Siempre es bueno un amigo
No puedo creer que sea tan cobarde, correr y dejar solo a ese pobre niño que no puede ni ser consiente de sí. ¿no es consciente de si? Me estaba mirando, lloraba, cosa que según yo sabía nunca había hecho con nadie.
Me metí a mi cama, tenía muchos sentimientos encontrados en ese momento, lo mejor será dormir un poco y ver qué pasa mañana.
Paso un par de semanas y las cosas se están poniendo muy feas en el psiquiátrico, las enfermeras trataban mal a los niños y los hacían llorar constantemente, llevaba dos semanas sin ver a Alberto, no sabía que había pasado con le después de esa noche, lo buscaba por los pasillos y a la hora de comer, pero simplemente no sabía nada de él; no había vuelto a tocar el piano desde ese día, tenía miedo de volver a sentirme como cuando descubrí que Alberto me miraba. Un día la enfermera Lupe mando llamar a todas las enfermeras y a los niños del psiquiátrico, tenía la esperanza de ver a Alberto, pero entre tanta gente nunca pude encontrarlo. La enfermera estaba en el centro del patio con una de sus enfermeras más allegadas y un enfermero que siempre andaba con ellas haciendo llorar a los niños.
-De ahora en adelante todo en este lugar va a cambiar –dijo viendo tanto a enfermeras como a niños –ahora yo estoy a cargo de todos ustedes, pobre de aquel que haga las cosas mal. Pondré unas nuevas reglas para que todo aquí funcione como debería, voy a curar a los niños que están en la zona de niños peligrosos, a los otros niños ya los di por perdidos. Cualquier enfermera que no le guste mi manera de trabajar de ahora en adelante puede presentar su renuncia sin ningún problema, voy a tener orden, los voy a convertir en personas de verdad, para que al menos la sociedad no los vea como la basura que son ahora, les va a doler más a ustedes que a mí.
Se dio la media vuelta y se fue con una sonrisa maliciosa, junto con sus compinches que se van muriéndose de la risa. En el patio solo escucho el murmullo de las enfermeras y de algunos niños que no entienden que pasa. Me quedo ahí parada viendo todo, tengo miedo de todo lo que dijo, no sé qué vaya a cambiar, pero sé que no es bueno.
No sabía que había una zona de niños peligrosos ¿estaré yo en esa zona?
- ¿Estas espantada?
- ¿Qué? –volteo para ver una niña que si mal no recuerdo su habitación esta dos después de la mía –no, no estoy asustada, solo que no entiendo nada de lo que dice, ella no es más que una enfermera, ella no da órdenes aquí.
-El señor Mario tuvo que irse, escuche a la enfermera hablar de eso el otro dia.
- ¿Quién es el señor Mario?
-Es el dueño de aquí, nos trata bien y nos da dulces cuando nos portamos bien, no sé porque se fue.
-Tal vez no se quiso ir, pero tuvo que irse –dije recordando a ese hombre que entro a mi habitación cuando apenas había llegado, seguramente es el.
-No entiendo.
Voltee para ver a la niña que tenía a lado, un poco más bajita que yo, muy blanca de piel y el cabello bastante claro, recuerdo que cada que la veía era una niña muy callada y no quería hablar con nadie, en realidad no sé porque comenzó esta platica.
- ¿Cómo te llamas?
-Alicia, aunque mis papás me llamaban Ali. Puedes llamarme Ali si quieres.
-Mucho gusto Alicia, soy Gabriela –dije mientras extendía el brazo para darle un apretón de manos.
- ¿Te han dicho que te comportas como un adulto? –dijo mientras me daba la mano.
-Todo el tiempo, pero eso no es lo que importa ahora; lo importante es saber porque una niña extremadamente tímida, que siempre se la pasa sola, de la nada empieza a hablar conmigo como si nos conociéramos de algo.
-Yo no te quiero hacer nada –no pensé que mis palabras hirieran a esa niña, hasta que vi sus manos temblando –solo que... pensé que te gustaría tener una amiga, pero si no quieres está bien, no pasa nada.
Empezó a caminar hacia las habitaciones y una sensación de arrepentimiento se apodero de mí, después de todo, lo único que quería esa niña quería era hacer una amiga en este espantoso lugar y pensándolo bien, tener una amiga en este lugar debería ser lo mejor que me podría pasar. Corrí hasta alcanzarla y tomarla por el brazo y la volteé para tenerla frente a mí.
-Alicia, perdón, pero tengo tanto tiempo sin que alguien sea amable conmigo que ya no confió tanto en la gente. No quise ser grosera, lo lamento ¿me perdonas? –ella asintió mientras se secaba una lagrima que tenía en el ojo - ¿amigas?
Su semblante cambio en seguida, se abalanzo sobre mí y me abrazo, la abrace, hace tanto tiempo que no abrazaba a alguien que ya había olvidado lo que se siente.
Cuando se separó de mi pude ver en su rostro la marca que la lagrimas dejaron, era una niña muy tierna. Algo dentro de mí se alegró de haberle abierto un poco de mi vida a ella.
- ¿Crees poder contarme algo más acerca de ti?
-Si...ahhh... Pues me llamo Alicia Muñoz, tengo 11 años, llevo aquí 3 años y me gustan las muñecas, ahorita no tengo ninguna pero cuando estaba en mi casa si tenía.
- ¿Porque estas en este lugar?
-Pues porque...
-Así que aquí estas rarita, necesito que de ahora en adelante ayudes en la cocina –le dijo la enfermera Lupe a Alicia mientras le aventaba un mandil en la cara.
-Si... si enfermera Lupe –dijo Alicia en tono muy tímido mientras se quitaba el mandil de la cara, se notaba que le tenía mucho miedo a la enfermera.
- ¡Pues que estas esperando!
Alicia salió corriendo sin siquiera despedirse de mí, no sé qué pasaba con ella, sabía que era muy tímida, pero esto fue algo impresionante.
-Y tu pequeña insolente, te encargaras de los baños de toda la zona de niños peligrosos, así que más te vale que te vayas apurando.
- ¿Cuáles son los baños de la zona de niños peligrosos?
- ¿Cómo que cual? ¿Cuál más va a ser? Pues los que están al final de tu pasillo estúpida, ve por una cubeta y cosas para limpiar a la bodega que esta frente a tu bello y querido salón de aprendizaje. Haces las cosas bien, si es que no quieres quedarte sin cenar.
Sin decir ni una palabra fui a la bodega por las cosas para limpiar los baños, no sabía limpiar un baño, pero lo intentaría, aunque, que yo recuerde ese era trabajo de las enfermeras.
No podía creer que de verdad estuviera en la zona de niños peligrosos, no me consideraba peligrosa en ningún sentido, había cometido errores, pero no era peligrosa.
Mientras lavaba el baño no pude dejar de pensar que, si había una zona de niños peligrosos, también debería haber una zona de niños que no lo son, y estaba casi segura que en esa zona estaba Alberto, solo haría falta un poco de ayuda para saber cómo llegar.
ESTÁS LEYENDO
Sin salida.
Teen FictionMi estancia aquí es un accidente, no tengo por que estar aquí. No me siento igual a los demás, no me veo igual a los demás. Entonces... ¿Porque estoy aquí?