#15 Noche De NFL

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Pero luego se detuvo.

Su rostro se encontraba a un suspiro del mío, como si estuviese meditándolo mejor, como si lo estuviese pensando dos veces.

Y mi respiración se había agitado. Mucho.

Demasiado.

- Detenme si no quieres que te bese ahora. - Susurró, haciéndome volver por alguna razón al día de la fiesta, su intensa mirada me transmitía algo que me hacía sentir un extraño cosquilleo en mi estómago.

Mis ojos bajaron a sus finos labios lentamente, y se quedaron ahí, unos largos segundos, para luego subir hasta sus ojos cafés de nuevo, tal y como lo había hecho él anteriormente.

Y eso al parecer fue suficiente respuesta.

Abrí mucho los ojos, dándome cuenta que los labios de Agus ahora se encontraban apretando los míos, y que sus manos tenían mi rostro encarcelado.

Mi corazón parecía querer salirse de mi pecho y eso no era buena señal. Además, estaba debatiendo la razón del revoltijo que tenía en el estómago. ¿Eran náuseas o en verdad esto me estaba gustando?

Definitivamente creo que me estaba gustando, casi tanto como el de aquella noche, no, me estaba gustando mucho más que ese. No estábamos ebrios, ni acompañados, ni obligados a hacerlo. Esto no era un jodido juego, estaba pasando de verdad.

El beso se estaba tornando muy ardiente, bueno, yo me estaba tornando muy ardiente, literalmente, sentía mis mejillas ardiendo.

Agustín dejó descansar mis labios por un momento y lentamente trazó un camino de besos desde mi mejilla hasta mi cuello. Lo besó un par de veces, haciéndome estremecer... para luego separarse de mí, aunque sólo un poco.

Su rostro estaba enrojecido y sus ojos me miraban con un increíble tono más brillante de lo habitual.

Sé que había dicho esto antes, pero mierda, tengo que decirlo de nuevo:

Oh mi Dios.

- Así que... deberíamos llegar antes de que comience el partido. - Mascullé, tratando de recuperar el aliento.

- Sólo... un momento... por favor. - Me pidió, dándose la vuelta hacia la carretera.

Tomó una profunda respiración, con los ojos cerrados.

¿Acaso...? Miré hacia abajo por un momento y entendí la razón por la que estaba actuando así tan de repente.

Él sólo estaba tratando de calmarse. Su pequeño amigo se había emocionado un poco, al parecer no estaba acostumbrado a dejarlo hasta solo besos.

Aunque también admito que nunca pensé que sería capaz de poner así a un chico.

Y mucho menos a Agustín Bernasconi.

- Lo siento. - Se disculpó, abriendo los ojos de repente. - Bo quiero que pienses mal.

Controla Valentina, debes controlar los malditos sonrojos repentinos.

- ¿Podemos...irnos ya? - Comenté sin mirarlo a la cara, no quería que se diera cuenta la vergüenza tremenda que sentía en estos momentos.

- No - Me espetó, haciéndome dar la vuelta un poco sorprendida.

Se acercó a mí rápidamente y me depositó un pequeño beso en los labios.

- Ahora sí podemos irnos. - Me sonrió encantadoramente y encendió el auto, para ponerlo en marcha.

- Tonto. - Puse los ojos en blanco, disimulando una estúpida sonrisa.

Bien, la cosa se estaba poniendo seria aquí.

- ¡Oh, al fin! - Mike abrió la puerta para nosotros, sonriente. - El partido comienza en 20 minutos, ¿Dónde mierda han estado?

- Estaba terminando mi tarea con Ruggero. - Le dije, abriéndome paso hacia la cocina, antes de que se diera cuenta de que estaba mintiendo.

- Sí, yo la esperé para traerla conmigo. - Escuché que Agustín  le dijo a mis espaldas.

Mis mejillas se llenaron de color.

Joder, tenía que parar de hacer eso.

- Bien, trajiste las cervezas, ¿cierto? - Le preguntó Lío a Agus en cuanto entró a la cocina.

- Mierda, lo olvidé. - Expresó él, pasándose una mano por su cabello.

- ¡Hombre! ¿Cómo olvidas algo así? - Le reprochó mi hermano histérico. - La noche de NFL no es noche de NFL sin una buena ronda de cerveza.

Puse los ojos en blanco.

- ¿En serio es tan importante? - Cuestioné con ironía. - No hay tiempo para eso, el partido comenzará pronto.

- No importa, iré - Agustín resopló fastidiado. - Te traeré tus malditas cervezas, ¿Bien?

Michael y Lío rieron entre dientes.

- Voy contigo - Expresó entonces Lío, tomando su chaqueta. - Así compro unos bocadillos, para variar.

¿Qué? No, no, no... De ninguna manera me quedaría sola con Michael , no después de lo que me dijo sobre el baile.

- ¿Por qué no dejas que Agus los compre por ti? - Me apresuré a decir.

YHermanis, sabes que me gusta elegir bien lo que como. - Comentó él, acercándose a la puerta. - Además, tengo que asegurarme de que no lo envenene mientras no veo.

- Si quisiera matarte, lo haría lentamente. - Bromeó Agustín  divertido. - Mueve el culo, estamos perdiendo tiempo.

- Yo también te quiero, hermano. - Se rió Lío.

Un dramático NO casi como el de Luke en Star Wars, resonó en mi cabeza en cuanto vi a los chicos salir hacia el recibidor.

Y de repente, éramos Michael y yo en la sala.

Sólo... mátenme ahora.

She Is One Of The Boys (ADAPTACIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora