1era.

3.4K 346 197
                                    

Doyoung es un joven profesor en la única universidad de la pequeña ciudad en donde vivía. Imparte materias enfocadas a la tecnología, solamente él tenía el conocimiento necesario para enseñar ahí.

En una era donde la tecnología es inteligente e incluso, en algunos casos, nos hace depender de ella, todos los ciudadanos contaban con un robot avanzado a su lado; este robot tiene apariencia humana, puede sentirse como uno, con cabello sedoso y piel suave, también habla y se mueve, además de contar con lógica para la vida diaria al lado del humano que lo compre.

El joven profesor era muy humilde, vivía al día y aunque tenía lo básico y no se podía quejar, quería con desesperación uno de aquellos maravillosos robots, pero lamentablemente no podía costearse uno.

Alguien le comentó que muchas personas tiran a sus robots a la basura cuando éstos ya no les sirven o prefieren conseguir el último modelo. "Te haría bien ir a buscar, no es bueno estar solo". Y claro que Doyoung hizo caso.

Una noche decidió a ir al basurero de la ciudad para ver si con suerte encontraba a un robot que se viera capaz de arreglar, para él no le parecía un problema el modelo ya que bien podía actualizarlo o hasta mejorarlo a su gusto.

Con una linterna en las manos buscó, por alrededor de 2 horas, en la fresca noche con un olor desagradable, aunque solo miraba cacharros y partes inutilizables, hasta que, poco antes de darse por vencido,por fin sus ojos vislumbraron lo que tanto anhelaba: un robot. Su futuro robot.

Era un modelo masculino, de cabellos rosas como de algodón de azúcar, piel blanca y pálida, se miraba tan delgado que al profesor de cabellos morados le daba miedo el tocarlo, aún más porque parecía como si estuviera durmiendo, con tanta paz y temía perturbarlo. Pero no se iba a echar para atrás, así que tomó al robot en sus brazos y lo cargó hasta su hogar.

Estaba algo sucio, así que con un pequeño trapo húmedo comenzó a limpiarlo, primero el rostro, lo hizo con delicadeza para no rasparlo o dañar la piel, y sin darse cuenta posó una de sus manos en la mejilla de aquel ser mecánico de cabellos rosas y la acarició. Se rió de sí mismo cuando se percató de aquel acto. Pudo sentir que la piel del pelirosado estaba fría, sin embargo era muy suave.

Notó que sus brazos estaban sucios también, además de que tenía un olor no muy agradable, pensó en darle un baño, pero el simple hecho de imaginar el cuerpo desnudo de su nueva máquina lo hizo ruborizarse. Lo volvió a tomar entre sus brazos y se dirigió al baño, lo despojó de la pordiosera ropa que vestía, se sorprendió al ver que llevaba ropa interior puesta, un par de calzoncillos celestes, así que prefirió, por su bien, dejárselos puestos.

Su cuerpo era tan pálido, demasiado delgado, podía notar los huesos de su columna vertebral asomarse por su piel. Tenía hombros angostos, y caderas pequeñas. Además de su perfecto rostro, que incluso con los ojos cerrados era demasiado bello. "Por supuesto que lo es, es un robot", pensó el profesor.

Dentro de la bañera, comenzó a tallarlo con una toalla mojada, lo hacía lento, para quitar cada suciedad que pudiera tener, levantaba sus brazos con un poco de temor para limpiar la zona. Su mente empezó a traicionarlo cuando iba a comenzar a limpiar sus piernas. A pesar de que eran delgadas, estaban muy bien formadas, eran firmes y bastante deseables. "¿Qué tonterías estoy pensando?" se regañaba Doyoung constantemente.

Prefirió ignorar las piernas de su robot por ahora, y fue a limpiar la espalda. Desde ese perfil se miraba más delicado pero de alguna manera varonil, le gustaba esa vista, bajó un poco más los ojos y sus manos para buscar el sensor que "le daba vida" a su nueva compañía. Al llegar a la parte baja de la espalda, logró escuchar un pequeño sonido que inmediatamente lo hizo brincar de la sorpresa, su máquina, su robot, estaba encendiéndose.

El pelirosado comenzó a ponerse de pie en la bañera, escurría agua desde su abdomen hasta volver a caer al agua de la tina. Abrió los ojos.

"Mi nombre es Lee Taeyong, soy un robot de la nueva generación, tengo registrado mi nacimiento el primero de julio del año 1995. Mucho gusto en conocerte", fueron las palabras que dijo tan pronto 'cobró vida'.

El joven profesor se encontraba estupefacto, había visto muchos robots antes, pero ninguno jamás le había causado la misma sensación que estaba sintiendo como Lee Taeyong, su robot.

El robot miraba confundido a su alrededor, se había presentado a la nada ya que estaba de espaldas de Doyoung, el profesor se ríe un poco de la situación y entonces Taeyong voltea hacia él y vuelve a presentarse.

— Mucho gusto Taeyong, yo soy Kim Dongyoung pero sólo llámame Doyoung - le dice mientras le extiende una toalla para que se seque.

— Oh, entonces ¿tú eres mi amo? - ladea la cabeza y sus ojos se engrandecen y comienzan a brillar intensamente. Doyoung sabía perfectamente que era porque su sistema estaba ajustándose y se adaptaba al ambiente, pero no pudo evitar sentirse estremecido por aquella mirada, así que solo se limita a sentir tímidamente.

— Una de mis primeras tareas antes de entrar en completo funcionamiento, es explicarte las leyes básicas de la robótica, pero es opcional si quieres escucharlas o no - le dijo al de cabellos morados mientras salía de la bañera. "¡AHHHH!" soltó un fuerte grito el robot. — ¿¡Por qué estoy en ropa interior solamente!? - preguntaba nervioso mientras se cubría con los brazos lo que podía.

Doyoung estaba sorprendido, jamás imaginó que los robots tuvieran pudor.

Le ofreció algunas prendas de ropa, eran perfectas y justo de su misma talla.

El profesor estaba fascinado con Taeyong. Su estructura, su apariencia, el moldeado de cada una de sus partes, "La persona que lo diseñó debió obtener un premio". Pero entonces la pregunta en su mente apareció, "Eres tan perfecto, ¿entonces qué es lo que hacías en la basura?", y sin darse cuenta, pensó en voz alta, llamando la atención de su robot de cabellos rosas.

La expresión del robot cambió drásticamente a una más sombría y triste.

— Porque no soy perfecto -.

Doyoung no podía creer lo que le había confesado, ¡claro que era perfecto! Todo en él, era un modelo que nunca antes había visto, hablaba fluidamente y como si de un humano se tratase, tenía expresiones en el rostro además de sonreír como todos los demás robots que había conocido, entonces, ¿por qué no era perfecto?

— Después de que me encendieron, pude escuchar como mis creadores comentaban que estaba defectuoso - continuó, interrumpiendo los pensamientos de su nuevo dueño — pero en realidad yo me encuentro en perfecto funcionamiento y listo para cualquier petición que tenga -.

El joven morado le dijo que por el momento estaba bien, pero que le gustaría verlo hacer algo de lo que tiene programado. Así que Taeyong tomó varios artículos de limpieza e inmediatamente comenzó a limpiar el lugar. En menos de cinco minutos terminó con todas las habitaciones, dejando a un Doyoung boquiabierto mientras él miraba orgulloso su trabajo.

El profesor se quedó pensando por unos momentos, había tantas cosas que podía pedirle a su robot que hiciera que ni siquiera sabía por donde empezar. Sabía que era especial, no era un robot como los demás, así que lo que le pidiera tenía que ser de igual manera.

— Ya sé qué es lo que quiero que hagas - dijo decidido, Taeyong enfocó toda su atención a él.

— Por fin te decidiste, dime -.

— Quiero que seas mi amigo -.

« 🤖 »

Tenía planeado esto como un one-shot pero cuando me di cuenta ya había escrito mucho xd.

Beating machine. {DoTae} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora