13.

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Ese día desperté después que tú.

Pero tú aún seguías en mis brazos, observándome.

Sonreíste avergonzado, pues te había descubierto.

-Buenos días -murmuré sonriente.

-Hola -dijiste a cambio.

El día todavía no comenzaba y yo ya estaba siendo preso de un ataque cardiaco por tu ternura, mi amor.

Te tomé de la cintura y deposité un pequeño beso en tus labios.

-Te amo.

-Yoongi... -murmuraste avergonzado.

Demonios, no podías ser más lindo.

La puerta se abrió.

-Yoongi, necesito... -la oración murió.

Oh Dios... oh...

Los ojos del jefe comenzaron a viajar por toda la habitación hasta terminar en la cama. En nosotros. En ti, Jimin.

Mi pequeña burbuja de felicidad. ¿Cómo podía explotar y desvanecerse tan rápido?

El jefe no era tonto, solamente era un animal. Él simplemente se acercó hacia dónde estábamos semi-cubiertos por una sábana y en un segundo te tomó de los cabellos, casi arrastrándote por el piso.

-Las flores no eran para ti, por supuesto -musitó con una risa carente de humor y negó con la cabeza.

Me levanté en seguida dispuesto a ir detrás de ustedes.

- ¡No! ¡Déjalo! ¡Por favor! -supliqué.

-Será peor si vienes con nosotros, Yoongi -me advirtió.

Cerró la puerta y la aseguró por fuera antes de poder llegar hasta ustedes.

Lloré desesperadamente sin saber qué hacer durante seis horas; golpeando la puerta sin parar, implorando por ayuda. ¿De verdad no había alguien que pudiera ayudarnos?

¿Todo podía terminar tan rápido?

¿No existía la piedad?

¿Todo podía ser tan gris?

Me estaba muriendo.

Cuando se escucharon pasos en el pasillo, sin perder tiempo me acerqué a la mirilla de la puerta. El alivio que sentí al verte, sólo fue durante un momento; después vi la condición en la que te encontrabas. ¿Qué te hicieron, mi ángel? ¿De verdad eso fue mi culpa? ¿Tan malo podía ser quererte?

El aire se salió de mis pulmones y me estaba comenzando a quemar por dentro.

Una mano que sostenía un arma se pudo visualizar y nunca olvidaré esa mirada de terror puro en tu rostro.

Después, vino el sonido que terminó de romper mi alma. Pues fue el sonido que terminó con tu vida.

La sangre comenzó a escurrir por debajo de la puerta y grité rompiéndome la voz; desgarrando mi garganta.

Desesperado comencé a mover todo, con lágrimas empañando mi visión. Mi corazón se estaba desangrando también. Los muebles comenzaron a bloquear la puerta, los perfumes se estrellaron en el piso y se derramaron en las sábanas, ellos serían mis aliados.

Miré el panorama una última vez y luego saqué la caja de cerillas.

El fuego por fin me hizo ver la luz, me llevó hacia el final del martirio. El fuego sería mi color favorito, pues él me estaba llevando hacia ti.

AMOR DE CABARET |Yoonmin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora