3 - LA TIENDA DE KLARA

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Esta vez, no seguí mi típica rutina de ir al centro, si no que decidí ir a la tienda que llevaban Klara y su madre. Sinceramente, no me gustaba mucho ir a tiendas de ropa, pero quería disfrutar de la presencia de la joven sueca.

La tienda se ubicaba en una zona de la ciudad en la que se mezclaba comercio con viviendas, y era bastante acogedor, para mi gusto. Busqué en el rótulo de la tienda, y cuando lo vi, rápidamente entré. Al entrar, me sorprendió no ver clientes, tal vez no era una hora en la que se vendía mucho...

- ¡Hola Dani! - dijo Klara saliendo de la trastienda sonriendo - ¡que bien que hayas venido!

- Te prometí venir - dije con una feliz expresión en la cara mientras observaba sus claros ojos azules.

- ¡Klara! ¿Por qué no atiendes al cliente? - dijo su madre con un alto tono de voz - disculpe señor, está teniendo una mañana un poco tonta.

- ¡Mamá! ¡Él es quién ha detenido al ladrón!

- ¿En serio? ¡Muchas gracias hijo! - La madre de Klara también era rubia, de ojos grises, y bastante más regordeta que su hija.

- No es nada, es lo que debía hacer.

La madre de la chica se fijó en la clara cara de felicidad de ambos, y sonrió, se giró, y se puso a buscar ropa para mi.

- Mi hija me ha contado que eres procedente de Barcelona - dijo mientras escogía algunas camisas y camisetas.

- Exacto, de su ciudad favorita.

- También es profesor de castellano - soltó Klara.

- Oh, vaya, ¡eso es espléndido!

- Lo es si te gustan los idiomas como a mí - dije al mismo tiempo al que la madre de la bella sueca me daba una cuanta ropa.

- A Klara mientras el profesor no sea un aburrido, le va bien.

- Me lo ha contado hoy en el metro, y coincido, las clases deben ser amenas para motivar a tus alumnos a aprender.

- Pues ojalá hubiese tenido profes como tú... - dijo Klara - ehm, bueno, ¿quieres probarte la ropa?

- ¡Por supuesto!

Me probé toda la ropa que la madre de Klara me había traído y la verdad es que me gustaban todas, a parte de que eran muy cómodas.

- ¿Sabes qué? Me las quedo todas.

La madre de ella se sorprendió y rápidamente se fue a la caja para cobrarme:

- No se como agradecértelo.

- Porque no debes hacerlo, es muy buena su ropa.

Klara me miraba sonriendo, así que cuando su madre acabó de hacerme el recibo, me acerqué a ella.

- Estaba pensando en... bueno, hay un restaurante muy bueno en pleno centro... Y me preguntaba si te interesaría ir a cenar algún día...

- ¡Me encantaría!

- ¡Genial!

- Yo estoy cada noche libre, así que cuando tu quieras podemos quedar...

- ¿Qué te parecería quedar mañana? Te vengo a buscar a la tienda y luego te llevo al restaurante...

- ¡Es un plan magnífico! Pues entonces, nos veremos mañana por la mañana, y por la noche - dijo con una sonrisa grabada en su cara..

- Exacto, hasta mañana, Klara, y, señora...

- Olsson - dijo ella rápidamente.

- Señora Olsson, ha sido un placer.

- Lo mismo digo.

Sonreí, me volví a fijar en los magníficos ojos de Klara, y salí de la tienda rumbo a casa. Ahora mi mente solo estaba centrada en la noche siguiente. 

La chica del metroWhere stories live. Discover now