5ta.

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Las tardes eran perfectas desde hace un tiempo. Estuviera soleado o lloviendo hasta caerse el cielo, para Doyoung todos los momentos del día eran perfectos. Amaba el viento, el brillante sol, las nubes grises, las gotas de lluvia frías, el vapor que emanaba de su boca al suspirar en invierno. Pero sobretodo, amaba a la persona que se encontraba a su lado cada momento del día.

Doyoung, por sobre todas las cosas, amaba a Taeyong.

Tuvieron que pasar meses para que el profesor abandonara su depresión, la tristeza que no lo dejaba ver las cosas claras ni pensar coherentemente.

El profesor pasaba todos los días recordando a su chico robot de cabellos rosas, cuando lo encontró, cuando le declaró su amor, cuando se entregaron y hasta cuando se alejaron. Todos aquellos recuerdos eran dolorosos para el pelimorado. Su pena hacía que se olvidara hasta de cuidarse de sí mismo.

Hasta que, en sueños, vio a Taeyong invitándolo a que fuera con él, que lo siguiera. Para el joven profesor eso fue una señal para, en definitiva, buscar una manera de recuperar a su amor.

Y es que se sintió tan tonto cuando leyó en internet "todos los robots son registrados y vigilados, sean de uso personal, experimentos o con cualquier otro fin". Cómo no había pensado en eso antes. Obviamente si están registrados, entonces en algún lugar deben estar guardados los recuerdos y, aunque se arriesgaba a parecer un demente, esperaba que las memorias, y todo el ser de su Taeyong, estuviera ahí para poder recuperarlo.

Buscó por todos lados, y cuando estaba a punto de perder la esperanza, lo encontró en el registro más olvidado de todos.

A pesar de que la encargada no entendía bien lo que el joven de cabellos morados le decía, después de algunas horas Doyoung obtuvo lo que quería, la tarjeta madre que contenía a Taeyong.

Emocionado y con más esperanza y ánimos que antes, comenzó el proceso de 'humanización', daba las gracias a que en medio de su tristeza no tiró el cuerpo que guardaba de su robot pelirosado, también estaba infinitamente agradecido por tan avanzada tecnología que existía en ese tiempo.

Fueron muchos y largos procesos. Desde una mejora extrema al cuerpo del robot, donde se hizo una búsqueda casi exhaustiva de órganos internos (de los cuáles el profesor donó todos los que pudo), hasta la transición de datos de lo que había en la tarjeta madre de Taeyong a lo que sería su próximo cerebro.

El profesor, ansioso, no podía dejar de contar los días para volver a estar con el amor de su vida.

Por fin, luego de meses, el pelimorado estaba por ver el 'nacimiento' del pelirosado. Después de todo lo que pasaron, por fin iban a encontrarse de nuevo. Esta vez estaba seguro de que todo iba a estar bien.

El pelirosado comenzó a abrir los ojos lentamente mientras estaba recostado en la cama de un hospital. Tenía algunos cáteter insertados en las venas, estaba recibiendo sangre.

Cuando sus ojos se abrieron completamente, pudo ver algunos brillantes y púrpuras cabellos un poco despeinados, bajando un poco más, se encontró con unos grandes ojos húmedos, como si estuvieran a punto de llorar.

Doyoung veía emocionado todo aquello, conteniendo sus lágrimas de emoción que en cualquier momento saldrían.

El profesor, casi lanzándose, abrazó al que yacía en la cama y se aferró fuertemente a él. Ya no era más un cuerpo frío ni duro como el metal, ahora era más suave y cálido. Pudo escuchar el latir de un corazón, y por fin dejó caer sus lágrimas al darse cuenta que no era el propio.

Inmediatamente levantó la mirada para ver a Taeyong. Tenía los ojos abiertos aunque algo cansados, aun así el brillo en ellos no desaparecía, y eran incluso más hermosos que la primera vez que los vio.

Beating machine. {DoTae} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora