#4 Un Juego De Tres

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- Creo que esto ha subido de nivel, hombre - Se burló Sebas, jalando a Agustín para que volviera a su asiento - Tómalo con calma, tigre. 

Él esbozó su sonrisa mientras se dejaba caer en el sofá, sin dejar de mirarme todavía. 

- Alguien tiene que enseñarle, ¿no es así? - Se echó a reír con arrogancia. 

Idiota. Idiota. Idiota. Que te den. 

 Me bajé de la nube de inmediato. Caí en cuenta de que sólo estábamos jugando. Que él sólo estaba jugando. Típico de mí amigo Agustin. Típico. 

 Bueno, si estábamos jugando, entonces estaba lista para poner en práctica todo lo que había aprendido en el verano. 

Yo también había aprendido a jugar. 

- Siguiente turno - le gruñí a Sebastian, a arrebatándole la botella de su regazo -. Necesito otro trago. 

 Él me dedicó una sexy sonrisa mientras me veía tomar otro largo trago. Ugh

 Me sentía mejor que nunca. Me sentía libre. Estaba jodidamente volando, sentía que podía hacer lo que quisiera. La Valentina vestida en ropa holgada, eructando y tirándose gases, que había estado antes del verano, ella ya en parte no existía. La que estaba era una Valentina versión mejorada, una Valentina nueva... Una Valentina atrevida. 

  Y no podía negar que me gustaba... Y que estaba lista para aceptar el cambio. 

 Ahora mismo, en esta fiesta, con estos idiotas.

- Dale vuelta, Sebas - Le ordené echándome hacia atrás, soltando una carcajada sin ningún motivo. 

 Estaba tan ebria que no sabía lo que hacía.

 Él me obedeció, aún divertido debido a mi actitud de "A la mierda todo". 

  Vi cómo la botella daba vueltas, me sentía tan llena de energía, con tantas ganas de bailar, saltar y con tantas ganas de hacer demostrar mi punto que, por alguna razón, detuve la botella y la moví por mi cuenta para que quedara entre Sebas y Mike.

Alcé la vista hacia ellos y les di mi mejor sonrisa traviesa. Ellos me miraban como si no pudieran creer lo que estaba haciendo. Y créanme... yo no tenía ni puta idea de por qué me estaba comportando así tampoco.

- Oh, se detuvo en el medio - Comenté, fingiendo inocencia - Eso significa que tengo que besarlos a ambos, ¿cierto? 

- Supongo - Sebastian se irguió entusiasmado, dándole un golpe a las costillas de Mike - ¿Qué esperas, hermano?

 - Esto sí será épico, bebé - Me aseguró Mike mientras me miraba con un brillo ansioso en sus hermosos ojos Cafés

  Me levanté decidida. No dejaría que ningún chico me hiciera quedar como tonta, nunca en mi vida había permitido eso y este día no sería la excepción. Agus logró sacar la chica en mí y ella estaba lista para contraatacar. 

 Nunca debió haber dicho esa simple frase, simplemente lo hizo para seguir con su reputación de idiota. Bien, excelente, para eso hacen falta dos, ¿no? 

  Caminé hacia ellos, no sin antes echarle una mirada Agustín, el cual se encontraba con el ceño fruncido, presenciando la escena como si estuviese conteniéndose de hacer algo. Pero ya no había marcha atrás. 

 El primero que se atrevió a besarme fue Sebas, quien casi me ahoga con su lengua. No sentía nada, nada de nada. Sólo a su lengua moverse como un gusano dentro de mi boca. Sí, sabía cómo besar, pero simplemente no sentía absolutamente... nada. 

 Eso fue hasta que noté unos suaves labios besando mi cuello, y mis piernas temblaron inconscientemente. 

 Esto en serio se estaba saliendo de control. 

  Las manos de Sebastian retenían mi rostro mientras me besaba, y las de Mike apretaban mi cintura. Me percaté que éste último comenzaba a trazar un camino de besos desde mi cuello hasta mi oreja, lentamente. 

- ¿Ahora cómo se siente esto? - Me susurró, mordiéndome el lóbulo con suavidad.

Dejé escapar un gemido entre los labios de Sebastian

Me sentía drogada... más drogada de lo que presuntamente estaba. 

- Mi turno - Mike empujó a Sebas para darse paso. 

  Pero en vez de comenzar a besarme de una , como todos ya lo habían hecho, se detuvo a mirarme, seductor, a centímetros de mi cara. Se acercó a mí y me empezó a besar las comisuras de mis labios. Luego, pequeños besos con mordidas incluidas, haciéndome cerrar los ojos inconscientemente para disfrutar mejor. Y cuando pensé que no podía tornarse peor, su lengua se abrió pasó gentilmente, lo que por alguna razón, me volvió loca. 

 Creo que una diminuta parte de mi cerebro sabía que esto mañana iba a ser un gran problema, todos estábamos ebrios, quizá drogados, alterados y haciendo una casi orgía en este maldito lugar, pero no podía negar que la sensación de ser besada por Agustín... y por Michael, era algo que no podía explicar. 

  Bueno sí, sí podía explicarlo, sentía tanto calor que quería quitarme la ropa. 

- Mike... - Jadeé entre sus labios. Su aliento a alcohol y menta me inundaban por completo. 

  Michael Ronda, es un maldito experto en besar a una chica y llevarla al cielo.

 - Te dije que sería épico... - Susurró, separándose un poco de mí, con los ojos cerrados, acarició mi nariz con la suya, haciéndome estremecer. 

  Después, simplemente apretó sus labios con los míos una vez más y abrió los ojos, apartándose de mí. 

 Volví a escuchar la música a todo volumen, a las personas gritando, riéndose y bailando. Segundos atrás, todo parecía haber estado en pausa.

 - ¡Creo que me he puesto cachondo! - Comentó un chico que no lo había visto antes aquí, ¿o sí? ¿Ya estaba ebria cuando llegó? No recuerdo una mierda, o quizá fue el beso que me hizo olvidarlo. 

 Me di la vuelta al recordar a Agustín, pero mi sorpresa fue...que él ya no estaba ahí. 

Se había ido. 

  Y luego de eso, no recuerdo haberlo ido a buscar tampoco, ni recuerdo haber recordado que tenía un hermano que estaba en la fiesta. Me divertí y como nunca, tanto que ni siquiera recuerdo cuando terminó la fiesta, no supe a qué hora nos fuimos... ni en donde dormimos. 

Definitivamente, esa fue una fiesta Rompe - Culo.

She Is One Of The Boys (ADAPTACIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora