CAPITULO 10

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                                            LA APARICIÓN



© Dominick había tenido un día difícil y triste. Ya las horas habían transcurrido desde el entierro de su madre, cuando el jovencito terminó su día con un profundo sueño que le había dominado fácilmente por el cansancio.

Y sucedió que a altas horas de la noche, algo había despertado a Dominick Harper. Un sonido muy extraño que le había llegado desde una distancia de la casa. Todo había sucedido de modo tan rápido e inesperado.

Un tanto alarmado, esperó un rato, aguzando el oído, pero no pudo escuchar nada más. Quiso levantarse y ver si su padrastro había regresado de la taberna, pero esperó que su vista se aclarase primero, mientras parpadeaba sus ojos claros.

Un instante después, se puso de pie y caminaba con calma con los pies desnudos. Y cuando paseó la mirada en la descuidada habitación del hombre, no se le veía por ninguna parte. El muchachito prosiguió alejarse un poco del umbral de la puerta... Y su pequeña cabeza giró hacia la derecha y luego hacia la izquierda de la humilde y pequeña casa... Solo había un silencio total. Dominick pudo concluir que Howard no había llegado. Pero le extrañó aquel sonido que había escuchado, porque al principio pensó que lo había provocado su padrastro con su presencia. Pero no fue así. Se mantuvo de nuevo alerta, y con temor quiso indagar por la cocina; una vez allí, nada extraño parecía notar.

Enseguida el pequeño sintió sed, mucha sed que tenía la boca seca. Tomó un vaso de cristal e inclinó el jarrón de agua y se sirvió, empezando a beber con ansias. De pronto, sintió una presencia detrás de él y se giró rápidamente... Lo que vio lo había dejado aturdido y confundido: vio a su madre pasar por la cocina pasivamente, sin expresión alguna en ella. Tenía la misma vestidura antes de morir y estaba descalza. Se le podía ver claramente a ella entre la tenue luz de la luna que se filtraba por la ventana. Aquello lo había mantenido muy quieto y expectante Dominick pensó: «¿Es que acaso soñé la dura agonía y muerte de mi madre? ¿O es que realmente ella está viva? »

Dominick no pudo sentir emoción alguna, no sabía si esto era un sueño o una realidad.

—¿Mamá? —la llamó él con un hilo de voz.

Pero la aparente mujer no respondió, ni siquiera con la mirada.

Acto seguido, el ulular de su búho desde afuera en la calle, hizo que Dominick sacudiera un poco la cabeza. Ahora pensó con más claridad; esto ya no le parecía un sueño. Y cuando se dio cuenta de que realmente estaba despierto, sospechó lo peor, y un escalofrío le recorrió todo su cuerpo. No sabía cómo reaccionar a tal acontecimiento, y peor aún, cuando la aparente mujer le llamó en un susurro por su nombre:

—Dominick... Hijo.

El tono de esa voz le había sonado tremendamente extraño al niño, una voz que no era clara y resuelta; además de que aquella mujer reflejaba un aspecto extraño y ausente de sí misma, algo espectral. Agregando más misterio, ella no lo miraba fijamente... estaba parada de perfil delante de una estufa pequeña de carbón con una plancha de hierro, donde estaba colocada una tetera de cobre; ella solo observaba el objeto, extendiendo su mano sin tocarlo.

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⏰ Última actualización: Sep 16, 2017 ⏰

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