Se fue, adiós, hasta nunca. Atravesó la puerta con maleta en mano, ojos cristalizados y un "adiós, que te vaya bien" en la boca que nunca pronunció más dijeron sus lágrimas saladas corriendo a través de sus mejillas rojas y sus labios dulces. Se cierra la puerta y mis piernas dejan de responder, me arrodillo abruptamente y dejo que mis lágrimas saladas corran por mis mejillas sin color y por mis labios ácidos. Nunca pude contenerla, nunca fue mía, siempre hubo alguien que me la arrebataba cada vez que creía tenerla en mis manos, pero cual agua, se escapó de entre mis dedos, como ahora mis lágrimas saladas.
El tiempo pasó y me fue debilitando, mientras que su recuerdo seguía lleno de vida. Me fui quedando sola debido a la tóxica compañía del alcohol, mientras que ella seguía rodeada de la dulce compañía de la hipocresía que rodeaba su cuerpo perfecto y su dinero.
«"¿Cuantas veces he pensado en ti?"
Innumerables.
"¿Nunca has tenido las ganas de llamar después de un par?"
Yo sí, incontables veces.
"¿Te sigo amando?"
Sí lo hago.
"¿Sabes en qué medida?"
Insuperable.»
Días, semanas, meses... mi estado era lamentable, llegar a volverse irreconocible ante el espejo es una señal para decirte que estás muy mal. No le he abierto allá puerta a nadie, ¿por qué lo haría ahora? No sé la respuesta, supongo que será debido a las ganas garrafales de salirse de la rutina, y más de esta, que se está volviendo letal.
Como si estuviera controlada a distancia, me acerco a la puerta con ninguna esperanza en mente, sabía de sobras que no sería ella.
– ¡Sam abre la puerta ya o la derribo!- Aquella voz...masculina, grave, característica... Me devuelven en mi los golpes que le da a la puerta, abro la puerta y se queda atónito al ver mi deplorable aspecto.
Me mira la cara, supongo que las grandes ojeras no pasan desapercibidas, o los labios agrietados y sin color, o los ojos rojos de más lágrimas derramadas con las mejillas hundidas por negarme a comer y el cuerpo desaliñado por todo lo demás.
Me abraza, una acción que me deja en shock.
– Lo siento.- ¿Por qué lo sientes? No has hecho nada- Lo siento muchísimo por no estar ahí, estuve todos estos meses en Alemania mientras tú estabas aquí pasándolo mal, joder.- Tranquilo, ya lo he superado...mentira.- Qué amigo soy, perdón.
Ese abrazo..., todo el dolor que he sentido todo este tiempo se ha ocultado bajo el manto de ese abrazo, supongo que podré ocultarlo hasta que su viento levante la sábana.
– ¿Qué tal- un ataque de tos me sorprendió debido a la falta de hablar y a la presencia de alcohol. Entra y me da una botella de agua que tenía desparramada por toda la varilla sucia, las cajas de antidepresivos acabadas, empezadas, o por empezar. Trago el líquido y retomó lo que dejé a medias.- ¿Qué tal estás con Caroline?
– Cortamos.- Se sentó en el sofá, quitando algunas botellas de alcohol y cajas de pizza vacías.
– ¿Y qué tal?- Me siento a su lado botella en mano y busco el mando de la tele, aunque me rindo al instante.
– Mejor que tú, por lo que veo.- Dice mirando el penumbroso salón, creo que hace tiempo que no pago las facturas de la luz.- Te voy a ayudar.
– ¿Ayudarme? ¿Con qué?
– Creo que está claro.- dijo haciendo ademán con la mano.- Primero lo limpiaremos todo, después te llevaré a rehabilitación y por último pagarás las facturas.- Vio la cantidad de sobres con el logo de la electricista. Se dirigió al baño y salió al instante.- Mejor pagamos las facturas primero.- Rió, un sonido del cual ni me acordaba que existía.- Voy a por mis cosas, cuando vuelva quiero que estés mínimamente decente.
Se va, ¿vuelve? Ya no sé qué esperar de esa porta. La gente se va, no entra y no vuelve. Me aseo con la estúpida esperanza de que va a volver. Me visto, me intento asear sin agua -muy complicado por cierto- y el espero sentada en el suelo delante de la puerta con las rodillas en el pecho abrazadas por mis brazos. Vuelven a picar, tengo miedo de que no sea él, no quiero decepcionarme.
– Sam, por favor, sé que estás ahí sentada. Ábreme, soy yo.- Me levanto y le abro, las maletas que tenía las deja en la entrada y me vuelve a abrazar, coño el metal frío de las llaves y salgo, me ayuda a bajar les escaleras...//
Tengo hasta aquí, siempre puedes imaginar el final que quieras, y será todo lo real que desees.
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Mis sentimientos plasmados con tinta de lagrimas ensangrentadas.
RandomAquí habrán pequeños One-shots, pequeños fragmentos que escribí en una libreta, en algunos son mis sentimientos más putrid y en otros son historias sin un final, o sin un principio, quién sabe.