Capitulo 5.

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    Estacionó el coche, y bajo a abrirle la puerta. Fernanda sonrió y caminarón hacia la puerta. Al llegar, se abrió de pronto; había sido una empleada. Fernanda le hizo una seña para que entrara. Así lo hizo, la casa era amplia, tenía un gran recividor con una salita a mano derecha, y las escaleras a la izquierda, en medio se extendía un pasillo con varias puertas a los lados, al final se alcanzaba a ver un gran comedor, de un color oscuro y sillas a juego. Había tambien varios cuadros y fotografías, la mayoría de ellos eran de Fernanda con un hombre, una mujer, y un chico.

    ---Que linda casa ---dijo al fin. Miró a Fernanda y sonrió. Fernanda sonrió tambien, y le hizo un gesto con la cabeza para que la siguiera. Subieron las escaleras, luego doblarón en el pasillo de la derecha, pasarón por varias puertas hasta llegar a la del final. Fernanda la abrió, y se encontraban en un salón de música. Era de paredes blancas y espaciosas, en una esquina había un Chello, en la otra un gran piano rojo, en barías estanterías había varias guitarras, flautas y saxofones de diferentes tipos. Thomas sonrió, se sentía como en casa.

    ---¿Podrías tocarme algo? ---dijo Fernanda con una amplia sonrisa. Thomas no pudo evitar sonreír, asintió y camino hacia el piano. Tomó asiento e invitó a Fernanda a sentarse al lado suyo. Penso un poco, luego levanto la tapa, y sus dedos comenzaron a moverse con desemvoltura por las teclas, cerro por un momento los ojos y siguió. Así pasaron los minutos, Fernanda lo miraba fijamente sonriendo. Thomas le dedicó una sonrisa calida, y tocó la última nota.

    ---Fue... preciosa ---dijo Fernanda rompiendo el silencio---. Sonata número once de...

    ---Mozart ---la interrumpió Thomas---, una de mis favoritas.

    ---Eres un exelente músico ---sonrió.

    ---Lo hago solo por gusto ---se encojió de hombros---, las cosas que te gustan suelen salirte bien.

    ---Claro... ---se quedarón mirandose fijamente por unos instantes. Fer se acerco a él lentamente sin dejar de ver sus grises ojos, Tom se quedo quieto, preguntandose que trataba de hacer. Entonces sus labios se rozaron levenmente, sin llegar a formar un beso...

    ---Señorita Valentine, la comida esta lista ---anunció una voz femenina desde la puerta. Se separarón de golpe, sonrojados por la situación y mirandose avergonzados.

    ---En seguida vamos ---contesto Fernanda. La chica asintió y se fue, cerrando la puerta de nuevo, dejandolos con un silencio incomodo. Cada quien mirando a lugares diferentes, hasta que Thomas rompió el silencio.

    ---¿Bajamos? ---sonrió, viendo a Fer de nuevo.

    ---Eh... si, vamos ---se levantó y le tendió una mano a Thomas. Este la tomo, y lo llevo de la mano hasta el comedor, ambos muy apenados para decir algo. Llegarón y Thomas le acomodó la silla a Fernanda, tomó asiento frente a ella ---donde había otro conjunto de platos y cubiertos---, y le sonrió. Fernanda le correspondió la sonrisa. Llegarón los empleados que los atenderían y pusierón dos platos de espagueti con albondigas, tal y como ella le había dicho en la escuela, copas de vino y se retirarón.

    ---Buen provecho ---dijo Thomas.

    ---Buen provecho ---contestó ella y comenzarón a comer. Lo hicieron tranquilamente y en silencio. Después vino el postre, un pay de banana que tenía relleno de mantequilla de mani.

    ---Especialidad de la casa ---dijo Fernanda al ver la expresión de Thomas, de gusto y de sorpresa---, la cocinera quería inovar el postre ---sonrió.

    ---Quiero felicitarla personalmete ---sonrió---, esto es único y exquisito ---siguierón comiendo, se veían a los ojos un par de veces y sonreían. Luego, al terminar, Thomas levanto su copa de vino.

    ---Por una exelente comida, con una chica encantadora ---sonrió. Fernanda rió y alzó su copa.

    ---Por una comida exquisita, con un chico maravilloso ---sonrió. Chocaron sus copas y dierón un sorbo. La siguientes horas que siguierón, se la pasarón platicando de su vida, amigos, familia. Pero Thomas no podía olvidar lo que pasó en el salón de música. Lo que sintió con tan solo un roce de sus labios, como si un latigazo de electricidad golpeará su cuerpo. No podía olvidar su aliento, el leve sabor a fresas y un toque de menta. Ni su perfume, con un olor cítrico. Tampoco entendía como de un momento a otro hubiera pasado eso, y reconoció que le hubiera gustado seguir. En la noche Thomas tuvo que irse, ya no tenía nada de tareas, pues las había hecho en casa de Fernanda, manejo tranquilamente, tratando de borrar las imagenes de los labios de Fernanda. Esos labios grandes y rosados. Llegó a casa, estacionó el coche y entró.

    ---Al fin llegas, Thomas, llevo esperandote una hora y media aproximadamente, ¿cuándo pensabas llegar? ---le dijo seriamente un hombre.

    ---Estaba en casa de una amiga, papá ---contestó Tom. Fijó su vista de pronto en la mujer, la chica y la pequeña detras de su padre. Frunció el ceño y miró a su padre, exigiendo una explicación en silencio.

    ---Bueno, Thomas; ellas son Victoria, Emily y Sofía Woods ---Señaló a cada una de grande a pequeña---, viviran con nosotros. Victoria y yo nos casaremos en 3 meses ---sonrió. Thomas se quedo callado por varios lentos minutos. Luego miró a su padre a los ojos con expresión fria.

    ---Felicidades ---dijo con voz dura. Su padre lo tomó del brazo y lo llevo con las 3 damas. Thomas miró ceñudo a Victoria y esta sonrió.

    ---Espero que nos llevemos muy bien Tommy...

    ---Thomas, solo Thomas ---la interrumpió. Ella asintió.

    ---Thomas, entonces. Puedes confiar en mi, te ayudaré en lo que necesites ---Thomas asintió y miró a la chica, se veía de unos 16 y lo miraba con la misma seriedad que él a ella. Luego miro a la pequeña, que dió un salto hacia el y la tomo en brazos. La pequeña ---como de unos seis años--- le dió un beso en la mejilla y sonrió.

    ---¿Quieres ser mi amigo? ---le dijo con una voz tan dulce y llena de alegría que Thomas no pudo evitar sonreírle.

    ---Claro, seamos amigos ---la pequeña dió pequeños aplausos y grititos---, te haré una corona, ahora eres un principe, Emily y yo somos las princesas y ellos ---apuntó a Victoria y a Patrik---, son los reyes. ¿Cómo te llamas?

    ---Thomas, soy Thomas Walker ---dijo con una ligera sonrisa.

    ---Muy bien, puedes llamarme Sophie, y yo te llamaré Tommo ---sonrió. A Thomas le agradó aquella pequeñita, parecía la más alegre de ellas tres. Cenarón en silencio ---a excepción de Sophie que se la pasaba hablado---, y subierón a dormir.

    Thomas soñaba que estaba sentado bajo un roble, que estaba en un jardín hermoso, lleno de flores, su madre estaba a un lado, y sonreía, hablaban de algo que Thomas no podía escuchar. Su madre le dijo algo al oido y se levantó alejandose, Thomas quizo seguirla, pero algo le impedía levantarse, gritó, pero no le salieron las palabras, y su madre desapareció.

    Unos golpecitos en la puerta y leves sollozos lo trajerón de vuelta a la realidad. Se levantó y al abrir se encontró con Sophie sollozando levemente.

    ---Hey ¿qué pasa, pequeña princesa? ---le dijo Thomas, mientras se incaba para quedar casi a la altura de la pequeña. Ella se talló los ojos llenos de lagrimas y lo miró.

    ---Tuve un sueño feo... fui... con Emily, pero... me dijo que no la molestara ---dijo entre sollozos--- no me dejo dormir con ella.

    ---Tranquila, solo fue una pesadilla, no va a pasar nada malo --- le seco las lagrimas que seguían saliendo.

    ---¿Puedo dormir contigo? ---le dijo la niña tomandolo de la manga de su camisa---. No me moveré.

    ---Eh... claro ---sonrió---, vamos a dormir, veras que no pasa nada malo ---la pequeña sonrió y corrió hasta la cama de Tom, y se acostó. Thomas rió levemente y se acostó a su lado. Sophie lo abrazó y el suspiró abrazandola también, hasta quedarse profundamente dormidos.

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⏰ Última actualización: Mar 27, 2014 ⏰

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