Una mirada Acosadora

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Domingo por la mañana, Camile, parecía que había tomado alcohol, lo cual nunca ha hecho en su corta vida; él fue abriendo los ojos de a poco, pensando todavía en aquel sueño. Dejó de lado aquella situación, se levantó, se dispuso a quitarse el short para bañarse y después de eso, ir a desayunar en la Cafetería "Algo inusual".

Tardo 15min en bañarse, otros 5min para arreglarse, Camile estaba más agotado de lo usual, por ello demoraba más, cuando por fin culmino, salió caminando rumbo a la cafetería "Algo inusual"; llego exactamente por las 12:30pm, y observo a lo lejos a Zalikah, Camile se le olvido que ella trabajaba ahí, él estaba con demasiada flojera como para ir a otro lugar, encontró una silla, la utilizo para sentarse, y ordeno un moka, con una dona de azúcar, y por obra del destino, Zalikah tuvo que atender a Camile.

- Aquí tiene su orden – entregándole el café a Camile, con un poco de rechazó

- Gracias, es todo por el momento – Camile respondiendo a la forma de actuar de Zalikah.

Camile, termino el desayuno, pago lo que consumió y se fue rumbo a la plaza, para curiosear por ahí.

Zalikah, no dejo de pensar en el olor de la casa de Camile y no se explicaba porque cuando lo vio dormido, le dio un poco de calma, así que lo dejó a un lado y continúo trabajando.

Durante su paseo por la plaza, y desde antes, Camile, se sentía observado, volteo tranquilamente a todos lados y no observo nada, puesto que esa mirada era desde el cielo, para ser exactos, estaba siendo vigilado por un Angel de la clase guerrera, los encardados de eliminar o exterminar a los clanes atiguos como el clan del "dragon naciente", o bien el clan de las "piedras presiosas" en la guerra milenaria antigua, en el viejo mundo Ard. Camile, no sabía que estaba siendo observado por esa clase de ángel, es más, no tenía conocimiento de donde surgía esa mirada acosan te y vigilante, por lo que no tomó importancia.

Continuo su camino, iba camino a su casa, cuando escucho un grito de auxilio cerca de la zona donde estaba, Camile, acudió lo más rápido posible se percató que se llevaba a cabo un asalto con mano armada.

- ¡DAME TODO MUJER – el asaltante, apuntándole con una Glock 9mm, a una señora

De la nada, se escuchó el grito de Camile

- ¡HEY, DEJALA IR, YO ESTOY AQUÍ! – con su característica sonrisa y con la mano izquierda en su cabellera para acomodársela.

El asaltante, apunto hacia Camile, y como todos los ladrones, le pidió todo lo que tenía, Camile, lo ignoro y volvió a salir su verdadera personalidad, esa que asusto a Stephan, pero esta vez se notó más, puesto que sus ojos se tornaron de un rojo fuego muy intenso, el pelo se oscureció más, con la velocidad que ya lo caracterizaba, le dio un golpe con la mano derecha al estómago al asaltante, el cual solo pudo ver esos ojos "diabólicos que Camile tenía"; muerto de miedo y de dolor, se desmallo por la falta de aire, como era de esperarse, Camile ya no estaba en el lugar.

Por alguna razón, se dirigió con rumbo a la playa; la mirada del ángel de la clase guerrera aumento, Camile en "forma original" recordó que era último descendiente del "clan del dragón naciente"; la playa estaba desértica, lo cual era demasiado raro. Camile, iba caminado descalzo por la arena, recordando aquel pasado, del que no tenía ni idea, entre imágenes en su mente se relataba la antigua guerra milenaria.

Cuando se terminó de relatar aquella trágica historia, Camile, callo en rodillas llorando por todo lo que sucedió cuando él era recién nacido en la antigua tierra de Ard; comenzó a llover, los rayos se hacían notar, Camile, iba caminado, cuando su móvil sonó, era el teléfono del monasterio donde había vivido, se escuchaban ruidos extraños, Camile, en cuanto llegó a su casa, cogió las llaves del automóvil y se dirigió a la capital de Italia, donde estaba el monasterio.

Cuando llego, no había nadie, todo estaba desacomodado, Camile se desesperó, buscaba en todas partes a sus padres y hermanos que había dejado hace ya 5 años.

Grito:

- ¡DONDE ESTAN!... - volvió a caer arrodillado, llorando asumió lo peor.

A partir de ese momento, Camile, sintió una soledad aterradora, veía las fotos que tenía, lloraba recordando todo lo vivido en su infancia en el monasterio, resonando en su mente cada palabra de los monjes, rememorando cuando lo apoyaron en su sueño.

- He perdido ya dos cosas en esta vida... – llorando y susurrando al aire, acostado en su cama

La tristeza lo domino, volvió la soledad, aunque Camile pensaba que nunca se había ido; por suerte para él, las vacaciones empezaban y en su trabajo como en algunos, se las dieron junto a un bono; Camile, no se movió de la cama por una semana, no comía, solo dormía, lloraba y gritaba; El buzón estaba lleno de pagos para los servicios y había una carta poco común, la cual había llegado una semana antes, cuando Camile estaba en el trabajo hasta tarde; él ya no quería estar así, se desesperaba y gritaba aún más, tomo fuerzas para ir al buzón, agarró todo lo que estaba dentro, tomó su computadora y empezó a pagar todo; llegó el momento de ver la carta poco común.

Camile, se asombró, debido a que no tenía nombre del remitente, sin problema alguno, él abrió el sobre, donde había un collar de piel con un péndulo de ojo de tigre y una carta...

"Hijo, recuerda que, ante todo debes ser fuerte, ver lo positivo de la vida, pase lo que pase, estaremos para apoyarte; puede que no haya nadie a tu lado, nada debe detenerte, piensa, tienes una vida y eso es razón absoluta para seguir adelante, levantándote de las caídas, afrontando la realidad".

Atte: Daniel Rand.

Al leer esto, a Camile, le volvieron las lágrimas, aunque no tanto de tristeza, si no de alegría en cierta manera, puesto a que el hombre que lo crío fue el monje superior, Daniel Rand, y él nunca le había dicho nada para apoyarlo; se colocó el collar con mucho cuidado, lo tomo el péndulo con su mano derecha y con su clásica mirada con sonrisa en rostro, limpió sus lágrimas, y salió del abismo depresivo.


El protector ocultoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora