Hacia medio año que vivía en Suecia, más concretamente, en la capital, Estocolmo (anteriormente vivía en Barcelona). El país siempre me había gustado, y cuando la academia de idiomas me propuso trasladarme a la metrópolis vikinga para enseñar castellano, no pude resistirme y sin pensarlo, acepté.
Aún recuerdo como se lo tomaron mis padres al decírselo, se mostraron tristes, pero a la vez contentos de mi autodeterminación en otro país:
- Económicamente viviré mejor allí que aquí - puse como excusa.
- Pero el clima es mejor aquí hijo - mi madre dijo para intentar hacerme "recapacitar".
- Mamá, ya he aceptado. Estaré bien abrigado.
- Pero entonces ya no te veremos más... Te casarás, tendrás hijos, y no podremos desempeñar la función de abuelos...
- No digas tonterías, mi salario me permite viajar mínimo dos veces al año para visitaros, a vosotros y a mis amigos.
- Solo tienes veintidós años, ¡por el amor de dios!
- Por favor, no montes un drama...
Mi madre se levantó rápidamente de la silla y me abrazó con fuerza, giré la cabeza y vi que mi padre estaba medio sonriendo:
- Ya puedes traer a una sueca cuando vuelvas - dijo con un tono de picardia, haciendo que yo sonriera.
El día antes de mi partida, mis mejores amigos y mi familia me organizaron una fiesta sorpresa de despedida. Fue conmovedor, porque sabía que estaríamos mucho tiempo comunicándonos por Whatsapp y por Skype únicamente, así que lo único que hice fue disfrutar de mis últimas horas con ellos.
Ya en Estocolmo, un taxi me llevó a mi nueva casa, que la academia me había proporcionado, y al haber dejado las cosas en mi nuevo hogar, fui a la academia en metro, ya que no había más forma de llegar, me presenté y me explicaron los horarios, como se organizaría el curso... Lo de siempre.
YOU ARE READING
La chica del metro
RomanceHace seis meses que Dani se trasladó de Barcelona a Estocolmo para enseñar castellano. Para ir a trabajar a la academia, tiene que coger el metro, en el que, casualmente, siempre encuentra a una chica autóctona de Suecia, peroaunque nunca hablan, si...