3era.

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Aquella confesión hizo que todo entre los dos cambiara en cuestión de segundos.

Taeyong se sorprendió ante aquellas palabras, ¿cómo es que se responde a eso? Por más que buscaba entre su información no podía encontrar una respuesta.

Todo empeoró cuando Doyoung se acercó tanto al rostro de Taeyong, que sin darse cuenta, el pelirosa unió sus labios con los de su dueño en un beso. Tomando del cuello al contrario, moviendo la boca con los ojos cerrados, intercambiando suspiros.

El robot no sabe lo que fue, pero una sensación húmeda recorrió sus mejillas.

Cuando se separaron, el profesor miró a los ojos de Taeyong y recordó aquel momento que encendió por primera vez y se reajustaba a su alrededor, esos ojos brillantes que tanto le fascinaron. Pero estaban llenos de agua. Y su expresión con algo de tristeza. Comenzó a llover.

Regresaron a casa, tomados de la mano, como de costumbre. Pero ahora era diferente. A pesar de la felicidad que sentía Doyoung porque Taeyong fue quien lo besó, sabía que algo no estaba del todo bien. El robot no habló durante todo el camino, estaba inmerso en su cabeza, buscando respuestas a lo que hizo. Él besó a Doyoung, pero no estaba seguro de si fue porque lo quería, o porque en algún momento lo aprendió de algún lado. Aún así, no dejaba de rebobinar aquel momento del beso. La piel que cubre su ser es como la de un humano, sin embargo él no tiene sentido del tacto, pero llegó a la conclusión que de poder sentir, tendría la piel de gallina. Estaba seguro de que los labios de Doyoung sobre los suyos serían la mejor sensación que tendría en toda su existencia. La respiración del profesor acelerándose para después ir más tranquila...le hacía mal, pensar en todo eso le hacía mal, algo en su sistema se descontrolaba con el hecho de pensar eso.

Llegaron a casa, y el profesor abrazó a su robot por la espalda, estaba mojado pero no le importaba.

— Vamos a tomar un baño juntos, ¿sí? - pidió con un puchero en los labios. El pelimorado tomó al de cabellos rosas de la mano y lo llevó al baño.

En la bañera, Doyoung comenzó a besar al contrario, lo tomaba del cabello mientras se acercaba cada vez más a él. Taeyong no se movía ni reaccionaba, causando que se detuviera preocupado.

— ¿Estás bien? - le pregunta el profesor angustiado — ¿El agua te está afectando? -

— Sí, estoy bien, yo solo...- Doyoung lo miraba afligido, el robot podía ver aquel sentimiento en sus ojos y definitivamente no era algo que le gustara. Entonces tomó a su dueño por la cintura y lo juntó a su cuerpo, con una mano levantó su rostro para mirarlo directamente a los ojos, pudo notar un rubor en las mejillas de su joven profesor. De nuevo Taeyong estaba perdiendo el control de su sistema, y no era exactamente por el agua en sus cuerpos desnudos.

Volvió a besarlo. En los labios, después el cuello, luego sus clavículas. Taeyong no podía detenerse, esta vez estaba seguro de que no quería, y los pequeños gemidos de Doyoung le parecían hermosos, disfrutaba ver cómo le estaba dando placer a su dueño, por fin estaba haciendo su deber como robot. "Como robot"...entonces se detuvo bruscamente. Apartó al pelimorado y se salió de la bañera, huyó del baño para vestirse y quedarse en la sala.

El profesor se asustó y fue tras él, salió del baño con solo una toalla cubriendo de sus caderas hacia abajo y se dirigió a la sala donde se encontró a su robot con las piernas flexionadas al pecho sentado en un sillón. El de cabellos rosas lo volteó a ver, el torso completamente libre de su profesor, tan blanco y delgado...prefirió ignorarlo antes de descontrolarse otra vez.

Cuando Doyoung le preguntó que le había pasado, se excusó en un simple "Me comencé a sentir mal", así que el profesor en lugar de cuestionarlo decidió recostarse junto a él. Taeyong se movió para que ambos estuvieran más cómodos, haciendo que el pelimorado quedara con la cabeza recostada en su pecho, y una mano suya rodeando el cuerpo del otro.

Beating machine. {DoTae} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora