Words | j.b

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Una vez más, Annie se despertó, se arregló y comió algo antes de irse al trabajo. Trabajaba dos turnos porque prefería eso a estar en casa sin hacer nada, además tenía dos horas libres para salir a comer, las mismas dos horas que ocupaba para pasearse por las calles aledañas al establecimiento las cuales ya conocía como la palma de su mano.

― Annie ―dijo uno de sus compañeros en forma de saludo. Annie se limitó a sonreír.

La primera parte del día pasó bastante rápido, pues recién habían recibido mercancía y debían de hacer inventario en la bodega para después colocarla en los estantes.

― Voy a comer ―anunció ella antes de salir por la puerta del personal.

Increíblemente no había tanta gente afuera como de costumbre. Annie se dirigió a un establecimiento de comida que solía frecuentar. La dueña del lugar incluso ya la ubicaba y de vez en cuando le hacía compañía mientras comía.

― Annie ―dijo la señora cuando la vio entrar al lugar.

Annie se acercó a la caja en donde se encontraba y después de preguntarle cómo estaba se fue a sentar.

― ¿Cómo va el trabajo? ―preguntó la señora al momento que colocaba la comida frente a Annie.

― Va bien, hoy tuvimos que hacer inventario. ¿Y aquí? ¿Cómo va todo?

― Cansado. Los negocios de comida son muy agotadores pero me gusta. 20 años con este lugar, ¿puedes creerlo?

― La edad que tengo ―sonrió.

― ¿Y cómo vas con los muchachos? Eres muy bonita, no entiendo cómo es que no tienes novio.

― Hablar con la gente no es lo mío ―hizo una mueca y se llevó una cucharada con caldo a la boca.

― Pues conmigo hablas muy bien.

― Es diferente. Siempre me ha sido más fácil llevarme con personas más grandes que yo y con los niños, es diferente con la gente de mi edad o casi de mi edad. Sobre todo los muchachos ―se encogió de hombros.

― Hay un chico que a veces viene ―dijo ella jugueteando con la servilleta―. Me recuerdas a él.

Anniese limitó a sonreír y terminó su comida.