¡¡Adiós!!

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Varios días pasan y ellos cada vez eran mas cercanos, hacían que su vida volviera a ser feliz, que incluso olvidaban las enfermedades que cada uno tenia.

Hoy nos aburrimos de practicar y decidimos salir al patio, yo vigilo antes de salir para que no nos encuentren y cuando no hay moros en la costa le hago una seña con la mano para que se acerque. Y entonces recuerdo:

 ~ella es ciega, no puede verte la mano~(en que estaba pensando) 

 Asi que tomo su mano para guiarla a la banca en la que posteriormente nos sentamos. 

- quiero saber como es tu rostro - dice ella dulcemente. 

 - ¿como? 

 - ¿puedo tocarlo? Así sabré como es.

 - claro, hazlo - ella alza sus manos y yo espero ansioso a que estas entren en contacto con la piel de mi rostro, cuando lo hacen la veo sonreír, y no puedo evitar hacerlo junto a ella.

- te veo - dice ella aún sonriente.  ~me encanta ver esa sonrisa~ 

 Tomo una de sus manos y la pongo donde se supone está mi corazón.

 Tomo una de sus manos y la pongo donde se supone está mi corazón

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 - ¿puedes sentir eso? - le pregunto expectante. 

- si, es tu corazón pero, es diferente. 

- si, lo es, tengo una enfermedad cardiaca terminal - ¿que importa si se lo digo a ella?, esta en una situación similar, dudo mucho que vaya a tenerme lástima. 

 - oh, no. 

 De repente mi corazón comienza a doler de nuevo, es normal que lo haga, pero es fastidioso y normalmente pasa cuando estoy con ella ultimamente. Saco mis pastillas y me tomo unas para mi dolor.

- uso pastillas para aliviar el dolor.

- ¿significa que vas a morir? 

 - si, pero lo acepto, aun me quedan unos meses de vida según mi medico.

 - no puedes dejar de venir, quiero estar contigo todo lo posible. 

- y yo contigo - confesamos sinceramente. 

Uno de mis guardias aparece y llama al otro para que venga a buscarme, me agarran bruscamente de los brazos y mis pastillas se caen, lucho por al menos despedirme de Amelia y tener mis pastillas devuelta, sé que si el Sr. Jonathan  lo sabe no volveré nunca. 

- ¡esperen! ¡Déjenme despedirme! ¡necesito mis pastillas! - al decir eso, veo como Amelia  se tira al suelo para buscarlas, cuando las encuentra ya están por sacarme del patio y llevarme a casa. 

 - ¡¡AdiósAmelia , eres mi mejor amiga, gracias por todo!! - grito lo mas fuerte que puedo y estoy seguro de que me entiende al escuchar su respuesta: 

 - tu tambiénEnrique , nunca te olvidaré. 

 - yo tampoco - grito de nuevo ya prácticamente afuera, entro en el auto a la fuerza y me llevan a casa, le cuentan lo ocurrido a mama lo cual solo sirve en su contra porque deberían tratarme con cuidado y me encierro en mi habitación, las semanas pasan y no puedo salir ni hacer nada, el piano ya no me apasiona y me siento peor cada día.

mas débil, mas inútil, y sin mis pastillas tengo que aguantar el dolor.  Tengo en paro cardiaco y me llevan a emergencias, logran salvarme pero no me siento mejor.


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Melodía de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora