Amelia es una joven hermosa que nació ciega
Enrique el estudia clases de piano, solo que había un problema tiene una enfermedad del corazón que no lo dejará vivir mucho tiempo.
Ellos quedan perdidamente enamorados
pero nada dura para siempre .
Ha pasado una semana y mi condición ha empeorado, me siento triste y desolado ya nada me importa si ella no está a mi lado.
Hoy decidí escaparme para ir a verla, logré burlar a los guardias de la casa y salí hacia la residencia del profesor Jonathan.
Cuando entre al salón vi el frasco de dulces vacío y sentí una terrible decepción al no encontrarla allí, respiré con dificultad y camine hacia el piano. Tome asiento y cerré mis ojos dejando que mis dedos trabajaran por si solos, me sabia esa canción al pie de la letra; era la canción que siempre tocábamos juntos.
El dolor aumentó con cada tecla que presionaba y las ganas de llorar no demoraron en aparecer, seguí tocando mientras me forzaba a sonreír a donde quiera que Amelia este, se que esta escuchándome y lo único que deseo es que me vea feliz... sentí como me quedaba sin energías y ya no podía mover mis manos con agilidad, estaba perdiendo las fuerzas y ganas de vivir...susurré aquellas palabras en un hilo de voz esperando que llegarán a la chica de mis sueños, a la única que pudo ganarse mi corazón, la que con su simplicidad me conquistó y que en estos momentos ocupa todo el espacio en mi interior...a ella a quien amo con locura y a quien no pude expresarle correctamente mis sentimientos más profundos...a ella le dedico
está canción y a ella le entregó todo mi amor... apenas llegué al coro mi vista se volvió borrosa y caí frente a las teclas del piano causando un gran estruendo a mi alrededor.
Todo era obscuro y no podía abrir mis ojos, luego de un tiempo desperté, vi como el mayordomo me cargaba con dificultad llevándome hacia la puerta donde me metio al auto y desaparecio de aquel lugar.
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Volví mi mirada atrás y vi al profesor Jonathan entrar acongojado hacia el salón, lo seguí y vi que continuaba aquella melodía que hace rato yo tocaba. Entonces la escuché, era
Amelia , estaba llorando...la busque desesperado y la hallé en un cuarto de la casa. Estaba llorando con una sonrisa en su rostro.
Sonreí ante la idea y me acerqué a ella, entonces como si un balde de agua fría cayera sobre mí, me di cuenta que no podía tocarla ni hablarle.
Porque yo al parecer acababa de morir; mis lágrimas se desbordaron sin control como una tubería rota que no tiene reparación ¿Porqué la vida era injusta? ¿Por qué me hacia esto a mí? ¿Sabe Amelia cuanto la amó?
Al menos espero que aquella melodía dure en su corazón y los recuerdos de este puro y sincero amor sean parte de sus días como siempre serán de los míos.
Mi Amelia -dije mientras me acercaba a ella y besaba su frente.
Ella cerró sus ojos y siguió llorando mientras sonreía feliz, allí comprendí que ella no sabia lo que me había sucedido y aunque me dolía, prefería que fuera asi.
Esa mentira que le harían creer seria mil veces mejor que la verdad.
Mi Amelia , mi hermosa pequeña -susurré cerca de sus labios- Jamás me olvides y siempre recuerda que te amo, aunque no pude decirlo ten presente que te ame demasiado y que si la vida me diera otra oportunidad te buscaría y volvería a estar a tu lado porque eres la chica imperfectamente perfecta para este ser tan lastimado...