Mi final

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Ha pasado una semana y mi condición ha empeorado, me siento triste y desolado ya nada me importa si ella no está a mi lado. 

Hoy decidí escaparme para ir a verla, logré burlar a los guardias de la casa y salí hacia la residencia del profesor Jonathan. 

Cuando entre al salón vi el frasco de dulces vacío y sentí una terrible decepción al no encontrarla allí, respiré con dificultad y camine hacia el piano. Tome asiento y cerré mis ojos dejando que mis dedos trabajaran por si solos, me sabia esa canción al pie de la letra; era la canción que siempre tocábamos juntos. 

El dolor aumentó con cada tecla que presionaba y las ganas de llorar no demoraron en aparecer, seguí tocando mientras me forzaba a sonreír a donde quiera que Amelia  este, se que esta escuchándome y lo único que deseo es que me vea feliz... sentí como me quedaba sin energías y ya no podía mover mis manos con agilidad, estaba perdiendo las fuerzas y ganas de vivir...susurré aquellas palabras en un hilo de voz esperando que llegarán a la chica de mis sueños, a la única que pudo ganarse mi corazón, la que con su simplicidad me conquistó y que en estos momentos ocupa todo el espacio en mi interior...a ella a quien amo con locura y a quien no pude expresarle correctamente mis sentimientos más profundos...a ella le dedico 

está canción y a ella le entregó todo mi amor... apenas llegué al coro mi vista se volvió borrosa y caí frente a las teclas del piano causando un gran estruendo a mi alrededor. 

Todo era obscuro y no podía abrir mis ojos, luego de un tiempo desperté, vi como el mayordomo  me cargaba con dificultad llevándome hacia la puerta donde  me metio al auto y desaparecio de aquel lugar.

Todo era obscuro y no podía abrir mis ojos, luego de un tiempo desperté, vi como el mayordomo  me cargaba con dificultad llevándome hacia la puerta donde  me metio al auto y desaparecio de aquel lugar

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Volví mi mirada atrás y vi al profesor Jonathan  entrar acongojado hacia el salón, lo seguí y vi que continuaba aquella melodía que hace rato yo tocaba. Entonces la escuché, era

Amelia , estaba llorando...la busque desesperado y la hallé en un cuarto de la casa. Estaba llorando con una sonrisa en su rostro.

Sonreí ante la idea y me acerqué a ella, entonces como si un balde de agua fría cayera sobre mí, me di cuenta que no podía tocarla ni hablarle. 

Porque yo al parecer acababa de morir; mis lágrimas se desbordaron sin control como una tubería rota que no tiene reparación ¿Porqué la vida era injusta? ¿Por qué me hacia esto a mí? ¿Sabe Amelia  cuanto la amó?

Al menos espero que aquella melodía dure en su corazón y los recuerdos de este puro y sincero amor sean parte de sus días como siempre serán de los míos. 

 Mi Amelia  -dije mientras me acercaba a ella y besaba su frente. 

Ella cerró sus ojos y siguió llorando mientras sonreía feliz, allí comprendí que ella no sabia lo que me había sucedido y aunque me dolía, prefería que fuera asi.

Esa mentira que le harían creer seria mil veces mejor que la verdad. 

 Mi Amelia , mi hermosa pequeña -susurré cerca de sus labios- Jamás me olvides y siempre recuerda que te amo, aunque no pude decirlo ten presente que te ame demasiado y que si la vida me diera otra oportunidad te buscaría y volvería a estar a tu lado porque eres la chica imperfectamente perfecta para este ser tan lastimado...

Melodía de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora