¡Harry! pequeño bastardo, ¡done estas! - el impacto de la silla al ser tirada al suelo asusta al pequeño, quien se pega más a la pared queriendo encogerce aún más, puede escuchar las pisadas de su padre al recorrer la estancia del pequeño departamento, tiene un miedo feroz, no quiere que su papi vuelva a tocarlo está noche.
Reza para que sólo quiera golpearlo está noche, y es que, a su corta edad de 8 años, sabe lo crueldad con la que su padre lo puede tratar.
Está tan sumido en su propio miedo que no se da cuenta que la cobija mugrienta a sido movida dando paso al rostro de su papa.
-Aquí estas pequeña mierda - un sollozo sale de la garganta del pequeño Harry cuando su padre lo saca de debajo de la cama y lo empuja bruscamente en la incómoda y tiesa cama, cierra los ojos lo más fuerte que puede e intenta reprimir sus sollozos, a su papa no le gustaba que llorace, piensa que quizás, sólo quizás, si se mantiene quieto y callado, se olvide que está ahí y se quede dormido.
Deja de rezar cuando escucha el cierre de un pantalón, deja de contener el aire cuando una mano le da la vuelta bruscamente, deja de sollozar cuando le bajan los gastados pantalones, y deja de creer cuando se introducen en el de golpe.
En su mente sólo puede escuchar la voz de su mamá decirle cuanto lo ama y cuanto siente dejarlo ahí, y es la primera vez que de verdad siente que la odia.