tú normalmente no fumas. Ni siquiera compras tabaco.

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Just One More Night (ItaDei)
Fiksi Penggemar"Me comporto así porque es probable que hayas empezado a gustarme". Advertencia: Contenido homosexual y relaciones sexuales.