5 - UNA NOTICIA TRÁGICA

9 0 0
                                    

El día siguiente solo podía pensar en Klara. Cuando la vi y hablamos en el metro me sentía la persona más feliz del mundo, pero en el trabajo nada podía hacer que me concentrará... No dí bien las clases, no escuchaba del todo lo que me preguntaban mis alumnos... Y para más inri, Vladimir se dio cuenta, y me estuvo dando la lata durante todo el rato libre sobre eso

- Estás raro Dani.

- Raro? No, bueno... Yo diría diferente.

- ¿Es esa chica verdad?

- Sí - dije asintiendo.

- Te dio calabazas, vaya, pobre, como te debes sentir...

- Vlad, no me dio calabazas.

- ¿Se las diste tú a ella? No esperaba eso de ti, pensaba que eras mejor persona.

- Ya basta, ¿no? Nada de eso pasó.

- ¿Y entonces? ¡Ah, ya lo sé! Su madre no aprobó vuestra relación y por eso estás así.

- ¿Qué? ¿Por qué te montas culebrones en la cabeza?

- Solo lo hago para chincharte.

- Si no fueras mi amigo...

- Me darías calabazas - dijo empezando a reír.

- Dani, déjalo - me dije a mi mismo en voz alta.

- Bueno, va, suéltalo, ¿qué pasó? ¿Algo malo?

- Todo lo contrario, todo fue genial.

- Ahh, así que acabasteis, ya sabes, en la cama.

- ¿Qué? ¡No soy tan rápido!

- Bueno, vale, basta de chorradas de niño idiota, dime, todo fue genial, ¿por qué?

- Pues tras cenar, dar un paseo y lo típico, nos acabamos besando, y creo que ahora somos algo más que amigos.

- ¿Sois novios?

- Eso creo, sí.

- ¿Pero tu no ibas lento? - dijo soltando una carcajada.

- Es que no sé para qué abro la boca.

- Para besar a la vikinga.

- No pararas, no.

- Pero si ya me conoces, desde hace diez meses, ¿te sigo sorprendiendo?

- Me sorprende lo poco serio que se puede conversar contigo - dije antes de levantarme e ir a preparar la próxima clase.


Más tarde, recibí una llamada, que al ver que era de mi madre, rápidamente respondí.

- ¡Hola mama!

- Hijo...

- ¿Qué pasa algo? Te noto un poco, mal, triste...

- Es que... Tu abuelo ha muerto... - dijo antes de explotar a llorar.

- ¿Qué? ¿Cómo? No, no puede ser cierto eso... No... - dije antes de soltar unas lágrimas.

- Ven... ¿Vendrás al funeral?...

- Eso espero... Hablaré con la academia a ver si me dejan un par o tres días libres....

- Gracias.... - dijo antes de colgar.

No me lo podía creer, mi abuelo, el que siempre me enseñaba algo, con el que siempre me reía, con el que siempre imaginaba, se había ido... Y no pude acompañarle en sus últimos días...

No podía perder tiempo, así que llamé a la academia:

- ¿Petra? Soy Daniel, el profesor de castellano de la academia de Estocolmo.

- Sí, ya sé quién eres, dime, ¿necesitas algo? - preguntó la directora del centro.

- Pues mire, mi abuelo acaba de fallecer, y me preguntaba si me dejaría unos días libres para asistir a su funeral...

- Por supuesto que sí... Siento mucho su pérdida... En nuestra academia velamos por la comodidad de los profesores y de los alumnos, y como profesor que es, ahora lo que usted necesita es tiempo libre...

- Muchísimas gracias señora.

- No hay de qué... Podría usted pasar mañana durante horario laboral a las oficinas centrales del centro - (esas oficinas servían como puente para realizar intercambios, gestionar mejor los programas para ser adaptados a cada país...) - le quiero entregar personalmente el billete de avión...

- ¿Podrían ser dos?...

- ¿Dos?

- No se si vendrá, pero por si acaso, para mi novia...

- Por supuesto... El avión y el hotel lo pagamos nosotros.

- No se moleste por el hotel, iré a casa de mis padres.

- ¿Está usted seguro?

- Sí.

- Muy bien, pues solo avión, nos vemos mañana...

Colgamos el teléfono y ahora tenía que ir rápidamente a la tienda de Klara para decírselo, tenía que coger el metro en un momento. 

La chica del metroWhere stories live. Discover now