1

382 27 0
                                    

― ¡Annie! ―gritó su mamá desde la cocina― ¡Annie, se te va a hacer tarde para el trabajo!

Annie abrió los ojos arrepentida de haber solicitado empleo en la tienda de auto-servicio en la que estaba trabajando durante el verano. Aunque de eso a estar en casa, definitivamente prefería el trabajo.

― ¡Annie!

Con pereza se quitó las sábanas de encima y se dispuso a hacer la cama, agarró la ropa que se pondría junto con una toalla y caminó hacia el baño.

Pasaron exactamente cuarenta minutos cuando Annie se acercó a la cocina para comer lo que su mamá le había preparado de desayuno: huevos, tocino y una taza de café. Un desayuno muy americano.

Annie y su madre se habían mudado a Corea hacía una par de años, tal vez dos o tres, debido al trabajo de su padre. El idioma no le fue difícil de aprender gracias su papá quien era coreano pero había vivido en américa después de terminar la universidad.

― Me voy ―dijo ella saliendo del baño y agarrando su bolsa que se encontraba en el respaldo del sillón―. ¿Quieres que traiga algo?

― Nada ―respondió su mamá―. Qué te vaya bien.

― ¡Gracias! ―gritó el momento que cerraba la puerta.

El lugar en donde trabajaba no estaba lejos, una caminata de 15 minutos y estaba ahí.

Annie saludó a todos en cuanto entró y se colocó un chaleco en donde se leía el nombre del establecimiento.

― Hoy iremos a beber por ahí, ¿vienes? ―preguntó uno de sus compañeros.

― Hmm, no lo sé ―se mordió el labio inferior.

― Bueno, piénsalo.

La verdad es que no había mucho que pensar. Annie no era del tipo de chicas que hablara mucho y mucho menos del tipo que saliera a «beber por ahí». Había pasado tanto tiempo sola desde que se había mudado a Corea, que el silencio era su único amigo.

Vaya, claro que Annie tenía amigos pero todos se habían quedado en américa. Los únicos amigos que tenía, si así se le podían llamar, eran los dos chicos y la chica que trabajaban con ella, aunque casi nunca iban más allá de los saludos y un ocasional «¿cómo estás?».

Para ella, hablar con gente de su edad le resultaba algo complicado.

Words | j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora