<< "... Perdóname, tan solo miente una vez más por mi...">>
Las palabras iban y venían de forma desordenada, poco después de que el rayo impactara sobre el cuerpo del dios de la demencia, mismo que perdió la conciencia poco después de recibir el impacto. Los recuerdos que no le pertenecían viajaban a través de su alma, mezclándose con los propios, generando un caos general que lo derribó completamente, incapacitándole para distinguir entre la vida de Marshall y la propia.
De forma intermitente, la conciencia se esforzaba en ayudarle a despertar. A veces escuchaba el sonido de un motor en marcha, en otras ocasiones, la charla de personas en un idioma extraño que entendía muy bien, incluso si no recordaba que era lo que estaba escuchando. Por ratos parecía que la luz se colaba a sus pupilas, probablemente en el momento que sus ojos se abrían ligeramente, pero luego la penumbra volvía. ¿Qué era ese escozor molesto en el pecho y una parte de la cabeza? ¿Acaso era una quemadura? No estaba seguro. Y realmente no le importaba, puesto que estaba acostumbrado al dolor y a la desesperación, aunque ambos elementos en ese instante parecían tan ausentes como su conciencia.
Para el mundo humano, pasaron apenas tres días antes de que el albino pudiera despertar. Había sido rescatado por militares afganistanos, pero en una nueva confrontación fue "secuestrado" por la milicia americana, siendo trasladado a Washington, donde fue recluido en un hospital secreto militar. Sin embargo, los doctores a su cargo estaban maravillados. Cualquier persona en las condiciones en las que fue encontrado no sobreviviría, pero para el joven de piel morena ese destino no estaba escrito. Su cuerpo se regeneró a gran velocidad sin ayuda de ningún medicamento, ya que la piel era tan gruesa y firme que fue imposible canalizarle una vía intravenosa. A pesar de que se tomaron muestras de piel, esperando que quedara alguna marca, la piel crecía en cuestión de minutos, sellando por completo la zona afectada. Así mismo, las quemaduras provocadas por el rayo sanaron tanto interna como externamente, por lo que fue sometido a exámenes muy minuciosos, solo para comprobar que estaban ante un milagro.
Crazy boy resultaba ser el superman de la era moderna, un hombre imposible, un mounstro tal como se decía, desde hacía tantos años. El general a cargo de su expediente solo deseaba meterle una bala en la cabeza. Estaba seguro de que el hombre sin patria era un demonio, y que conservarlo solo atentaba contra su nación. Pero la orden de su presidente era clara: mantenerlo con vida y obtener toda la información posible, para luego enrolarlo en algún rango superior donde no tuviera que pisar el campo de batalla y de esa manera asegurar su supervivencia y permanencia con EUA.
<< "...Mi vida siempre te perteneció, Marshall... nunca olvides cuanto te amo...">>
Los ojos del dios se abrieron súbitamente, tiñendo las pupilas originales del cuerpo que ocupaba. Sus orbes negras tardaron un poco en acostumbrarse a la claridad de la habitación de hospital, siendo necesario el parpadear una y otra vez antes de ser capaz de enfocar algún punto en techo o distinguir las lámparas sobre su cabeza. Un silbido agudo y molesto resonaba en sus oídos, por lo que se levantó hasta quedar sentado, descubriendo la bata que apenas le cubría y una serie de dispositivos adheridos a sus brazos, mismos que arrancó con un estirón, provocando que los aparatos a su alrededor marcaran la alarma. Al mirarse las manos, por un instante se vio lleno de sangre. A su alrededor el campo donde se encontró con su doppelgänger parecía más real que nunca, y el cuerpo de William yacía bajo sus pies, manchando el torrente de agua de lluvia que corría con su sangre. Pero nuevamente parpadeó y estaba de vuelta en el cuarto blanco, entendiendo que su mente estaba en confusión debido a los sucesos vividos.
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DOPPELGÄNGER (Locura x Sabiduría +AU humano)
Fanfiction¿Alguna vez pensaste en la existencia de tu gemelo malvado?